Capítulo 6

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-Micaela, tenemos que ir a dormir. -Dije riendo.

Claramente habíamos tomado de más, yo estaba un poco más consciente que Micaela.

-No, no quiero dormir.

-Dale, boluda. - La tome del brazo para poder levantarla. -Ayudame un poco.

Caminamos con dificultad hacia su habitación. Micaela tenía dos camas en su cuarto, las pocas veces que me quedaba a dormir, yo ocupaba la de la izquierda que era la más chica. Y la de ella, por supuesto, era la más grande.
Ayudé a que se cambiara de ropa, yo hice lo mismo por mi parte, le pedí prestada, bueno en realidad tome ropa cómoda de su closet. Ya listas, la ayude a acostarse, pero se levantó nuevamente y se sentó en el borde de la cama.

-Bárbara, ¿Que harías si en el celular de tu madre encontraras mensajes de su amante?. -Preguntó clavando sus ojos en mi.

Me quedé atónita, Micaela no me había dicho que era su madre quien mantenía un amante. Me senté a su lado, no sabía que responder.

-Es muy difícil lo que me estás preguntando, no tengo una respuesta para eso. -Dije sincera.

-Lo primero que se te ocurra.

-Creo que hablaría con mi padre, de alguna forma estaría siendo cómplice si no se lo dijera. Mi papá es el héroe más grande de mi vida. -Sonreí al decir eso. -Por esa razón se lo diría, no me gustaría que estuviese engañado, tengo un vínculo muy fuerte con el, más que con mi madre.

-¿Y si no tuvieras un vínculo con ninguno de los dos?. -Sus ojos inmediatamente se cristalizaron.

-Yo... Mica. -No me salían las palabras.

-Está bien, Bar, no te preocupes. -Dijo sonriendo, pero una lágrima corrió por su mejilla.

-Lo siento mucho, Mica, -Fue lo único que dije y la aferre a mi en un abrazo.

Era la primera vez que la veia llorar desde que la había conocido, cualquiera podría decir que era por los efectos del alcohol, pero para mi había aprovechado la ocasión, Micaela se estaba desahogado, se veía tan frágil, nada parecido a la chica malhumorada que mostraba siempre.
Note que se estaba durmiendo, así que la ayude a que se acostara para que pudiera descansar, seque sus lágrimas y cuando estaba a punto de dirigirme a la otra cama para poder descansar, ella me agarró del brazo haciendo que caiga a su lado.

-Quedate conmigo. -Dijo adormilada.

No pude negarme y me acosté a su lado, me sobresalte cuando puso su mano en mi cintura y undió su cara en mi cuello. Tarde un poco en rodearla con mi brazo y quedar afrerradas una a la otra.

***

Me desperté con el sonido de la alarma de mi celular, tenía que asistir a clases en una hora, me levanté y busque a Micaela, fui a la cocina a preparar café cuando escuché el sonido de la ducha, no me dolía la cabeza, pero estaba aturdida.

-Creo que vas a necesitar muchos de esos. -Dijo señalando mi taza.

-Voy a dormirme en cualquiera de mis clases. -Tomé lo que quedaba de mi café y me dirigí al baño.

Me mire en el espejo y mi cara se veía fatal, a diferencia de Micaela. -La poca costumbre. -Pensé.

Después de bañarme y tomar dos tazas más de café, nos dirigimos a mi departamento a buscar mis libros y por supuesto, cambiarme de ropa.

En la Universidad tomamos cada una nuestro rumbo. Mis clases se hicieron largas para mi gusto, se notaba en mi cansancio lo difícil que lo estaba llevando. Alguno de mis profesores lo notaron y quisieron mandarme a la enfermería, me negué, por supuesto.
En el almuerzo no me crucé a ninguno de los chicos para mí suerte, sabía que iban a notar mi resaca y me harían miles de preguntas que no quería contestar, no porque no quisiera, si no porque no sabía si Micaela estaba de acuerdo en que ellos se enteraran.

Faltaban veinte minutos para que mi última clase terminara, trataba de permanecer lo más atenta posible, pero se me estaba complicando.

-Martínez. -Escuche al profesor, di un salto en mi banco y levanté la mano.

-La llaman de secretaría.

Inmediatamente guarde mis libros y salí del salón, era la excusa perfecta para retirarme, yo no era de esas personas que abandoban sólo porque si las clases.

-Te salvé. -Escuche decir, me di la vuelta.

-¿Que haces acá, Alejo?.

-Te vi por la ventana, te estabas durmiendo, así que decidí hacer algo antes de que el engreído de tu profesor te viera. -Sonrió.

-Gracias. -Lo abracé.

-Creo que mi favor fue saldado.

-Mm no, yo todavía no pensé que te voy a pedir, esto lo hiciste por que querías. -Me reí y le guiñe un ojo.

-¿Me vas a contar que hiciste anoche, cuál es la razón de que te estés durmiendo?. -Preguntó divertido.

Antes de que pudiera contestar llegaron Pablo y Micaela, saludé a Pablo y Micaela me saludó un rato después, noté su indirecta a la perfección. Claramente no tenía que decir nada de lo que había pasado anoche, no era como si hubiese pasado algo malo, quizá ella temía que la revelara, que le contara a los chicos lo que me había confiado de alguna forma, no lo que había ocurrido con sus padres, si no la Micaela que podía llorar, que tenía sentimientos, aunque ella los ocultaba muy bien detrás de toda esa armadura de mal humor.
De ninguna manera podía perder su confianza ahora que había abierto un poco su corazón conmigo mostrando esa parte de ella.

Perdón por la hora. Espero que les esté gustando la fic. Gracias ;3

Barbica  (Sólo un momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora