CAPITULO 11: DESPEDIDA

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Mi abuela era parte importante en mi vida y no quería decirle adiós. Mi mirada estaba perdida en algún sitio del otro lado de la ventanilla, y mis pensamientos eran una enredadera entre los besos de Camila, mi abuela y Ally.

Cuando yo tenía seis años, mis papás trabajaban todo el día, por lo que yo me quedaba en casa de mi abuela la mayor parte del tiempo. Ella era como mi mamá, cuidándome y revisando que hiciera la tarea; pero era mas como una amiga a la hora de jugar o contarle mis problemas. Cuando nos marchamos a Miami lloré mucho por dejarla; pero el trabajo de mi padre nos llevaba lejos y no había nada que yo a mi corta edad pudiera hacer.

Entre corriendo al hospital. Mi madre estaba sentada en la sala de espera.

-Lauren- me llamo cuando me vio pasar frente a ella.

-Como sigue?-

-Igual hija... tu papá esta desecho-

-Quiero verla-

-Te acompaño-

Cuando Entramos a la habitación el alma se me fue hasta los pies; el verla postrada en una cama de hospital me destrozo.

-Angelica... Lauren ya esta aquí-

Mi abuela abrió lentamente los ojos y sonrió al verme. Angelica Jauregui era muy parecida a mi, con los ojos del verde mas intenso que yo conocía. Su cuerpo estaba mas delgado de lo que yo recordaba; en sus manos se marcaban visiblemente los huesos y las arrugas llenaban su piel.

-Hola pequeña- dijo quitándose la mascarilla de oxigeno.

Mientras respiraba se escuchaba un silbido en su pecho.

-Hola abuelita- Apenas y podía contener las lagrimas.

-Que bonita te ves- dijo viendo el color de mi cabello

-Las dejo solas- dijo mi madre y salió de la habitación.

Me senté en un silla a un lado de la cama y tome su mano.

-Tienes que ser fuerte- le dije.

-Y lo soy... o lo dudas hija?-

-No claro que no abuelita-

-El que me tenga que ir no significa que sea débil... y si yo me voy tu tienes que mantenerte igual que siempre, fuerte-

-Abuelita no...-

-Lau, yo ya estoy vieja... es obvio que mi cuerpo ya no aguanta como antes... pero antes de irme quería verte y decirte que no importa lo que piensen de ti, tu siempre tienes que salir adelante. Eres una Jauregui, eres fuerte y puedes llegar a donde tu quieras. Te quiero mucho y estoy orgullosa de ti hija-

En ese momento me desmorone, llore como una niña pequeña y me aferre a su mano; me acarició el cabello con la otra como lo hacía cuando era pequeña.

-Shhh... tranquila... vas a estar bien... y yo siempre voy a estar contigo-

-Pero no me vas a poder abrazar-

-Claro que si... mientras duermas voy a venir a abrazarte y a velar tus sueños-

-Te quiero abuelita, siempre fuiste como mi mamá-

-y yo a ti te quiero como una hija, te quiero mas que a nada en el mundo. Solo quiero que seas feliz y vuelvas a tener esa sonrisa que ilumina el mundo... prométeme que serás feliz-

-Lo prometo abuelita-

Sonrió, me dedico esa ultima mirada y luego se quedo dormida.

Mi padre se encargo de todos los tramites y un par de horas después estábamos en su casa esperando la hora del entierro. La sala se lleno de gente que yo no reconocía y que hablaban en susurros. Me sentí aturdida, todos daban sus condolencias y repetían uno tras otro el típico "comparto su dolor" Mierda!... solo era mierda! No sabían lo que yo estaba sintiendo; la que perdió a su abuelita era yo!. Salí buscando un poco de soledad, me senté en el porche de la que una ves fue su casa y deje que mis lagrimas corrieran por mis mejillas. El sentimiento de tristeza era tan grande que no lo podía contener. Como se supone que aprendes a vivir sin alguien a quien amas? Como aceptas la idea de no volver a verla?. Me giré viendo ahora la casa verde cubierta de nieve donde pase la mayor parte de mi infancia. Aun podía ver a mi abuelita corriendo tras de mi en el jardín y jugar tiradas en el pasto en primavera.

La apuesta (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora