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  Yuri se estaba mareando con tanto grito de Yakov.  No lograba entender en qué estaba fallando pero sabía que lo hacía porque el viejo entrenador no dejaba de vociferar sus errores.

— ¡Lo sé, cállate de una vez! —gritó y sus demás compañeros se quedaron quietos.

El chiquillo de ojos preciosos tenía una fría y cruda mirada que, no, no se la estaba dando a Yakov, algo le había ocurrido y de eso estaban seguros todos.

Yuri terminó su entrenamiento de mala gana, y se fue a los camerinos a cambiarse la ropa sudada. En el trayecto no dejaba de cuestionarse el porqué de su molestia.

— Maldito bastardo...— susurró mirando al techo.

Su mente no dejaba de rememorar la llamada que le habían hecho a Otabek cuando ambos estaban en plena videoconferencia a través de las laptop de cada uno.

Había seguido todos los movimientos de Beka. El ceño fruncido cuando miró el móvil que sonaba sin cesar, el sonrojo en sus mejillas cuando la persona al otro lado de la línea le dijo quién-sabe-qué, su nerviosismo al responder solo con monosílabos y, lo que más le fastidiaba al menor, la falta de atención que le dio en esos 15 minutos de llamada.

Yuri había tomado su tiempo para concederselo al kazajo y él le había ignorado.

A Yuri le molestaba eso, claro que sí...eso era lo que pensaba. Pero se estaba carcomiendo las entrañas por saber quién demonios era la persona que hacía que Otabek se sonrojara al máximo.

Habían pasado 5 días desde aquello y como castigo Yuri no se había vuelto a contactar con Beka, le ignoraba todas las llamas, mensajes y likes que dejaba en su Instagram.

«Se lo merece» pensó mientras abría la puerta de su camerino.

Sus ojos se abrieron al ver a la persona ahí dentro.

JJ estaba con los auriculares puestos, su rostro estaba cubierto por una fina capa de sudor, sus ojos entrecerrados, sus labios entreabiertos murmuraban cualquier idiotez, y sus manos...sus manos dentro de su pantalón de chándal acariciando la protuberancia que se notaba con claridad.

JJ se estaba masturbando frente a sus ojos, en el camerino de Yuri, al que nadie podía entrar sin permiso.

Sin embargo, Yuri no se movió, le miró, le escuchó, y aún así no pudo apartar la vista.

A sus 15 años Yuri presenciaba algo así frente a sus ojos.

A sus 15 años sintió como las manos del canadiense​ tocaban su propia intimidad que poco a poco dolía en sus pantalones.

A sus 15 años Yuri quiso sentir las manos de alguien sobre su cuerpo.

Iba a tocarse cuando escuchó el gruñido del pelinegro. Y de pronto, JJ abrió los ojos.

— ¿Quieres que te ayude con eso? — Yuri se tensó al percibir el tono en el que le hablaba el canadiense.

Al otro lado de la ciudad, en un hotel, Otabek le daba la bienvenida a su hermana, su cómplice, la única persona que sabía los sentimientos que tenía hacia Yuri y la que había insistido tanto en ir a conocer a su "futuro cuñado". Alice le había llamado cuando él y Yura estaban en una videollamada solo para concretar su visita y Otabek no pudo hacer nada más que emocionarse por tenerla cerca de él, ayudándole a conquistar el terco corazón del rubio, el que, en ese preciso momento, estaba dándole rienda suelta a sus hormonas de adolescente.

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#Triangle

¡Hola!
¿Ha pasado mucho verdad?
A veces no actualizó porque se me olvida 😅 quisiera que me presionen a través de los comentarios 😂

¿#TeamJJ o #TeamBeka?

Cualquier pedido, consulta me la pueden hacer en mi cuenta de Twitter @TSUKKIY4MA
¡Saludos y besitos 🙋!

Triangle ➸ Otayuri / PliroyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora