El Joker por primera vez en toda su vida tenía una debilidad. Una debilidad que tenía nombre y apellido. T/n T/a, era la única persona capaz de tener un poco del corazón del hombre que decía no tener alma. Todos los días, justo en la mañana cuando ella aún dormía la miraba y sonreía para si mismo. Era su droga. La única que necesitaba. Era su medicina bendita. Y era de él. Solo de él. Aveces se pregunta a si mismo que había echo para merecer tener a tal ángel. Cómo a un demonio como él se le había dado el poder de tener a una bendición como ella.
- ¿En que tanto estás pensando J? - T/n rió un poco y lo miró fijamente a los ojos.
- Oh pequeña, en lo que sea que tú estés pensando. - Esa era la típica respuesta de J a las preguntas sorpresivas de T/n. Ella era toda una gatita curiosa. T/n sonrío y negó con la cabeza. Sabía que no tendría caso volverle a preguntar.
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De camino al apartamento, Mister J solo rezaba por llegar lo más rápido posible. Necesitaba relajarse, y que mejor que estar con su muñeca en la cama mientras ella lo complacía en todo. Se bajó rápidamente del auto y sonrío un poco al ver el edificio. Cuánto le gustaba llegar a su hogar para esto. Nunca se lo admitiría a T/n pero siempre amaba esos pequeños momentos con ella. Entró al lujoso apartamento y dejó las llaves sobre la mesa de mármol.
- T/n estoy en casa .- A Mister J le pareció demasiado extraño que la pequeña T/n no corriera a sus brazos como siempre hacía al llegar a casa. ¿Dónde está T/n y por qué no está llenando mi cara de besos? Subió las escaleras y abrió la puerta. Se sorprendió un poco, no era algo que se esperaba. Sobre la cama estaba su gatita, con sus mejillas y ojos rojos por haber estado llorando. A su lado habían fotografías. Mister J sintió un extraño dolor en su pequeño al ver a su reina en tal estado. - T/n, ¿qué pasó hum?
- Nada J - al escuchar la voz de J T/n salió de su trance rápidamente y secó sus lagrimas al instante.
- Oh princesa no me digas nada cuando te estoy viendo llorar - J tomó una de las fotografías en su mano y la miró detalladamente. Él sabía muy bien que T/n tenía problemas paternales. Él la conocía mejor que ella misma. Él papá de T/n la había abandonado cuando solo tenía tres años. Aún así, esto era totalmente nuevo para él. Nunca había visto llorar a T/n por tal razón. Sabía lo mucho que le importaba, sabía lo bien que conservaba esas fotografías; pero nunca nunca la había visto llorar por él. - Princesa - Mister J dirigió su mirada hacia ella y T/n a este punto ya no podía controlar su llanto. - Hey princesa no llores en mi, hey - J tomó su pequeño rostro entre sus manos y la miró fijamente. - Escucha muy bien a daddy ¿bien? Porque no lo voy a repetir. Sabes, toda mi vida he tratado con todas mis fuerzas de dejar ir los recuerdos tan oscuros que tengo de mi padre. Toda mi vida he tratado de olvidar todo lo qué pasó. Incluso a veces le he agradecido porque gracias a él soy quien soy. Gracias a él, estoy aquí contigo justo ahora. He tratado de olvidarlo todo T/n, no te miento. No lloré cuando me pegó la primera vez. No lloré cuando me pegó la última vez. No lloré cuando mis abandonó a mí y a mi mamá. Pero cuando murió, me dolió. Recuerdo que era solo un pequeño niño, recuerdo que no entendía nada de lo que pasaba. Era un pequeño niño totalmente dañado. Me preguntaba a mi mismo a donde se había ido mi papi - J respiró hondo y miró fijamente a T/n. T/n vio como en los profundos ojos azules de Mister J se hacían lágrimas. - No me sentía completo, T/n. Mi papá me convirtió en un monstruo justo como él era. Ahora no soy yo completamente aquí. Ahora no estoy completo aquí. Mitad de mí desapareció. - Esas palabras fueron suficientes para que Mister J se rompiera totalmente al frente de T/n. Está era la primera vez, en lo que recuerda, que sentía lágrimas bajando por su mejilla. Sabía que T/n no lo juzgaría, por eso se daba el lujo de romperse al frente de ella.
T/n sabía lo que su padre había echo, sabía lo que le había echo a su madre, pero nunca había escuchado a Mister J decirlo de tal manera. Acarició el cabello verde brillante de J mientras acariciaba su mejilla sacándole aquellas lagrimas. Justo ahora Mister J, el Joker, el hombre más temible de todos era solo un pequeño niño llorando en la falda del amor de su vida. Ambos tenían pasados oscuros, ambos tenían problemas paternales. J respiró hondo y estrechó a T/n contra su pecho. Ella era su pequeña niña. Solo de él. La había visto llorar incontables veces, pero nunca había llorado junto con ella. Le dio un corto beso en la frente y continuó abrazándola. Ambos estarían bien, todo estaría bien si se tenían uno de él otto. Él la sostendría cada vez que recordara a su padre. Él la acompañaría para siempre.