Dolor

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Las lágrimas pueden significar muchas cosas. Felicidad, alivio, tristeza... Las de los dos chicos representaban lo último.

Miedo a estar solo.

Kuro estaba seguro de que ni siquiera en sus peores pesadillas, ni en medio de su enorme sufrimiento, había sentido un dolor tan grande como en esos momentos. Era como desmoronarse y convertirse en pequeños trozos de un corazón roto siendo pisoteado por el destino, el cual estaba ahí para joderle la existencia. Quería desaparecer, olvidarlo todo, volver a su plan de hace tan solo semanas, que consistía en morir y volver a la vida como una mejor persona, alguien que no tuviera tanto dolor... O simplemente observarlo todo desde el cielo, acompañado de las estrellas. Allí podría pedirle perdón a sus padres, y arreglarlo todo..

Pero estaba Mahiru. Y estaba seguro de que sería lo suficientemente terco como para decir que se encontraba de maravilla, y que se concentraría en ayudarlo. Mahiru no le dejaría morir, aunque debiera comprometerse más a eso que a su salud.

—Kuro, ¿puedes dejar de hacer desorden? Necesito limpiar.— dijo Mahiru, algo nervioso. Kuro no respondió y simplemente se apartó.

Habían pasado pocos días desde la "noticia". Ambos fingían que no ocurría nada malo, y que podrían continuar, pero Ash estaba sufriendo más que nunca, y Mahiru simplemente se encontraba confundido.

Era domingo, y Kuro quedo con los demás para hablarles de lo ocurrido junto con el castaño, que de solo pensar en abrir la boca le recorría una corriente eléctrica por todo el cuerpo.

Terminada la limpieza, los dos se prepararon para salir, tomaron sus cosas y se dirigieron a la puerta. Pero antes, Kuro tomó el brazo de Mahiru.

—Puedes hacerlo, ¿verdad? Si quieres esperar...— Se rascó la nuca, sin mirarle a los ojos. El castaño suspiró.

—Me encuentro perfectamente. Son mis amigos así que creo que ocultarlo no es la mejor idea, prefiero hacerlo cuanto antes...— Le tomó de la mejilla a Kuro, obligándolo a mirarle.—Recuerda que el doctor dijo que el tumor no está en una zona "no manipulable" así que podrían hacer algo, si tengo suerte, vi...no me pasará nada.

¿Si tienes suerte?

—Soy consciente de eso... Tengo miedo, Mahiru. No te quiero perder.— El castaño se paró de puntitas y le dio un beso al peli celeste, aunque se maldijo por ser más bajo que él.

—No me perderás. Lo prometo.

[...]

—Hemos venido aquí para hablar de algo importante, pero han estado más callados que una tumba durante media hora. ¿Podrían hablar ya?— decía un impaciente Misono.

—Calma, Misono. Puede que sea difícil explicarlo.— dijo Lily.

Todos estaban reunidos en un picnic, Kuro y Mahiru pensaron que era mejor en el aire libre, con más tranquilidad. Pero los dos no paraban de mirar el suelo, no sabían cómo empezar. El peli celeste miró a el castaño, este le indicó que era hora.

—Chi-chicos... Les pedí que vinieran...porque... y-yo...— Kuro le tomó del hombro a Mahiru, este le brindó una sonrisa, y con más confianza, lanzó un suspiro y continuó.—Cuando estaba en el hospital, me hicieron unas radiografías y descubrieron algo de lo que no sabía. Y por culpa de no haber ido antes a revisiones lo que tengo... es un poco complicado de tratar.

—¿E-estás enfermo?— preguntó Licht con los ojos atónitos, a punto de llorar, y las ganas aumentaron cuando el castaño asintió, recibiendo unas cuantas exclamaciones de sorpresa de todos los presentes.

Sombras destinadas (KuroMahi/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora