Jeon Wonwoo.

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Hace dos años atrás.

Estaba cansado, acaba de salir de su trabajo, uno de los tantos que tenía.

Aun así, no tenía ganas de regresar a su pocilga de departamento. Así que, juntando ánimos de lo más recóndito de su ser, se dispuso a caminar por las calles de Seúl disfrutando de la fresca noche mientras fumaba un cigarrillo tranquilo, no había ningún plan más que el despejar su cabeza de sus propios pensamientos que últimamente tomaban un rumbo peligroso.

Planeaba reunirse con sus viejas amistades, aquellas con las que se relacionó cuando llego aquí, solo y perdido. Pero tenía bien en claro, que eso sería solo meterse en problemas, pero en estos casos era donde necesitaba escuchar la voz de alguien para sentirse un poco acompañado. Si bien no le gustaba socializar, eso no quería decir que le gustaba solo. Bueno, si le gustaba estar solo. Pero se refería en el sentido que de vez en cuando, quería estar con alguien con quien pasar un fin de semana ya sea para salir a tomar unos tragos, o ver una película, tal vez si le apetecía, al contrario, encerrarse en alguna habitación y dejarse llevar por los efectos de una buena hierba, fundiéndose junto al humo espeso que seguro provocarían.

No era un adicto a la marihuana, pero de vez en cuando le encaba relacionarse junto a ella y cerrar sus ojos mientras escucha alguna música que acompañara dicho momento.

Otra vez se estaba hundiendo en sus pensamientos, observo a su alrededor tratando de ubicarse en donde estaba, pero no reconocía la zona. No era nada nuevo el perderse por su cuenta así que no entro en pánico, vio a un par de adultos riendo vaya saber de que, ingresando a un bar que se encontraba bien escondido en un callejón angosto.

No había nada llamativo en él, ni luces ni nada, solo un pequeño cartel indicando el nombre que lo identificaba.

"The seven capital sins" Susurro para si mismo. Se le antojo agradable y atrayente el nombre.

Luego de quedarse unos minutos observando dicho lugar, se decidió por entrar, después de todo no tenía nada por perder además de que no corría mucho riesgo ya que no traía mucho consigo. Solo su billetera con un poco de dinero y sus cigarrillos junto con su móvil.

Agradeció que no le pidieran su documentación, le pareció raro, no se veía un lugar para que personas cualesquiera ingresen a él.

Estaba de suerte tal vez.

Noto el escenario y los caños dispersos por la zona, como también a las mujeres provocativas bailando o solo exhibiéndose a si mismas, se relamió los labios ya que llevaba un tiempo sin atención más que la de su propia mano. No era consciente de su abstinencia hasta recién, viendo como una de esas féminas pasaba por su lado balanceando sus caderas con esos tacos altos y su diminuto vestido.

Igual no estaba tan desesperado como para pagar por ellas. Además de que su bolsillo daba vergüenza ajena.

Se acerco a la barra y pregunto si le podían dar un vaso con agua, recibiendo una mirada escéptica por parte del bartender, no le tomo importancia y al parecer el contrario tampoco ya que en unos instantes tuvo lo pedido.

Se quedo sentado ahí, recostando su espalda contra el mostrador, disfrutando del ambiente y la vista ofrecida sin intención de hacer nada. Solo quedarse sentado ahí hasta que fuera suficiente y largarse a su casa. O al menos ese era la idea que tenía.

Estaba concentrado viendo como el cuerpo de una de ellas giraban alrededor del caño giratorio en una pose extraña pero seductiva, estaba un poco fascinado, era la primera vez que veía uno en vivo y de cerca de forma gratuita.

Se sobresalto un poco cuando escucho la voz de alguien cerca suyo. Era un chico con una sonrisa coqueta, que llevaba el uniforme de los que atendían el lugar, preguntándole si quería algo.

Le había dicho que no, esperando que con eso se fuera a seguir con su trabajo, pero noto que se quedó dónde estaba y le miraba manteniendo esa sonrisa que le resulto atractiva. No iba negarlo, el chico era en verdad atractivo, se veía de su edad y parecían tener casi la misma altura, y ese cabello que se notaba que era un tinte de color rubio, le sentaba bien. Igual no le tenía confianza, nunca se sabe que le podría hacer, menos en el lugar que estaban en donde lo ilegal se veía bastante permitido ahí. Después de un rato tratando de seguirle el parloteo que le daba se relajó un poco, sus chistes sin sentido a decir verdad no le causaban gracia, pero su risa era contagiosa, además de que su forma de hablar tenía un tono seductor y el sonido de su voz era suave y agradable. Estaba tan concentrado prestándole atención, que no sabe en que momento empezó a ignorar a las atractivas mujeres que le tiraban indirectas, no todas, pero algunas eran, y lo sabía porque al pasar frente de ellos le rozaban sutilmente con sus dedos alguna parte de su cuerpo mientras le guiñaban el ojo.

Cuando capto sus indirectas, no perdió tiempo en seguirle el juego, había pasado largo tiempo desde que se acostó con alguien de su mismo género y no tenía problema en volver a recordarlo. Acepto su oferta de pasar la noche juntos y espero a que el otro terminara su turno como le pidió anteriormente. Cayo en cuenta de que nunca le pregunto su nombre, pero se encogió de hombros, solo iban a follar, además que el otro tampoco le pregunto por el suyo asique estaba bien.

Después de un rato observo como se acercaba de forma apresurada a él, tomándose el contenido de su vaso de golpe, riéndose en voz baja por la cara del contrario al darse cuenta que no era alcohol.

Se levanto de su asiento siguiéndole hasta la salida sin decirse nada, caminaron por un rato mientras cada uno fumaba un cigarrillo viéndose de reojo, mostrándose las ganas que se tenían de forma sutil. Cuando encontraron un motel, ingresaron pagando la mitad entre ambos para una habitación, luego de que llegaron a ella apagaron sus cigarrillos cada uno por su cuenta y se miraron sonriendo. No alcanzaron a cerrar la puerta que ya se encontraban besándose de forma brusca contra la pared, le saco la prenda tirándola por ahí mientras veía como el otro pateaba la puerta, importándole poco si se rompía, y a él tampoco le interesaba, estaba necesitado. Estaban necesitados, mejor dicho.

No se detuvieron ningún momento más que lo necesario, cuando llegaron a la cama del lugar, ya se encontraban sudorosos y sin ropa, lo habían hecho un par de veces por el camino. En el pasillo, luego en una pequeña mesa que se encontraba ahí, y otros lados que no recuerda ya que se encontraba atrapado por el deseo sexual, lo hicieron en el baño también cuando se habían decidido detenerse, pero resulto al final que no. Cuando finalmente cayeron exhaustos, recuperando las respiraciones, fue cuando noto que ya era madrugada. No se dio cuenta cuando la habitación dejo de estar oscura, al parecer el contrario tampoco, se dio vuelta acostándose boca abajo, escondiendo su cara en las almohadas. Y cerro los ojos, cayendo en los brazos de Morfeo, restándole importancia al exterior.

Cuando se despertó, el sol iluminaba por completo el lugar, supuso que era cerca del mediodía. Noto que su amante pasajero ya se había marchado y sonrió, porque después de todo si estaba de suerte. Se alegraba de haber pagado antes de ingresar, si no ahora se encontraría en un grave aprieto, se puso analizar el lugar y vio las consecuencias de sus actos. Suspiro y se levantó sintiéndose relajado como hace rato que no se sentía. Luego de ir al baño a hacer sus necesidades, se tomó una pequeña ducha y se vistió, saliendo de la habitación dejándola tal como estaba. No era su trabajo limpiarlo.

Entrego la llave en la entrada, una vez fuera observo la hora y se dio cuenta que iba tarde a su trabajo, decidió tomarse el día libre sin permiso de su jefe. Ya pensaría luego una excusa para mañana cuando se lo cruzara, y se fue a su departamento para seguir durmiendo.

De todas formas, si lo perdía no se iba a lamentar. Estaba entrenado para sufrir crisis económicas. Además, que de tenia varios trabajos a medio tiempo. Uno más, uno menos no hacia la diferencia.





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CORROMPIDOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora