Errores

1.3K 157 117
                                    

—Estaba muy preocupado por tu novio Sakuya....— dijo Kuro claramente mintiendo. No era lo suficientemente valiente como para decirle en ese momento la “mala noticia”.

—Luego nos encargamos de eso, ¿tú estas bien?— pregunto no refiriéndose a las heridas, sino a su estado mental, pues intentaron matar al peli celeste y este trato de hacer lo mismo a ese extraño hombre.

—Estoy bien. No te preocupes.— Pero en realidad estaba demasiado preocupado.

Mahiru le dedico una enorme sonrisa y le acarició la cabeza como si de un gato se tratase.

—Podemos salir de esta juntos. Ya lo verás.

Kuro aún aguantaba las inmensas ganas de llorar y gritar hasta que su garganta no pudiera más. Estaba desesperado, y quería hablar, pero no deseaba ver el rostro lloroso de Mahiru, no todavía. Al menos esperaría a salir del hospital.

Luego de un rato, Kuro salió a el pasillo para encontrarse con el doctor.

—¿Le dijiste?— Fue lo primero que preguntó.

—No... Quiero esperar a salir del hospital. Por favor...— El doctor pareció pensarlo varios segundos, pero finalmente cedió.

—Pero debe ser justo el día que salga, te daré un programa de exámenes para mirar más a fondo lo que Shirota tiene.

Kuro asintió. Estaba nervioso, ¿el castaño podría con eso? Era complicado, por supuesto, por lo terco que es, nunca se rendiría e intentaría hacer lo posible por afrontarlo todo, sin importar nada, pero ha pasado por demasiadas cosas que son complicadas. Y Mahiru odia lo complicado.

Volvió a la habitación encontrando a todos conversando con el castaño, este relataba los acontecimientos con tranquilidad, tal vez aliviado de que él fuera quien saliera herido y no el peli celeste.

Se detuvo al ver a Kuro entrar y le saludó con la mano que no estaba lastimada, a la vez que le otorgaba una bella sonrisa.

Una que pronto se destruiría.

—Hola Kuro. Pareces cansado.— dijo Mahiru al verlo más de cerca. El mayor se sentó y recostó la cabeza en las piernas del menor, sin darle importancia a los demás que le miraban. El castaño comenzó a acariciar la cabeza de Kuro otra vez.

—¿Por qué Lich-tan no me deja hacer eso?— dijo Lawless divertido, pero recibió una patada del mencionado.

—Maldita rata de mierda.— dijo con lo que parecía un ligero sonrojo.

—No te preocupes Licht, si no sabes hacerlo puedo enseñarte dónde acariciar y cómo. — dijo Lily con una sonrisa pícara

—¿De qué hablas?— preguntaron Mahiru y Licht.

—¡No les enseñes nada! Si haces eso sus mentes quedarán perturbadas.— Lily hizo un puchero y dejó el tema. Todos continuaron hablando, pero Lawless se acercó un poco a Kuro.

—Hermano, ¿estás bien?— Estaba preocupado por el desánimo del mayor.

—No lo se...— respondió.— Sólo...confundido.

—¿Por Tsubaki?— preguntó ignorando la charla del resto.

—No, es algo más, pero aún no lo puedes saber.— contestó flojo.— No antes de él...

Sombras destinadas (KuroMahi/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora