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—No estás bien, se puede notar en tu rostro.

—Te hice venir hasta aquí pensando en hacerle pagar por lo que me hizo pero, él...—. Otabek se perdió en el recuerdo del semblante de Yuri, de cómo había reaccionado cuando escuchó el apodo que le había puesto, en boca de otra persona —él me puede, él puede conmigo de una y mil formas, y si me dijera que olvide todo, lo haría por él porque aún le quiero maldita sea.

Alice acarició el rostro de su hermano, le dolía verle sufrir. Cuando Otabek llegó a casa, luego de dos años de entrenamiento y "felicidad" en otros países a lado de Yuri, con el rostro deshecho por las noches en vela, los ojos rojos por los días sufridos, el cuerpo débil por no haberse estado alimentado bien, se prometió a sí misma que nunca iba a estar de lado de nadie, solo de su hermano.

Y ahí estaban ahora, luego de que Otabek le contara las infidelidades de su novio, el cómo había logrado ocultarle la verdad a pesar de tenerla ahí, a la vista.

«Nunca fui suficiente, él siempre quiere más y más, quién sabe si tuvo a otro más aparte de JJ»

—Siempre es buena una lección ¿no crees? —.Otabek le miró confuso —Con decir que tienes prometida no ganarás nada, además no podemos ir más allá de un abrazo porque sería macabro, somos hermanos —
ambos sonrieron, ella sabía cómo sacarle una sonrisa en cualquier momento —pero Mila no es tu hermana.

—¿Mila? ¿Qué tendría ella que ver en el plan?

Alice palmeó los hombros de su hermano y habló: —Me decías antes que Yuri siempre se ponía celoso de Mila.

—Se supone que tengo prometida ¿lo olvidas?

—Eso no te impide volverte un casanova. Si se ha puesto celoso de mí, peor será con Mila.

Otabek miró con duda a su hermana. El plan había cambiado de rumbo, ya no era el inicial pero, de alguna forma le resultaba más eficaz que el que había hecho pues, como dijo Alice, ellos no podían darse muestras de "amor de prometidos" porque eran hermanos y Mila lejos estaba de ser pariente suyo, a eso habría que añadir el interés de la peliroja por el kazajo desde hace varios años.

Quizás Mila pudiera hacer que Yuri Plisetsky, finamente, llorase por él. Otabek quería verle de rodillas, así como él estuvo alguna vez.

Y luego de repasar una y mil veces el nuevo plan, se dispuso a contactar con la de ojos azules.

El sonido de su móvil sonó con insistencia. Otabek se puso nervioso, sabía que era Mila pues él mismo le había mandado un mensaje a su cuenta de Twitter escribiéndole que por favor le llamara a su celular cuanto antes.

Dos timbres más y Otabek contestó.

Fue una charla no muy amena.
Mila le preguntó el porqué ahora sí estaba interesado en ella y Otabek no pudo esconderle el motivo real.

—Vaya, pensé que solo él estaba sufriendo —había dicho en lo que parecía ser un susurro.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Oh no nada. No soy yo quién debe decirte de lo que debes darte cuenta o no— Otabek deseó tenerla cara a cara para poder leer las facciones que seguro mostraba la rusa en ese instante —Puedo ser de mucha ayuda pero, yo también decidiré cómo actuarás tú en este plan.

Era obvio que Mila no iba a hacer sufrir a Yuri más de lo que ya había visto todos esos años. El pobre gatito -como lo llamaba ella- estaba destrozado, y claramente había aprendido las lecciones de la vida.

Cuando Mila escuchó el plan de Otabek, casi ríe. Se preguntaba si el kazajo había cambiado si quiera un poco porque, desde luego, sus acciones seguían siendo tan transparentes como las de antaño, por aquella época en la que ella se había sentido atraída por él.

«Par de idiotas que no pueden perdonarse mutuamente y confesar que aún se quieren» pensó la ojiazul.

—Está bien —contestó Otabek.

El acuerdo estaba hecho.

Mila entraría en acción pero, no por plan de Otabek sino por uno que ella misma había ideado: el unirlos nuevamente.

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#Triangle
by: thdanae

Triangle ➸ Otayuri / PliroyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora