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Estaba pasando un momento agradable con mi tío Jo, uno de sus pasatiempos favoritos era cantar y a pesar de ser un hombre alrededor de los cincuenta y con una mala condición física eso le traía suerte con chicas de mi edad, así que me estaba contando como una vez logro que la dependienta de la tienda de celulares le regalará un cargador para su celular por haber imitado a Juan Gabriel, me estaba riendo a carcajadas.

Cuando todos se marcharon mi madre me ofreció un café.

—Hijo y eso que decidiste venir—preguntó mientras hacía los cafés en la cocina—Es raro que te aparezcas y más si es tarde, ¿Tienes problemas?

—No mamá, tenía ganas de venir y además te use de excusa para escapar de una situación incómoda.

—Ooh yo pensé que era porqué me extrañabas—dijo con lo que parecía una mueca triste

—Pero si a ti es la que no le gusta que venga— le recordé

Bufó.

—En fin... ¿De qué estabas huyendo?

—Estaba con mi mejor amiga y su novio y no podía seguir viendo como estaban de cariñosos.

—Ya es hora de que le digas a la chica lo que sientes ¿no crees?

—Lo sé, pero tengo miedo de arruinarlo, mamá.

—Lo único que puede pasar es que te diga que no te ve de esa manera. —se encogió de hombros, dejo los cafés en la mesa y se sentó frente a mí.

—Oye tú sí que eres buena subiendo los ánimos-—reproche.

—Lo siento pero es cierto, nadie manda en el corazón de otra persona, pero dime ¿Cómo sabes que ella nunca te ha visto como algo más que su mejor amigo, si nunca le has dicho lo que sientes? —dijo sería clavando su mirada en mí, como lo hacía cuando era un niño y me regañaba.

—Es que no quiero arruinarlo, ella es feliz con su novio.

—Entonces si no vas a dar batalla hijo, no te molestes cuando la veas en el altar con otro.

—Insisto eres buenísima levantando el ánimo

—Tú mejor que nadie, sabe cómo soy así que sin reproches, por favor. —me respondió con una sonrisa burlona.

—Sabes que mejor bebamos el café que se está enfriando. —la apremié con tal de cambiar el tema.

Nos estábamos poniendo al día con mamá cuando recibí un mensaje de Katherine que me preocupo, decidí llamarla, contestó llorando.

—Hola Kathy ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —pregunte alarmado

—A... A.. Adamm —tartamudeo

— ¿Qué pasa con él? —Pregunte — ¿Llegó bien?

—Está en el hospital —sollozo

—En qué hospital —pregunté

—En el Green Yard, ¿Puedes venir? —Pregunto entre sollozos

—Claro, Kathy, voy para allá.

Le explique a mi madre la situación, nos despedimos con un abrazo en y me acompaño hasta la puerta.

Llame a un taxi y me dirigí al hospital, sentía que parte de lo que le había pasado a Adam era mi culpa, si él no me hubiera ido a dejar donde mamá no le hubiera pasado nada, si simplemente nos le hubiera hecho caso y hubiera tomado mi coche tal vez Adam no estaría ahora en emergencias.

Dos Cafés, por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora