advertencia: secuestro, violencia, violación.
Tener la desesperante sensación de que alguien te está observando es lo que sentía t/n todos los días. Desde que se mudó al nuevo edificio presintió que algo estaba terriblemente mal. Mirando a través de aquella ventana de cristal la cual daba vista a toda ciudad Gótica, vio la silueta de un hombre en el edificio de al frente. Aquella silueta hizo que toda su piel se erizara. Pequeña ella que no sabía, que aquel hombre la había estado observando desde el primer momento en el que llego.
"Oh pequeña pequeña pequeña. Tú serás mía. Las voces me hablan y tú eres la elegida" Ese era el constante pensamiento que arropaba a Mister J. Había creado una pequeña obsesión con la chica.
Por semanas estuvo observándola, por semanas t/n tuvo la sensación de que alguien la seguía a todos lados. Regresando del trabajo, vio como aquel Lamborghini violeta que todo el mundo conoce, se estacionó justo a su lado. El corazón de la chica se le quería salir del pecho. Latía tan rápido que sentía que aquel hombre con el cabello verde podía escucharlo desde el otro lado. Fue entonces cuando notó esa sonrisa maliciosa, que te deja saber que algo realmente malo está por pasar.
- "Déjame llevarte de paseo pequeña, tengo algunos dulces para ti aquí adentro". - entonces t/n reaccionó. Supo que o corría, o tendría que lidiar con los pensamientos de aquel psicopata sin escrúpulos. Sin pensarlo dos veces comenzó a correr sin rumbo alguno. Se había librado, o al menos eso ella creía.
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Sabía que había algo horriblemente mal con el té que se acababa de tomar. Se sentía extraña, se sentía como mareada. Dejó el dinero en la mesa y salió al estacionamiento. Estaba terriblemente oscuro y su estado físico tampoco le ayudaba. Buscó con su mirada su auto y se dirigió poco a poco a él. Tan rápido como sus pies se lo permitían. Fue entonces cuando lo vio. Estaba allí con esa sonrisa que le para el corazón a cualquiera. Acercándose a ella como un león listo para cazar a su presa. Se sentía paralizada, sentía que ni siquiera podía mover sus pies a este punto. Entonces comenzó a correr por el estacionamiento, la estaba persiguiendo y sabía que no se iba a detener. La pequeña chica trataba de correr lo más rápido posible, quería dejar a aquel monstruo atrás.
- "Mala mala mala gatita" - decía mister J en tono de burla, la sonrisa malévola nunca se alejó de su cara. La tomó del pelo con todas sus fuerzas, era obvio que el payaso era mucho más rápido que ella. - "Las niñas malas deben ser castigadas."- Entonces t/n sintió un piquetazo en su cuello hasta que todo se volvió negro.
Se levantó con un horrible dolor de cabeza, no reconocía donde estaba y por un momento olvidó todo lo que había pasado. Entonces recordó todo en un instante, la realización de todo lo que había pasado llego de momento a su mente.
- "Oh como amo escucharte respirar" - sintió esas frías manos en sus hombros, su respiración tibia en su oído. Esa voz. Esa voz que reconocía totalmente. - "¿recuerdas lo salvaje que fuiste conmigo hace poco pequeña gatita? Ahora daddy tendrá que castigarte"
Sin darle tiempo a reaccionar se abalanzó encima de ella como el animal salvaje que era. Le desprendió la ropa de su cuerpo y t/n con sus pequeñas manos trataba de frenarlo. Era imposible, es imposible poder controlar a un monstruo. Mister J solo la miraba con deseo, sus ojos azules ahora casi negros. Sabía que la debía hacer de él, que debía corromper a esa pequeña chica que le había quitado el sueño desde que la vio. Entonces la violó. La follo tan duro como nunca lo había echo antes, la rompió desde adentro. No le importo las súplicas, no le importo los gritos de la pequeña t/n tratando de que parara. No le importo las lágrimas, tampoco la desesperación en sus palabras.