Por fin llego a casa de mi abuela, me bajo del taxi y empujo sin animo las maletas. Mis ojos están hinchados, ja! Y yo que creí que ya no podía llorar. La casa se ve sola, con todas las luces apagadas. Apenas y veo por donde camino, si no fuera por el faro de la calle seguramente ya estaría en el suelo. Hace frio, mucho. El aire me da en la cara. Camila ahora debe de estar celebrando su boda. Tengo que ir por una botella de vodka. Miro la oscuridad del porche y recuerdo el día en que Camila llego a mi lado cuando mi abuela murió.
"no quisiera estar en ningún otro lado"
Es malo recordar esa clase de cosas cuando mi corazón esta hecho pedazos. Llego hasta la entrada, meto la llave en la cerradura pero no puedo girarla. Una luz rojiza llama mi atención, se prende y se apaga. Me acerco y ahí esta de nuevo, iluminando por un momento su rostro.
-No esperaste a saber que decidí- me dice sonriendo.
Tira el cigarrillo en el suelo y lo apaga con la punta del pie.
-como...-
-Por eso existen los aviones- dice sonriendo.
No puedo creer que este aquí, no puedo creer que su decisión soy yo. Corre hacia mi y me besa como nunca me ah besado. La tomo del rostro y correspondo el palpitar de sus labios sobre los mios. Las maletas se caen al suelo, las llaves se resbalan entre mis dedos y caen en el espacio entre su cuerpo y el mío. No puedo dejar de sonreír, no puedo dejar de amarla. Me levanta del suelo en sus brazos y me da vueltas mientras reímos como un par de niñas.
-por cierto- dice deteniéndose –yo también te amo-
"El amor es una apuesta donde no importa si ganas o pierdes, lo que importa es que pongas todo sobre la mesa".
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NOTA: Muchas gracias por haber leído la historia, lamento que no tuviera un gran final. Pronto seguiré con otras pueden pasar a leer "Lo que me gusta de ti".
Se cuidan chau.
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La apuesta (Camren)
FanfictionPROLOGO El espacio a mi alrededor se redujo... me sentí pequeña e indefensa. Tenía tiempo que no me sentía así. Sobre la mesa dos reyes seguidos, un 3 de de tréboles y un 4 de corazones, mis cartas y las de ella seguían boca abajo. Mis manos se hume...