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¿Por qué no pudiste venir con nosotros ayer, Yurio?

Era jueves en la mañana, y los patinadores estaban entrenando en una pista alquilada solo para ellos. Se acercaba una competencia internacional y todos estaban reunidos en esa ciudad. El día anterior, Yuuri y Viktor invitaron a los demás patinadores a una fiesta en un club que recién se iba a inaugurar. La mayoría fue pero, era raro que Yuri Plisetsky se ausentara. Hubo dos ausencias más, Seung Gil (y nadie se sorprendió porque el tipo era un verdadero antisocial) y JJ que seguro tuvo algo que hacer en casa.

Eso pensaban todos.

Yuri recordó entonces en donde estaba el día anterior.

Hacía una semana que JJ le había tocado descaradamente en el camerino. Luego de más besos agresivos y arañazos por parte del rubio, Jean le dijo que podrían repetir eso y subirle un poco de nivel si se encontraban en algún hotel. A Yuri se le subieron los colores al rostro.

« —¿Un hotel? ¿Me ves cara de puta?» le gritó a la cara.

JJ le explicó que quería hacerle muchas cosas pero que el camerino no era seguro, Yuri sacó la excusa de su edad y el mayor tuvo que proponer, entonces, ir a su departamento.

Después de muchos insultos y comentarios hirientes, Yuri aceptó.

Y ahí fue donde estuvo cuando los demás se divertían en el club.

Enredado entre los brazos de JJ besándose hasta quedar sin aire, dejándose lamer el cuello, el pecho y tocar zonas que le hacían soltar gemidos más que excitantes para el canadiense.

No lo hicieron.
JJ recordaba que Yuri solo tenía 15, se repetía a sí mismo que podía controlar sus hormonas hasta cuando el rubio cumpliese 16. Pero una molesta vocecita le avisaba que Yuri y él no eran nada, y que en cualquier momento el rubio iba a hartarse.

JJ no quería nada serio con el ruso, eso lo tenía claro o, bueno, creía tener claro. Pero la idea de tomar su virginidad le excitaba a sobremanera. Y ya había jurado -por su próximo triunfo- que lo tomaría, claro, cuando el rubio cumpliera 16.

Por el momento solo podían darse placer por encima de los pantalones.

Y para Yuri era igual. Solo placer que nunca antes había experimentado y que le hacía sentir bien, aunque luego de frotarse contra JJ y culminar dentro de sus boxers recordaba con quién estaba y le daban náuseas, por lo que siempre se iba rápidamente sin mirar o despedirse de JJ.

«¿Qué estás haciendo, Yuri Plisetsky?» se regañaba a sí mismo.

¿Qué estás haciendo, Yura?

¡Nada! —gritó el rubio llevándose las manos al cabello.

Se dio cuenta, de pronto, que Otabek le miraba con el ceño fruncido y no en señal de amargura sino de preocupación. Yuri se había contestado a su pregunta mental y el kazajo lo tomó como una clara invitación a que le dejase solo.

No, espera —frenó los pasos del pelinegro agarrándole por la casaca.

Estabas poniendo mucho peso en un pie, solo iba a decirte eso.

Oye Beka, no te enojes por algo tan ridículo como esto. Solo estaba pensando en algo y... — ok, Otabek ahora estaba sorprendido ¡Yuri Plisetsky se estaba justificando con él! —¿Qué? Oye, no me mires así. Si quieres puedo ayudarte con esos saltos que no te salen.

No te preocupes por eso, ahora puedo hacerlo.

Yuri entornó los ojos cuando vio al kazajo irse patinando hacia el otro extremo.

¿Le había rechazado?
¿Cómo demonios se atrevía?
¿Y por qué diablos le importaba su rechazo?

No le digas que te dije pero, un angelito pelirrojo estuvo ayudando a Otabek con los saltos.

Viktor había aparecido tras Yuri, tenía las manos en la cintura y miraba hacia donde estaba Otabek.

Mila y Otabek parecen llevarse muy bien —siguió comentando — si ayer los hubieras visto habrías estado sorprendido. Otabek es un genial bailarín ¡Mila es una suertu...!

¡Ya cállate! —gruñó el rubio, repentinamente irritado.

A lo lejos vio la figura curvilínea de Mila acercarse a Otabek, conversaron algo y luego rieron.

¡Beka le estaba sonriendo a otra persona!

Imbécil, estúpido, maldito, tonto, tonto, tonto — repetía Yuri alejándose de Viktor, sacándose los guantes y rodilleras mientras se aproximaba a la salida de la pista —Idiota, idiota, idiota

Se estaba atando las agujetas de las zapatillas que ese día decidieron rebelarse contra el rubio pues el tiempo que le llevó finalizar fue bastante.

Yuri no quería aceptarlo pero, su pecho dolía porque incluso después de haber volteado a mirar a la pista, Otabek no se había percatado de que el rubio se estaba yendo. Al contrario, parecía que estaba encantado con Mila.

Su móvil sonó en el bolsillo de su pantalón.

Era JJ.

No viniste hoy —habló el ruso sin siquiera saludar.

Parece que me extrañaste, gatito.

Si vas a decir idioteces mejor te corto.

La verdad es que, me preguntaba si querías venir a visitarme —Yuri notó la voz de JJ hacerse más pesada —conseguí unas películas que pueden encantarte.

Yuri escuchó bulla en la pista, dio un vistazo rápido y notó que Otabek y Mila estaban patinando juntos.

Uno, dos, tres y Mila estaba en los brazos de Beka.

Iré, maldita sea, ahí estaré —contestó aún viendo el espectáculo que ofrecía su "amigo", cuando cortó la llamada se dio cuenta de que estaba presionando el aparato con mucha fuerza.

«¿Y ahora qué demonios me pasa?» pensó.

🌈
#Triangle
By thdanae

Triangle ➸ Otayuri / PliroyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora