Capítulo 4

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¿Cómo se supone que puedes olvidar a la única persona que te hacía olvidarlo todo?

Miles de preguntas sin respuesta se formulaban en mi cabeza mientras caminaba por la fría y blanca arena; me senté en una de las bancas de piedra color gris, y observé el hermoso paisaje que había a mi alrededor; a la izquierda, una pareja anciana viendo hacia el atardecer; a la derecha, una familia feliz, la pareja bastante enamorada, con dos hermosos hijos, un bebé y una niña pequeña. En ese momento envidié aquello. Volteé al frente, y una cara familiar arruinó mi hermosa vista.

—Catalina ¡hola! ¿cómo has estado? —dijo aquella rubia oxigenada.

—Hannia, bastante bien ¿y tú? ¿qué tal tu viaje a Europa?

—Bastante bien, mira —sacó su teléfono último modelo, y comenzó a mostrarme varias fotos de hermosos lugares; siempre había querido viajar a Europa, pero nunca  tuve la oportunidad de ir.

—Me alegro por ti —sonreí.

—Muchas gracias, dime ¿cómo está Tomas? me gustaría verlo.

—¿Es enserio? —aquella sonrisa se borró de mi rostro.

—Disculpa, no pensé que te molestara —bajó la cabeza.

<<Y entonces comprendí>>

—No lo sabes ¿cierto? —hice una mueca de desagrado.

—¿Qué cosa? —frunció el ceño.

—Tomas murió hace seis meses —bajé la cabeza.

—Oh querida, lo siento muchísimo —dijo y me dio un abrazo.

—No es tu culpa, no lo sabías —sollocé.

—Aún así no debí decirlo...—chasqueó la lengua — Eran muy cercanos ¿cierto?

—Demasiado para ser verdad.

—Estaré aquí por unos meses, si me necesitas no dudes en llamarme, te dejo mi número —me pasó un papel con su número anotado y lo tomé con delicadeza.

—Gracias, enserio.

—Bueno, ahora debo irme, cuídate —sonreí y se fue.

<<¿Qué clase de Hannia era ésa?>> Al parecer aquel viaje realmente la había cambiado, jamás pensé que fuese a hacerlo. Hannia y yo nunca nos llevamos bien, especialmente por Tomas...

"—¡Hola Mejor amigo! —saludé específicamente a Tomas, no a Hannia.

—Catalina, te he dicho que no me molestes cuando estoy con mi novia —rodó los ojos.

—¡Ah! hola Hannia —hice un gesto de desagrado.

—Hola Cata ¿cómo estás? —<<Maldita hipócrita>> pensé; pues se la vivía hablando mal de mí, <<Al menos eso era lo que decían>>

—Bien, —suspiré— bueno ya me voy, mejor los dejo solos.

<<¿Podría haber en el mundo persona más hipócrita que ella?>> Pensaba mientras me alejaba de aquel lugar. <<Y la verdad era que sí, seguíamos en primaria, y madurar, no era lo nuestro.>>

—¡Cata! —gritó Tomas.

—¿Ya se fue tu novia? —Miré hacia los lados.

—Aún no entiendo la razón por la que te cae tan mal.

<<¿Porqué no?>> Me decía una y otra vez.

—Cosas de chicas...

<<Si hubieras sabido lo enamorada que estaba de ti>>"

Con amor, tu mejor amiga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora