Notas: Ningún personaje me pertenece, todo es obra de Rick Riordan.
Advertencia: Yaoi.
Mente abierta
Jason nunca se consideró a sí mismo como alguien que criticase mucho ni que metiese sus narices en vidas ajenas.
A sus ojos, el mundo era libre de hacer lo que desease, siempre y cuando no dañara a nadie con ello. Así de simple y sencillo.
Él no veía como algo importante las distinciones sociales como podrían ser el dinero, color, edad, orientación o género; ni siquiera esas tontería de griegos o romanos.
Todos eran personas, que más daba.
Y quizás era precisamente por ello que el destino le permitió ser el primero en conocer el secreto de Nico.
_...tú... Más te vale no decirle a nadie! -había chillado el italiano una vez que quedaron a solas. No era necesario especificar más; ambos sabían de que estaba hablando.
El de ojos azules suspiró pesadamente mientras se despeinaba un poco.
Estaban en medio de un problema mil veces mayor que ello, pero el hijo de Júpiter comprendía la preocupación del rey de los fantasmas, aunque le doliera su desconfianza.
_Ya lo sé, Nico. Descuida...-sonrió con calma, confundiendo aún más al hijo de Hades, quién volvió a alejarse sin decir nada.
Puede que el joven Di Angelo aún no lo aceptara, pero Jason era confiable y de mente abierta.
Nunca lo iba a juzgar ni traicionar.