advertencia: violencia.
Eran las tres de la mañana cuando t/n descansaba plácidamente en la habitación que compartía con el payaso. Tres de la mañana y J seguía afuera, robando un banco. Como cada vez que lo hacía, Batsy venía a interrumpir sus planes. Pero, esta vez para el Joker era totalmente diferente. Perdió mitad de sus hombres y mitad de su dinero. Las voces en su mente que no lo dejaban de atormentar ni un momento le gritaba que t/n era la culpable. De camino al lujoso apartamento se tomó una botella de whisky y alguno que otro trago de vodka.
Y justo ahí, solo había oscuridad en sus ojos. Subió las escaleras para buscar a su juguete favorito. Todos los días él le repetía lo mucho que "le gustaba", y es que esa era su rara forma de decirme cuánto la quería. Pero justo ahora, lo único que quería hacer era golpearla porque todo era su culpa.
-J- dijo la inocente chica pasándose las manos por su rostro. Era tan pequeña, tan frágil y sobre todo vulnerable.
-Oh tú pequeña puta- dijo sosteniéndose de la pared para no caer- por tu culpa es que este tipo de cosas me pasan.- esta vez el agarrón de pelo que le ofreció a t/n fue tan grande que la chica se paro de golpe.
- ¿De qué de qué estás hablando J?- dijo con miedo en sus ojos, la primera vez que lo veía de esta manera. Ella siempre supo que el Joker había lastimado a cientos de personas, que había asesinado. Pero ¿sería capaz de lastimarla a ella?
-De que por tu culpa- dijo lanzándola contra la pared.- por tu culpa siempre estoy distraído.
La pobre chica no sabe cuantas patadas aquel hombre le dio. Sabía que debía hacer algo o la mataría. Con la poca fuerza que le quedaba salió corriendo hacia la cocina. Su peor error. Nadie huye de Mister J y sobrevive para contarlo. Un furioso Joker bajo las escaleras y tomo lo primero que encontró en aquella mesa. Un cuchillo.
-¿Así que te gusta escapar de mi? ¿hum? pequeña puta.- la sonrisa siempre en su rostro.
T/n rápidamente gateó por el suelo, tratando de encontrar una salida. Mr. J, aprovechando la situación le tomó el pie y le espetó el cuchillo con tanta violencia que la chica pensó que le traspasaría. Y así lo hizo dos veces más. El llanto de la chica en este momento ya era incontrolable. ¿Cómo el hombre que amaba podía llegar a hacerle una cosa a tal grado?
1 semana después.
Postrada. Postraba en una cama. Así se encontraba t/n luego de aquel incidente. Abandonó en la noche con la ayuda de Frost. Si Mr. J se entérase seguro lo mataría a él también.
Cuando t/n se enteró de que ya no podría volver a bailar, simplemente odio al payaso con todas sus fuerzas. Esto era su culpa. Solo su culpa. Jamás volvería a verlo, nunca más sería tan tonta de volver a sus brazos. Oh que chica tonta era. Todo para ella era negro ahora. No sabía si simplemente estaba perdiendo la cabeza. Su cabello rubio se había ido, ahora era negro como azabache. Se miraba el espejo y no se encontraba. Le quitaron lo que más amaba en esta vida; y por partida doble.
- t/n - dijo el papá entrando a la habitación- necesitas salir de aquí, no puedes estar para siempre metida en esta habitación.
- No tengo razones papá - t/n se aferró a sus muletas y luego tomó asiento. -Quiero estar sola por favor.
N/p sabía que estaba perdiendo a su hija. ¿Pero qué podía hacer él en un momento como este? La vida es hermosa pero su pequeña no lo veía. El cielo y el océano azul son magníficos pero nada de eso tiene sentido ahora para ella. Salió de su habitación cerrando la puerta. ¿Cómo de volverle la esperanza a una bailarina que no volvería a bailar?
Mientras tanto el Joker estaba perdiendo la cabeza. Y la gente pensó que estaba loco antes. Ahora simplemente era peor. Sabía lo que había echo, sabía muy bien como estaba t/n ahora. No paraba de sentir ese pequeño dolor en el pecho que le hacían saber que estaba mal. Que debía lamentarse. Pero el Joker nunca pide disculpas. Sabía dónde estaba y también sabía que no necesitaba nada. Pero las voces en su cabeza estaban peor que nunca. No podía dormir en las noches, no podía concentrarse en sus negocios y mucho menos en molestar al murciélago. Y todo por su culpa.
Aceptaba lo que había echo. También aceptaba lo mal que estuvo. Pero por su cabeza nunca pasó la idea de ir a buscarla. Simplemente no podía. Sentía de que por solo verla la chica se rompería en pedazos. Un monstruo como el no merecía a un ángel como ella. Pero la necesitaba. La necesitaba como el infierno. Cada día las voces en su cabeza se ponían peor. Pero no la quería de vuelta con él. Sería como firmar el asesinato de la chica que tanto quería. Le dolía perderla de esta manera, pero se negaba rotundamente volver a lastimarla. Por su bien debía alejarse de una persona como él. Así que J tomó la decisión, dejarla ir.