Champaña

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— Sé que no tengo todo mi poder anterior, pero todo el que reuní — hizo una bola de energía — de seguro te dolerá algo — miró para todos lados, pero no logró verla — Sal, no seas cobarde, te gusto hacerme esta broma, entonces atente a las consecuencias — siguió llamándola, ella casi ni respiraba para que no la encontrará.

Diario

Hace dos días atrás quede enterrado en la nieve, Izbet me jugó esa broma, sabía que pasaría y no me dijo, luego se escondió, pero pasó mucho frío por eso, la estuve buscando hasta después que oscureció. Cuando llegó a la cabaña, casi a medianoche, estaba con una fuerte tos, al otro día amaneció con mucha fiebre, tiritaba y hablaba incoherencias, llame a Gohan, me dijo que la llevará al médico, estaba preocupado que fuera algo así como neumonía, al parecer es peligroso. La abrigue y cuando ya salía para el hospital, despertó y no hubo forma de convencerla de dejar la cabaña.

Como odio no tener mi poder, con su fuerza se soltó de mí y como pudo trato de volver a su cuarto, al final quedamos que guardaría cama todo el día, durante la noche también la cuide, Gohan me sugirió que le diera a tomar algo llamado limonada, preparé y la guarde en un termo, cada vez que la tos la despertaba, le daba un poco para aliviarle la garganta, y la arropaba. Transpiró mucho, al otro día la ayudé a ir al baño, tomó una ducha, salió envuelta en una gruesa bata y el pelo cubierto con una toalla, se notaba que se sentía mejor, ya casi no tosía, pero por seguridad decidí que no saliéramos a entrenar. Ella tiene películas muy interesantes, vimos una con un ser que era de otro planeta, en una escena un grupo de niños volaba con sus bicicletas, que imaginación tienen los humanos, pero la que más me gusto fue una con robots, rebeldes, y una estrella de la muerte.

Cuando volvieron a su rutina ya era víspera de Año Nuevo, conversaban sobre eso en la mañana.

— Luego del abrazo de las 12, con papá cenábamos, y escuchábamos música esperando el amanecer ¿Quieres acompañarme?

— Bueno, pero así mañana no podremos entrenar.

— Un día que no lo hagas no te hará daño ¿Te gustaría ver los fuegos artificiales que lanzan en el pueblo? Desde acá se ven lindos, según me decía papá.

— Esta bien, pero pasado mañana me pondré de nuevo a practicar, quiero volver a tener mi nivel lo antes posible.

— Entendido, testarudo — contestó riendo.

En ese momento él decidió preguntarle porque siempre usaba colores oscuros.

— Te puedo hacer una pregunta algo personal sobre tu ropa.

— Mientras no sea que tipo de lencería llevo puesta, por supuesto — le sonrió maliciosa — aunque si me ruegas un poco tal vez te lo diga.

En ese momento él se acordó de cuando ella estaba probándose el sostén, y se la imagino con el sensual conjunto que compró, sus mejillas se sonrojaron y sintió un extraño calor en el cuerpo.

— Por supuesto que no — dijo atropellándose al hablar, ya más tranquilo prosiguió — quería preguntarte porque te gusta vestir de oscuro, lo más claro que te he visto es plomo.

— Jajaja porque tan curioso — se puso seria para responderle — dime como se ven las mujeres que conoces con su ropa de colores ¿Bien?

— Eso creo, aunque algunos que se pone Bulma son tan fuertes, que me duelen los ojos de puro verla.

— Que exagerado, pero el punto es que yo sin ver no puedo mezclar los colores de mi ropa para que se vean bien, en armonía, por eso uso principalmente negro, azul oscuro, y plomo, además si es muy claro y me ensucio no me doy cuenta, y pasar todo el día con los puños manchados no es la idea ¿Entiendes?

— Algo ¿Y por qué no usas falda? — preguntó, aunque no sabía de donde le salió esa duda.

— Vaya me saliste Piccolo el curioso jijijiji te contare algo y lo entenderás, una vez en una cena de gala fui al baño, por suerte estaba con mi asistente, cuando salimos ambas del lugar mi falda se pilló en la cintura y estaba subida, por suerte Jenny lo vio, se puso atrás de mí como si me dijera algo muy secreto, pero en realidad me acomodó la ropa. No quisiera pasar una vergüenza así, por eso uso poco faldas, aunque no veo igual soy recatada en ese sentido... aunque no lo creas — rió de forma muy especial pensó él, en su mente ahora la vio recostada de lado en una cama con liguero, medias negras, chaqueta de cuero que dejaba ver su brasier y una minifalda a juego.

"¿Qué me pasa? Por qué no puedo dejar de imaginarla así, deberé pensar en otra cosa, no me voy a poner como el Maestro Roshi".

Esa noche a las 12 en punto, ella le dio el abrazo de Año Nuevo a Piccolo, luego sirvió un poco de champaña para el brindis, al principio a él le parecía amarga, y le molestaban las burbujas, como Izbet tomó sin problemas la suya lentamente, riénd...

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Esa noche a las 12 en punto, ella le dio el abrazo de Año Nuevo a Piccolo, luego sirvió un poco de champaña para el brindis, al principio a él le parecía amarga, y le molestaban las burbujas, como Izbet tomó sin problemas la suya lentamente, riéndose de él, molesto se bebió la copa de un trago, inmediatamente se sintió mareado, sin querer casi dio vuelta una silla.

— Mejor anda a dormir — sugirió preocupada al darse cuenta de lo que pasaba.

— Es temprano, quiero esperar el amanecer — dijo con una alegría extraña en él.

— No debí darte champaña — la mujer se sujetó la cabeza con las manos, arrepentida.

— No sé porque dices eso, es muy rica cuando se le toma el gusto hip...

A los minutos salieron a ver los fuegos artificiales, a él le gustaron y trataba de describírselos, como no pudo hacerlo con palabras, le tomó la mano y puso sus dedos todos juntos en la palma de la mujer, cuando el fuego estallaba él presionaba, y separaba los dedos, para hacerle entender cómo eran.

— Gracias, ahora por fin entiendo bien como se ven — sonrió contenta, tomada de su brazo.

A la 1 de la mañana, en la cabaña y con varias copas más en el cuerpo del hombre.

— Tranquilo.

— Yo puedo contra todos, que revivan a Freezer, y a todos los villanos que quieran, los mandaré de nuevo al infierno — gritaba envalentonado.

— Lo sé hombre, lo sé, eres el más fuerte de todos — trato de calmarlo.

A las 2 de la mañana, y todavía más copas en el cuerpo.

— ¿Por qué me pasó esto? Seguro es mi castigo por haber querido matar a Son, pero ahora soy bueno, quiero volver a ser un namek, en este momento — se puso a llorar.

— Ya grandote, falta poco, cálmate.

A las 4 de mañana, y luego de tomarse media champaña más, por fin se quedó dormido en el sillón.

— Debes ir a tu pieza, acá pasarás mucho frío, ayúdame... porque pesas tanto ni que tuvieras los huesos con adamantium... debo dejar de escuchar tanta televisión.

Al final lo puso sobre su espalda y lo llevó a su habitación, las piernas del hombre arrastraban.

— Si me vieran pensarían que llevó un cadáver — rió la mujer al sentir el ruido de los pies en el piso.

Cuando trato de dejarlo caer suave en la cama, inconscientemente él la tomó del hombro, y la hizo cae debajo de su cuerpo.

Ángel Ciego 2.  Diario de Vida de PiccoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora