Alguien...

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El silencio reinaba en la habitación, lo único que se escuchaba eran los leves sollozos que todavía no paraban de Shirota. Él seguía sin tener idea de cómo debería actuar ahora, puede que su relación con Ash ahora volviera a ser como antes, pero no del todo, pues seguía la incógnita de por qué el peli celeste ansiaba morir.

—¿En qué piensas?— pregunto el de cabellos celestes notando que su castaño dejaba de llorar pero no se movía ni un poco.

—Lo siento... Lamento no haber estado para ti todo este tiempo... Lamento mucho haberme ido sin intentar volver contigo... — El castaño estaba a punto de volver a derramar lágrimas, pero Ash le tomo de la mejilla obligándolo a mirarle a los ojos.

—No te disculpes por nada. No hiciste nada malo.— Comenzó a acariciarle la mejilla con el pulgar.— En realidad, era mejor que no estuvieras en ese entonces.

—¿A qué te refieres?— preguntó un confundido Mahiru frunciendo el ceño. Ash separo su mano y evito la mirada acusadora de su contrario.—Ash... Oye...— Pero este no quería mirarle a la cara, lo que sea que hubiera pasado, era algo que no quería que el castaño supiera.—Kuro.

En ese momento el peli celeste le miro a la cara asombrado. Aquel apodo...Ese era el nombre que Mahiru usaba cuando ambos estaban en su relación años atrás, un nombre que significaba mucho para Ash. Aún recordaba el momento en que se le otorgó aquel nombre.

Ash, ¿esas son tus maletas?— pregunto el castaño interrumpiendo los pensamientos de el peli-celeste.

Si...— El castaño se sorprendió, pus estas eran totalmente negras sin ningún tipo de decoración o pins.

¿Te gusta el negro?— Ash asintió, nunca se había detenido a pensarlo, pero siempre usaba ropa negra y cosas así, tal vez si le gustaba.— Kuro.

—¿Qué estas diciendo?

Voy a llamarte Kuro, ¿puedo?

Si quieres...

—¿Me estás escuchando? Oye, tierra llamando al dormilón.— Mahiru chasqueaba los dedos frente a Kuro tratando de sacarlo del trance en el que se encontraba.

—Lo siento, es que...me sorprendió un poco volver a escuchar ese nombre.

—¿Te molesta? Si quieres no lo uso...— cuestionó Shirota con algo de tristeza en sus ojos.

—No. No me molesta, me gusta mucho.— Mahiru sonrió alegremente, pero esta se desvaneció al recordar lo que debía preguntar. Se separó de el peli celeste y le miró seriamente. Kuro por su parte estaba algo nervioso, porque sabía perfectamente que debía responder si o si.

—Kuro, se que apenas recuerdas todo y que esto es algo difícil para ti. Principalmente quiero que sepas que aunque nos acabamos de reencontrar, puedes confiar en mi todo lo que quieras, y que estaré para ti si lo necesitas. Quiero ayudarte.— Tomó aire intentando no temblar. Era complicado preguntar ese tipo de cosas, pero si no lo hacía no podría ayudar a la persona que ha amado por tanto tiempo.— ¿Por qué quieres suicidarte?

Sombras destinadas (KuroMahi/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora