Capítulo 7

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Después de haber obtenido un poco de la confianza de Micaela pasábamos el mayor tiempo posible juntas, al principio sólo era durante nuestros recesos en la Universidad. Yo me había encargado de buscar a través de sus redes sociales pistas de los gustos de Micaela, sólo encontré que le gustaba leer. Puse en práctica lo que ella me había dicho de descubrir a las personas. Aunque nunca se sabía, quizá hoy le gustaban los libros y mañana los odiaba, era muy impredecible.
Llegué a descubrir hablando en algunas ocasiones que le gustaba tocar la guitarra, era algo que teníamos en común, pero recién hasta ese entonces me había enterado, le gustaban los deportes extremos, aunque no practicara ninguno, era ayudante en un comedor comunitario para niños de escasos recursos, eso me pareció de lo más admirable, Micaela tenía un corazón gigante y podía notarse, o por lo menos yo había notado, que cada cosa que hacía, lo hacía con pasión.
De todas formas no había podido saber de la vida amorosa de Micaela, durante todo el mes que habíamos pasado prácticamente sin despegarnos una de la otra, siendo cautelosas porque todavía no le habíamos contado a Pablo y Alejo nuestra repentina relación de amistad. Trate de averiguar entre los chicos pero ellos no sabían nada, ¿como una persona podía ocultar tan bien su vida?, le había preguntado en diversas ocasiones, pero ella siempre evadía mi pregunta cambiando de conversación o preguntándome como llevaba mi separación.
Para mi sorpresa su presencia hizo que no entrara en algún tipo de depresión, como yo me lo imaginaba y de alguna forma concentrarme en conocerla había echo que mi dolor fuese desvaneciendo. Me había obsesionado tanto con su vida que estudiaba cada expresión, las muecas que hacía al hablar, la manía que tenía al comer, siempre dejaba para último lo que más le gustaba de cada alimento, siempre que íbamos por un helado pedía los mismos gustos, limón y chocolate, nunca hacía por probar los distintos gustos que estaban escritos en la pizarra de la heladería. Esas cosas eran las que la hacian especial.

Hoy habíamos quedado en no salir con Pablo y Alejo, cada una había inventado una excusa diferente, nunca pregunté porque no le podíamos contar a los chicos de nuestra amistad, quizá tendría sus razones. Íbamos a cenar en mi departamento y después, seguramente veríamos una película o alguna de las series que habíamos empezado juntas.

-Woo, pensé que no íbamos a salir. -Dije cuando le abrí la puerta.

Tenía un jeans negro desgastado,  un blazer a juego con el top y unos zapatos de plataforma.

-Hola, Bárbara, yo estoy bien, ¿vos?. -Me saludó, y como tantas veces evadio mi pregunta.

-Hola, Mica. -La observe mientras caminaba por la sala.

-Que nerd, estabas estudiando y es sábado. -Me miró levantando una caja.

-Estaba aburrida. -Me encogi de hombros.

-Bien, Martínez ¿que vamos a cenar?.

-Pedimos algo o cocino, como quieras.

-O cocino yo. -Se levantó del sillón y fue a la cocina para ver lo que había en la heladera.

-¿Vas a cocinar así?. -Pregunté

-¿Cómo?.

-Estás, emm... estás muy linda. -Me sentí  estúpida al decirle eso. -Te podes manchar la ropa, nena!. -Trate de sonar lo menos nerviosa posible, por lo que había dicho primero.

No noté ninguna expresión en su rostro, quizá no le pareció tan raro como a mi.

-¿Me estás diciendo inútil?. -Se rió al verme negar con la cabeza una y otra vez.

-No, pero como quieras.

Mientras Micaela estaba en la cocina, yo me fui a la sala y me acosté en el sillón, no entendía porque me sentía de esa manera por haberle dicho linda, era mi amiga, tendria que ser normal, pero me sentía ridícula, aunque ella le dio la más minima importancia, esas palabras no dejaban de rondar mi cabeza.

Me asusté cuando sentí que Micaela tiraba de mi brazo.

-Bárbara, te quedaste dormida.

-Perdón, te deje sola, ¿necesitás ayuda?. -Frote mis ojos, los  sentía hinchados.

-No, la cena ya está lista, vamos!. -Tomó mi mano para que me levantara.

No se cuanto tiempo me había quedado dormida, pero creo que fue bastante. Micaela había cocinado una tarta de verduras, según ella su especialidad, y al parecer era cierto porque estaba riquísima, no recuerdo cuántas veces se lo había dicho durante la cena.

-¿Me vas a decir porque viniste vestida así?.

-Bueno... yo tengo que ir a un lugar.

-¿Te acompaño?

-No, Bárbara, no es un lugar donde puedas sentirte cómoda. -Mantuvo sus ojos en los míos. -Podrías salir con los chicos, ellos estarían encantados.

-No, prefiero quedarme acá, ya dormí así que tal vez siga estudiando. -Sonreí para que no notara mi decepción al saber que no podía acompañarla.

-¿Segura?

-Si, segurísima.

Hablamos un poco más de cosas sin sentido, hasta que ella decidió que era hora de marcharse, la quise convencer para llevarla, pero no aceptó. No estaba molesta porque cambiara "nuestros" planes, pero si un poco desconcertada.

Me fume aproximadamente seis cigarrillos, tratando de concentrarme en el texto que estaba leyendo, trataba de sacar de mi cabeza que tipo de lugar sería en el que no me sintiera cómoda para Micaela, fue inútil no podía contener ni si quiera un párrafo, cerré mi libro con bronca y tome mi celular para llamar a Alejo. Para mí suerte contestó dándome las indicaciones para llegar al lugar donde estaban.
Tarde menos de lo que pensaba en bañarme y arreglarme.

***

-Que lindas estás.

-Gracias, y eso que no tardé mucho. -Sonreí con orgullo.

Tomé la mano de Pablo para dirigirnos donde estaba Alejo y un grupo de personas junto a él.

-Pensé que no ibas a venir. -Dijo ofreciéndome una bebida.

-Te sorprendí, hee!!.

Me presentaron a las personas que estaban con ellos, todos muy divertidos y agradables. Era la primera vez que presenciaba ese boliche, tenía distintas pistas, arriba y abajo, las de arriba suponía que eran los vip, donde más tarde iríamos con los chicos.

-Lindo lugar. -Tuve que levantar la voz para que Alejo pudiera escucharme.

-Divertido, Bárbara, divertido. -Me corrigió.

-No seas tan formal, por una vez en tu vida. -Se burló Pablo.

-Perdón. -Dije riendo. -Entonces, ¿quien me saca a bailar en este divertido lugar?

-Podemos bailar los tres, no es necesario pelearnos por vos ésta vez. -Contestó Alejo guiñandome un ojo.

Bailamos un par de temas y los chicos que me habían presentado anteriormente nos dijeron que habían habilitado los vip.

-Vamos a comprar algo para tomar y después subimos. -Pablo le dijo a Alejo y agarró mi mano en señal para que lo acompañara.

En la barra se podía notar la excesiva cantidad de gente, nos pusimos a observar con Pablo a las distintas personas mientras esperábamos que nos atendieran.

-¿Esa es Micaela?. -Señaló a una esquina del lugar.

Tarde un poco en reconocerla y de mi cara se desdibujo la sonrisa que tenía. Se podía notar que Micaela estaba un poco borracha por la inestabilidad que tenía, el chico que la acompañaba la sostenía para que no se cayera. Mi cara se transformó aún más cuando ellos empezaron a besarse.

-Esa chica no está bien, deberíamos ir a ayudarla.

-¿Ayudarla?, si la está pasando bien con ese chico. -Mi tono de voz hizo que Pablo me mirara sorprendido. -Yo no me voy a meter en sus cosas. -Dije y me fui en busca de Alejo y a los demás.

Espero que les guste :) Gracias por sus votos, me ayudan bastante ♡

Barbica  (Sólo un momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora