Capítulo 2

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Me desperté asustada, miré mi celular eran las doce del medio día. Por suerte los martes eran mis días libres de la Universidad, así que me quedé acostada un poco más.

Este día iba a ser como un domingo, lo único que cambiaba era que tenía que estudiar y pasar algunos apuntes.
Tenía tantas ganas de quedarme en cama todo el día. Podría haberlo echo, pero la noche anterior me había quedado despierta esperando una llamada de Pablo.

Después de la cafetería Pablo intentó llamar a Micaela pero ella no contestaba su celular, así  que el salió de la Universidad casi corriendo y nos dijo a Alejo y a mi que no nos preocuparamos, que sigamos con nuestras clases. Nos prometió comunicarse con nosotros en el momento que vea que Micaela esté bien, lo único que recibimos fue un mensaje diciendo que después nos llamaba. No podía hacer más nada que esperar, pero estaba tan impaciente que no pude concentrarme con mis tareas. Nunca recibí ninguna llamada.

Suspire y salí de mi habitación para empezar lo que no había podido hacer el día anterior. Ésta vez no me costó tanto concentrarme. Empecé con lo más difícil. Un ejercicio me estaba frustrando un poco, pero lo pude realizar. Seguí con lo de más, se me estaba haciendo bastante fácil. -Este año va a ser bueno. Pensé.
Estaba con la última materia de las dos que había cursado el día anterior y el sonido del timbre me desconsentro. Eran Pablo y Micaela, me sorprendí al verlos, casi nunca recibía su visita, mucho menos de Micaela, siempre nos juntabamos en el departamento de alguno de ellos dos, incluido el de Alejo.

-Hola. Dijeron los dos, mientras hacían camino hacia la sala.

-La pelotuda de Micaela fue a tocar timbre en el departamento de enfrente. Los tres reímos.

No sabía si preguntar que hacían en mi departamento, me parecía extraño que ambos estén acá.

-Estabas estudiando. Dijo Micaela mirando mis apuntes que estaban por toda la mesa. -Te dije que no era necesario Pablo.

-¿Querés ir con Alejo? Micaela negó con la cabeza sonriendo.

No sabía de que estaban hablando, así que me decidí a preguntar. Antes de que lo hiciera, Pablo volvió a hablar.

-Bárbara, necesito que Micaela se quede con vos.

-No soy un nena de cinco años. ¿Sabes?.

-Sólo hasta que esté seguro de que no lo sos.

Micaela estaba a punto de seguir con la discusión y decidí interrumpirla.

-Por supuesto que te podes quedar Mica, los dos si quieren. Sonreí. -Sí, estaba estudiando pero, no interrumpieron nada ya estaba terminando.

-No es necesario, Bar. Micaela parecía apenada.

-Si que es lo es. Dijo Pablo levantándose del sillón. -Yo me tengo que ir, en media hora tengo mi próxima clase.

Pablo se fue y quedamos con Micaela, preparé café y se lo di sin preguntarle si quería o no. La intriga me estaba matando, quería preguntarle que había pasado el día de ayer o porque se estaba quedando en mi departamento, pero tampoco quería ser imprudente. El silencio era un tanto incómodo.
Busque la caja de cigarrillos en mi cartera y me fui a fumar cerca de la ventana.

-Podes seguir con tus tareas, ah y el humo del cigarrillo no me molesta, estoy acostumbrada con los chicos, pensé que ya lo sabías.

Sabía que Micaela no tenía ningún vicio, o si lo tenía no nos hacía saber.

-No se muchas cosas de vos. Pensé en vos alta.

-Nada interesante, te lo aseguro.

-Quizá para vos no sea interesante.

-¿Para vos si?.

-Un poco. Dije soltando el humo que tenía en mi boca.

-Nos conocemos hace un año, Bárbara. Pensé que ya me conocías.

-La verdad, no.

-Entonces, te doy la oportunidad de preguntarme lo que quieras. Me miró con una sonrisa pícara. -Excepto el porque estoy acá.

No sabía que preguntar, de todas las cosas que quería saber de Micaela en ese momento se esfumaron.

-Emm, no se, contame sobre tu familia.

-Mi familia. Dijo con un tono de tristeza, sonrió para disimular. -Soy hija única y mis papás son la única familia que tengo, sin abuelos, sin tíos.

No quise preguntar más, no quería ser imprudente, o hacerla sentir más triste de lo que la veía.

-Está bien. Me senté en frente de ella. -Vos, ¿querés preguntarme algo?.

-No Bárbara Martínez, no me gusta preguntar.

-Y entonces ¿cómo conoces a las personas?

-Me gusta descubrir, las personas te cuentan lo que ellos quieren. No siempre dicen la verdad.

No seguí con las preguntas y me dispuse a terminar mi tarea, hacia ya media hora que no volvimos a hablar con Micaela. -Descubrir a las personas. Esas palabras quedaron rondando en mi cabeza.
Miré hacía la sala y ella estaba con un libro, parecía tan concentrada, todavía no se me iba la duda del porque estaba acá. Pensé en mil maneras de preguntarle, pero ella me había advertido que no contaría eso. Ella no, pero quizá Pablo si, así que decidí escribirle.

[20:22]Bárbara: ¿Por qué Micaela se está quedando conmigo?, perdón pero estoy preocupada.

Le pregunté directamente, con Pablo siempre podía hacer eso, sin rodeos.

[20:28]Pablo: Hola Bar, yo no te puedo contar nada, pero Micaela necesita compañía. Y creo que no va a ser sólo por esta noche, ella no puede estar sola.

Me pasaron mil cosas por la cabeza, Micaela parecía una chica tan serena, nunca se metía con nadie, no le importaban los rumores sobre ella, no como a Pablo o a mi. No podía descifrar que problema podría tener alguien como ella.
Mi estómago empezó a doler y recordé que no había comido, así que pedí delivery, sin preguntarle a Micaela, seguramente se iba a negar a que pidiera algo para ella, comimos y ella se fue a dormir.

Mi alarma de todos los días sonó, me di vuelta en la cama y Micaela seguía durmiendo, no sabía si despertarla o no, pero teníamos Universidad así que la desperté.

[...]

La semana pasó normal para mi, lo único nuevo, era que tenía de huésped a Micaela. Manteniamos mínimas conversaciones, a veces era como si yo estuviese sola. Pablo y Alejo frecuentaron más mi departamento, iban a estudiar y otras a ver películas.

Alejo nos contó que se iba a mudar y que haría una fiesta para su "inauguración". Tardamos un poco en convencer a Pablo. Las fiestas que organizaba Alejo siempre eran las más divertidas, iban chicos de las distintas facultades de nuestra Universidad. A decir verdad hacía bastante que no iba a una fiesta, todo el verano me la pase con mi familia, eran los únicos meses que podía estar con ellos.

Sábado por la mañana salimos con Micaela a comprar ropa para la ocasión, caminamos por distintas tiendas, probandonos distintos atuendos, Micaela me ayudó bastante, tenía un muy buen gusto por la ropa.
No me acostumbraba a el silencio entre nosotras, y cada vez que podía, trataba de sacar algún tipo de conversación que no sea de la Universidad pero ella lo evadia.

-Muy bien, vamos a tratar de descubrirte Micaela Suárez.

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Barbica  (Sólo un momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora