- ¡Cállate! - un golpe en el rostro de la pequeña T/n hizo que cayera directo al suelo. - ¡No te atrevas a volver a tocarme! - J temblaba tratando de controlarse y no cometer una locura. Ella era especial, pero no se podía permitir tal cosa como esa. - ¡Sal de mi vista!
- ¿Qué? - dijo T/n con su tono de voz más bajo de lo normal lo que hizo que el Jocker que molestara aún más.
- ¡Estás sorda! ¡Que te largues de aquí! - le gritó prácticamente en su cara lo que hizo que T/n brincara un poco.
Se levantó como pudo, se aguantó la barriga por el golpe que J le había dado y se dirigió rápidamente a la puerta del club. Sollozando porque no entendía nada ¿por qué J era así? Simplemente lo que T/n quería era cuidarlo. Pequeña niña tonta, pensó que tratar de curar la herida de J sin su permiso sería buena idea. La broma estaba en ella. Siguió caminando fuera del club sin mirar atrás hasta que finalmente se dio cuenta que no sabía donde estaba. Pánico surgió de momento y empezó a temblar sin saber que hacer. ¡Maldita sea! ¡En qué momento se me ocurrió caminar sin saber a donde iba! Escuchó unos pasos atrás de ella y al girarse se encontró con un golpe en su nuca lo que hizo que perdiera la conciencia.
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No uno ni dos ni tres, habían pasado cuatro meses desde que T/n había desaparecido. J ya no sabía que más hacer y sinceramente estaba perdiendo su cordura. La había estado buscando por toda ciudad gótica pero T/n no aparecía. Oh, cómo quería encontrarla y darle una lección por lo que había echo. ¿Cómo? ¿Como después de confiar ciegamente en ella se había atrevido abandonarle y simplemente enviar una carta al lugar que alguna vez ambos llamaron hogar? Ella lo había abandonado, se había cansado y se había ido. Justo cómo hacían todos. Luego de pensar que finalmente había encontrado su paz, se había equivocado nuevamente. La maldecía una y otra vez cada noche. Bebía hasta perder el sentido y ya no asistía al club con tanta frecuenta. Cómo quería encontrarla y atarla a la cama para que así no pudiera escapar de sus brazos jamás.
Oh T/n, T/n. Te diste por venida conmigo, me abandonaste, me dejaste luego de que me prometiste de que eras mía. De que tu vida era mía. Mi amor, mi amor, mi amor. Por favor no te vayas, ¿por qué me hiciste esto? te amo ... rompe mi corazón una y mil veces si eso es lo que quieres; pero quédate a mi lado.
Frost escuchó el grito ahogado desde la oficina de J pero no hizo más que suspirar. Eran incontables las veces en las que lo escuchaba gritar desesperadamente. Se había perdido así mismo, no lograba encontrarse luego de lo que había pasado. Johny ya no sabía que más hacer o que al menos intentar. J no lo entendía, luego de meses seguía sin aceptarlo. Estaba en una profunda fantasía que vivía día a día, noche a noche en la que T/n lo había abandonado. Nada acercado a la realidad. T/n nunca había enviado una carta, T/n no se había ido, T/n no lo había dejado ni mucho menos abandonado. T/n estaba muerta y J nunca lo quiso aceptar. Desde el momento en que se enteró Frost sabía que no había vuelta atrás. T/n murió, y sin querer se llevó la poca razón y lo poco que hacía a J sano. Lo había dejado sin nada; lo abandonó en las tinieblas.