- No te quiero cerca T/n. ¡Sal de aquí maldita sea! - T/n ya sabía de memoria la rutina. Todos los días trataba de acercase al payaso pero solo terminaba en el gritándole y echándola de donde sea que estuvieran.
T/n ya no sabía que más hacer. Sabía que algo le estaba pasado, estaba tan alejado y tan distinto en estas últimas semanas. ¿Ella había echo algo mal? ¿Él había encontrado a otra? Tenía mil preguntas en la cabeza y ninguna sin respuesta aparente.
- J ¡estoy harta de esto! Dime qué es lo que sucede por qué es que ...
- ¡Cierra la boca de una puta vez! - J se levanto de la lujosa silla y se dirigió a la chica con paso seguro. - ¡Eres tú maldita sea! Estoy harto de ti y de verte aquí todos los días. Me das asco y no sabes cuanto quisiera no volverte a ver pero no, aquí estás como la pequeña puta necesitada de mi que eres. - T/n ya no sabía que le dolía más, si sus palabras o el rechazo que había tenido en estas últimas semanas. - No eres nada para mi y sientes que tienes el derecho sobre mi. No sabes que tan equivocada. No eres nada.
- Te odio. - T/n por primera vez no lloró ante las palabras tan directas del payaso y simplemente se dedicó a mirarlo fijamente a los ojos.
- ¿Qué? - sin querer la voz de J salió temblorosa. Un sonido que jamás pensó saldría de su boca de tal forma.
- ¡Que te odio! - T/n repitió esta vez con un tono de voz más alzado. Salió sin mediar más palabras y se fue directamente a la habitación.
J se quedó mirando la puerta por la que la chica había salido y puso su mano levemente en el escritorio. Su rostro en blanco y su mirada perdida. ¿Qué demonios había sido eso?
Terminó de organizar los papeles y se dirigió a la habitación. La vio en una esquina de la cama y sabía que estaba dormida. Respiro hondo y se dirigió hacia ella. Ya era típico irse a la cama enojados. Esto es sólo tú culpa.
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T/n se despertó con el olor de panqueques recién echos a un lado de la cama y dirigió su mirada hasta allí. Se encontró con un J sin camisa, mirándola fijamente y con una manzana en la mano.
- Ten. - con voz ronca le ofreció la manzana que tenía en la mano y frunció el ceño. - La vi y me acorde de ti.
T/n ni siquiera sabía que significaba eso. Simplemente negó con la cabeza y la tomó delicadamente en su mano. ¿Por qué J era tan difícil? Era estresante de alguna forma.
- Gracias J. - T/n tomó su mano delicadamente y le dedicó una sonrisa. Jamás lo odiaría, eran simples palabras que se le salían cuando estaba molesta.
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- ¿Puedes tomarte un descanso al menos? - ya era la tercera vez que T/n entraba en la habitación y veía a J totalmente loco por el trabajo.
- Largo. - con un todo grave y tranquilo le dijo sin ni siquiera mirarla. - Vete, y no vuelvas hasta que termine.
T/n no lo pensó dos veces y salió de la oficina. No quería lidiar con un Joker molesto nuevamente.
J se quedó mirando la puerta nuevamente y respiró hondo. La quería lejos, más en el estado en que se encontraba. No quería desquitarse con ella, ella no se merece eso.
T/n se quedó recostada de la puerta y respiró hondo. Sabía que no podía seguir empujándolo a molestarse pero demonios, él necesitaba un descanso.
- J - abrió la puerta levemente y el payaso saltó al instante. Oh, oh.
- ¿¡Qué demonios te dije dime!? Eres tan tonta que ni para seguir instrucciones sirves. Ya lárgate de aquí T/n.
- Necesitas un descanso.
- Oh, alguien olvidó su lugar en esta casa. No me contradigas T/n. No eres nadie y no se cuantas veces tengo que repetirlo hasta que lo entiendas.
Vio cómo lágrimas se formaban en sus ojos y la pequeña chica salió rápidamente de la oficina. La había echo sentir mal una vez más. Frustrado tomó la botella de whiskey que tenía cerca y la tiró contra la pared. T/n no merece esto, ¿tal vez estará mejor sola?. El era un caso perdido, no había más nada que hacer por su pobre alma. Pero ella, ella no merecía tener el mismo final que él. No, ella era mucho más que eso. Esto simplemente era otro error que desearía borrar. Por primera vez, se sentía mal y se arrepentía de una decisión tomada por el mismo. ¿Qué demonios me está pasando? Distanciándote no vas a lograr nada payaso, nada.
Horas más tarde J se dirigió a la habitación y la vio en la posición que siempre adoptaba cuando estaba triste, en una esquina de la cama. Se fue a dar un baño, se puso su ropa de dormir y se fue directo a la cama sin tan siquiera mirarla. Vamos J, una disculpa no va a matarte ¿sabes?
- ¿T/n? - dijo de la nada y luego soltó un suspiro.
- ¿Mmm? - T/n apretó la sabana levemente y dirigió su mirada hacia él.
- Yo, yo. - respiró hondo y la miró fijamente. - Necesito tiempo ¿bien? No entiendo ni la mitad de las cosas que me pasan cuando estoy contigo. Es confuso y es molesto y te odio por esto; te odio por hacerme sentir. Pero quiero que te quedes, para siempre. Se que me odias y se que también he sido un imbecil. Solo trataba de alejarte pero tú - le agarro la cara levemente y negó con la cabeza. - tú no te vas, te quedas a mi lado ¿por qué?
- Porque te amo ¿tal vez?
- Cállate, no puedes amarme y tú lo sabes.
- Si, y ¿¡por qué demonios no!? Deja de pensar en ti un maldito momento y piensa en todo lo que hago por ti todos los malditos - un golpe en la cara hizo que se quedara callada y respiró hondo.
- Lo, lo siento déjame verte. - le tomó la cara nuevamente pero esta vez más delicadamente.
- Me tienes miedo J, tienes miedo de lo que sientes por mi. - fijó su mirada en el nuevamente. - Hagas lo que hagas, no podrás cambiar la forma en que te quiero. Te quiero hasta la muerte.
- Necesito tiempo T/n.
- No me eches a un lado J, podemos con esto juntos ¿si?
J la miró por unos segundos y respiró hondo. La acercó a él y la abrazó lo más duro que pudo; casi asfixiándola. Le dio un pequeño beso en la frente y sonrió para si. Era ella, siempre fue ella.