Capítulo 19

118 7 2
                                    

-No quiero que te vayas. -Dije con mi voz totalmente quebrada.

-Lo siento pero tengo que hacerlo.

-Al menos dejame acompañarte ahora. -Micaela cerró los ojos ante mi petición.

-Está bien. -Dijo sin mirarme.

Nos abrazamos y estuvimos así por unos minutos, la sensación de tener a Micaela entre mis brazos era de no soltarla jamás. Nos separamos un poco y sin poder resistirlo más agarré su rostro y la acerqué para darle un beso.

-¿Vamos?. -Pregunté cuando nos separamos y ella asintió mientras soltaba un suspiro.

No conocía la dirección que me había dado, opté por usar el GPS de mi auto, Micaela parecía estar perdida en sus pensamientos, no era la primera vez que la veía así, por esa razón no le pregunté por donde debía ir.
Una vez que llegamos nos mantuvimos en el auto, yo observaba la zona mientras que Micaela le escribía a alguien en su teléfono.

-Ya vuelvo. -Dijo, pero antes de que pudiera salir la agarré del brazo.

-Voy con vos. -Dije firme.

-No. -Contestó asustada. -Te prometo que salgo rápido. -Yo negué. -No quiero meterte en esto, Bar. No sabés lo que es ahí dentro, te vas a asustar y me vas a odiar.

-Perdón pero no confío en que vas a volver.

-Lo voy a hacer, vuelvo en diez minutos, si no estoy acá en ese tiempo pasá y buscame. Jamás dejaría que te acerqués a esa casa.

Yo asentí, las casa parecían de terror, las calles oscuras y al parecer peligrosas, antes de que Micaela saliera me pidió que cerrara todo con llave y que aunque yo estuviese adentro colocara la alarma yo hice caso y empecé a controlar el tiempo, los minutos pasaban y yo me ponía más ansiosa tenía miedo de que Micaela no regresara en el tiempo que me había dicho, tenía miedo de bajarme del auto para ir a buscarla y tenía miedo de lo que me podía encontrar dentro de esa casa.

-No lo puedo creer, Micaela. -Dije antes de desbloquear el auto, ya habían pasado los diez minutos y ella no aparecía, con todo el miedo que sentía abrí la puerta del auto.

Me encaminé hacia la entrada de esa casa, desde afuera se podía escuchar la música y el murmullo, cuando decidí entrar una persona abrió la puerta.

-Hola linda. -Saludó un chico que parecía totalmente perdido. -¿Te puedo acompañar?. -Sonrió.

-No, gracias. -Dije nerviosa. -Voy a buscar a alguien. -De repente escuché la voz de Micaela acercándose.

-No me voy a quedar, tengo muchas cosas que hacer y... Bar. -Se sorprendió cuando me vio.

-Asi que Bar, he. -Dijo el chico que venía detrás de ella. -Hola, me llamo Lautaro. -Se presentó mientras Micaela se acercaba a mi.

-Hola. -Devolvi el saludo aún más nerviosa.

-Ya nos vamos. -Dijo Micaela.

-¿Tan rápido? Bar aún no entró a divertirse.

-Ella no es como pensas.

-Pero la trajiste. -Contestó sonriendo mientras yo me encontraba totalmente confundida.

-No va a entrar. -Dijo molesta.

-Está bien. -Se acercó a Micaela y me sorprendí cuando la quiso besar, pero ella le corrió la cara y el sonrió, un dolor y bronca se instaló en mi cuerpo.

-Imbesil. -Dijo antes de agarrarme del brazo y llevarme al auto. -Te dije que me esperes acá. -Estaba molesta pero no contesté, el nudo que se me había formado en la garganta no me dejaba. -Mierda.

Encendí el auto en silencio, agarré la ruta que me llevaba a su departamento sin siquiera preguntarle dónde quería ir, yo también estaba enojada me sentía tan estúpida ¿Y si ese chico era su novio?. No me sorprendería, nosotras no éramos nada, solo dos chicas experimentando aunque esa palabra me molestaba en especial.

-Llegamos. -Dije cuando estacioné en frente de su edificio. Micaela me miró sorprendida, al parecer ni siquiera había prestado atención en el camino.

-Me imagino lo que estás pensando, pero no. -Aseguró buscando mi mirada.

-Estoy cansada. -Contesté en cambio. -Necesito dormir.

-Bar, por favor.

-No somos nada, Micaela. Si ese chico es tu novio entiendo, al menos me hubieses avisado ¿No?. -Mi voz me estaba traicionando.

-Lautaro no es mi novio es un pelotudo ¿vos pensas que mientras esté con vos voy a salir con otras personas?. -Preguntó entre dolida y enojada.

-No quiero seguir con esta conversación.

-Entonces si lo pensas.

-Que querés que piense ¿He? Si te quiso besar es por algo o no?.

-Lo hizo a propósito, no te diste cuenta?. -Gritó frustrada. -Le conté que estoy saliendo con vos y lo hizo para joderme.

-¿Le contaste?. -Pregunté desconcertada.

-Si, pero tranquila, no le va a decir a nadie si es lo que te preocupa. -Dijo más calmada.

Nos quedamos en silencio, ya no sabía que pensar, no me preocupaba que ese chico contara algo, me preocupaba Micaela, no podía obligarla a que me cuente lo que estaba haciendo ahí y si no salía de ella misma, qué podía hacer yo, ni si quiera había tocado el tema de sus padres y al parecer no pensaba hacerlo de ninguna manera. Quería que Micaela confiara en mí, quería que todo lo que estaba pensando lo pidiera decir en voz alta, era un trabajo difícil, pero no pensaba rendirme.

-No quiero que estemos enojadas. -Habló rompiendo el silencio, yo la miré y noté las lagrimas en sus mejillas. -Por favor, Bar. Jamás saldría con alguien más.

-Te creo y perdón por reaccionar así. -Dije un poco avergonzada.

-Estabas celosa. -Se burló.

-Igual que vos con el estúpido del deliveri. -Devolví.

-Quiero que te quedes a dormir conmigo. -Dijo cambiando de tema. -Tenemos que terminar nuestro fin de semana juntas, aunque no fue el mejor. -Esto último lo dijo casi en un susurro. Yo asentí, por supuesto que quería seguir con Micaela.

Entramos a su departamento y podía notar la tensión que había en ella, sus puños apretados y sus ojos cerrados por un instante me preocuparon, podía jurar que estaba reviviendo la escena con sus padres.

-Bar, nos podemos ir a dormir ya?, necesito que me abraces.

-Obvio. -Dije agarrandola de la mano y llevándola a su habitación.

Nos cambiamos en silencio por algo más cómodo y cuando nos acostamos abrí mis brazos para recibirla.

-Algo más señorita?. -Pregunté divertida para calmar su tensión.

-Si, quiero que me beses.

-----------------------------------------------------------

Barbica  (Sólo un momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora