Ayer el sistema de guía del auto de Izbet se echó a perder, tiene un computador donde se ingresa la dirección y el vehículo la lleva donde quiere ir, me dice que mientras se arregla no quiere ir volando a su trabajo, prefiere hacer las cosas como los humanos normales, pero que yo sepa no todos los humanos tienen un auto que se conduce sólo. Deberá esperar una semana para que se lo reparen. Escuche como le decía a su asistente que odiaba tomar taxi para desplazarse, pero no tenía otra salida. Jenny, como se llama la mujer, se ofreció a llevarla, pero Izbet no quiso porque vive muy lejos y debería levantarse muy temprano para llegar a buscarla y que estuvieran a la hora de entrada, a pesar de ser la dueña le gusta cumplir con el horario, por como hablaba se nota que detesta usar taxis así que he decidido ser su chófer.
— No es necesario que contrates un automóvil, yo puedo llevarte hasta que arreglen el tuyo — le dijo orgulloso Piccolo una tarde.
— ¿Sabes conducir? — preguntó extrañada.
— Hace años, Milk... con Goku aprendimos a conducir, solo debo practicar un poco, pero esa vez lo hice bien.
De todas maneras, Izbet prefirió asegurarse y aprovechando que era domingo salieron a practicar esa tarde.
— He sentido pasar muchos autos, creo que vas muy rápido — trataba de mantener la calma la mujer, pero iba literalmente afirmada con uñas y dientes.
— Para nada, los otros son quienes van lento — dijo de lo más tranquilo el hombre.
— ¿Qué pasó? — pregunto nerviosa al rato.
— Nada importante.
— No mientas, sentí perfectamente como alguien grito.
— Es que como estaba el semáforo en amarillo pase antes que cambiara, y por eso casi pase a llevar a alguien, pero fue su culpa, esa luz es para apurarse ¿O no? Me hiciste entrar en la duda.
— ¿De verdad sabes conducir? — empezó a dudar de lo que le dijo.
— Sí sé, aunque debo confesar que olvide un poco lo que leí en un libro que me entregaron esa vez.
— ¿Te acuerdas como se llamaba el libro?
— Reglas de Tránsito.
— No puede ser — dijo la mujer tomándose la cabeza con las dos manos — volvamos a casa ahora, y despacio, eres un peligro al volante.
Esa noche repasaron las reglas del tránsito, y a la mañana siguiente, guiado por el GPS, Piccolo se convirtió en su chófer, afortunadamente ambos lograron sobrevivir la semana. Al final el guerrero se desempeñó tan bien con la práctica, que, aunque ya la mujer ciega tenía su auto arreglado, cuando iban al parque o al mall desconectaban el computador y él iba conduciendo.
Pasado un tiempo, ya se acercaba navidad, Gohan nuevamente fue a visitar a su maestro.
— Ya solo faltan 8 meses más y todo esto será un recuerdo, aunque últimamente no lo he pasado tan mal como pensé — le confesó el namek a su discípulo.
El medio sayayin vio el diario y lo tomó.
— ¿Ya ha escrito algo? — le preguntó.
— Alguna que otra cosa.
— ¿Me permite leerlas?
— Preferiría que por ahora no — tal vez cuando vuelva a ser yo las compartiré pensó.
— ¿Nos acompañará a las fiestas de fin de año? — se lo devolvió — puedo presentarlo como un amigo de la Universidad.
— No — respondió luego de pensarlo un rato — prefiero seguir aquí, estoy más tranquilo.
— Bueno, nos estamos comunicando por Whatsapp.
Esa noche justamente Izbet le tocó el misma tema a Piccolo, le contó que ella siempre pasaba las fiestas de fin de año en las montañas, él entendió que quería ir sola y dejarlo a cuidar la casa, le molestó un poco separarse de la mujer, pero si era su deseo lo aceptaba.
— Entiendo, puedo quedarme solo acá, no te preocupes — dijo sin querer darle mayor importancia.
— ¿Qué? No es eso. Quiero que vengas conmigo, pasaremos las fiestas en mi ciudad natal ¿Verdad? Acá se pone muy bullicioso, allá estaremos más cómodos ¿Te parece?
— Está bien — respondió muy animado por la invitación.
— Estaremos por diez días, incluido navidad y año nuevo, prepara tus cosas para ese tiempo. Hay una persona que limpia y deja todo listo en mi refugio para estas fechas ¿Te acuerdas de la cabaña a la que fuimos hace tiempo donde comiste atún y avena? Es esa, la construyó papá para mamá.
Diario
Salimos temprano a las montañas, como era algo lejos preferimos poner el control automático del auto, pero igual como siempre que vamos en su auto, yo iba en el lado del chófer, e Izbet en el del copiloto, de nuevo me llama la atención los paisajes, desde el aire todo es tan distinto, al final no dormí nada mirando, pero ella sí, lo sé porque estaba con los ojos cerrados y respirando tan apacible, en ese momento comprendí que su nombre de luchadora le queda ni que pintado, de verdad parece un ángel, aunque tenga sus cuernos y cola escondidos por allí.
Casi al anochecer llegamos a la cabaña, es la misma a la que me trajo cuando me convertí en humano, ahora si no hay comida, solo los emparedados y agua mineral que trajimos, yo me acomode en la pieza de invitados y ella en la de sus padres, al otro día temprano me levante, desayunamos lo que quedó de la noche. Me dictó una cantidad increíble de cosas para comprar, sólo son diez días, pero me encargo como si fuéramos un regimiento, tal vez de nuevo está con sus indirectas que como mucho, no lo creo, a pesar de no ser namek, siento que mi cuerpo sigue en buena forma, también faltan otras cosas para la casa, así que esta "dictadora" quiere que vaya yo solo a comprar al pueblo, dice que debo "interactuar" más con los humanos. Que culpa tengo que no me guste "interactuar" con ellos. Pero no me queda otra que ir, dice que no puedo equivocarme en el lugar, eso espero, no quiero dar vueltas y vueltas por una ciudad llena de humanos, solo.
En el pueblo, por suerte fue como le dijo ella, la tienda era inconfundible, a la primera persona que le preguntó Piccolo, le dio las indicaciones.
— Buenas tardes, en que puedo ayudarle — le preguntó la dueña del lugar, una señora mayor, pasada de peso, siempre sonriente, que parecía estar a la espera de que alguien entrará para conversar.
— Buenas tardes, tengo está lista de compras — le pasó el papel.
— Déjelo en mis manos, señor... — quedó esperando que le diera su nombre.
— Junia.
— Usted no vive por aquí ¿Verdad? — lo miró discretamente mientras simulaba repasar el pedido.
— No, me quedo con una amiga en una cabaña que queda por el lado sur.
— ¿Vino con Izbet? — preguntó curiosa
— Exacto — ahora empezó a comprender eso de pueblo chico, infierno grande.
La mujer mayor empezó a moverse para todos lados buscando los productos, con una agilidad increíble para su edad y el volumen de su cuerpo.
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Ángel Ciego 2. Diario de Vida de Piccolo
FanfictionPor un error, Piccolo es convertido en humano por un año, durante ese tiempo vivirá varias aventuras, incluso conocerá el amor, llegando al punto de no desear volver a ser namek nunca más. Separador hecho por la Editorial SaiyanCorp, créditos al fan...