6

37 8 8
                                    

Rosie

Saben nunca me consideré una chica bonita, mis caderas estaban bastante rellenas, cuando sonreía no aparecían hoyuelos tal vez lo único bueno que tenía eran mis ojos y mi cabello pero con dos cualidades no vas a opacar todos tus defectos. Bueno eso creo yo, no sé tú.

Hace dos meses que vivía con mis abuelos por parte de mamá, y durante esos dos meses mi abuela, la gran Rosa Álvarez, no paraba de buscarme novio, parecía que necesitaba encontrarme uno lo más pronto posible porque le estorbaba, mi abuelo siempre le decía que parara pero siendo ella como es no le hacía caso. La amaba sí, pero podía ser abrumadora; por eso mi abuelito Ramiro es mi favorito.

Desde hace un mes que los ayudó en Watson, antes no tenía ese nombre, pero como mis abuelos ya están algo mayores y no tenían para pagar sus deudas decidieron vender la cafetería a un señor con ese apellido, lo bueno es que los dejó seguir trabajando allí, esa cafetería es lo que más aman, aparte de sus hijos, claro.

Era una noche bastante tranquila, estábamos a punto de cerrar cuando de pronto sonó el teléfono.

—Watson, muy buenas noches, en que puedo ayudarle — contestó mi abuela

—¡ooooh! ¡MARK! Claro, claro yo le digo...—decía toda emocionada — Y eso como a qué hora sería— pregunta.

Mi abuela lanzó un grito de sorpresa

Quien fuera ese tal Mark le tendría que estar dando buenas noticias, espero que sea algo bueno para la cafetería

—Yo le digo, muchacho — Mi abuela tenía una sonrisa macabra en el rostro mientras se me quedaba viendo — bueno, bueno, ¿el sábado verdad? Está bien muchacho....Chao.

Cuando dijo eso último la sonrisa que tenía en el rostro se extendió aún más...Les juró que daba miedo verla, no sé porque presiento que no me conviene que tenga esa mirada y sonrisa .

—Bueno mi niña, tenemos que hablar, ven Rosie, siéntate un rato—me llamó

¿MI NIÑA?

Hice lo que me dijo, en definitiva esa llamada me iba a afectar más de lo que esperaba, quien sea que le hizo la llamada me metio en un buen lio...

—Recuerdas a Mark—me preguntó

Negué con la cabeza

—Bueno es un cliente muy pero muy frecuente de aquí y hace unos días me dijo que le gustabas

¡Ay Dios! Ya vamos con esa charada otra vez...si pudiera rodar los ojos enfrenté de ella sin que me lancé un regañó lo haría

—Ajá y que tengo que ver yo con eso—pregunté escéptica

—Que vas a salir con él este fin de semana

Eso si que no

—No abuela, no lo voy a hacer.

—Claro que si — dijo autoritaria—yo digo que vas y vas a ir.

—Ajá y tú con qué permiso decides mi vida — puede que suene grosera pero ya me tiene aburrida con eso

—¡SOY TU ABUELA!¡RESPETAME INSOLENTE! — Gritó

—No puedes decidir con quién salgo, eres mi abuela, no yo para decidir qué hacer con mi vida

Suspiró

—Rosie, sólo quiero que salgas que te diviertas, que olvides los problemas que dejaste allá

Dos Cafés, por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora