Comida familiar.. ¡¿Qué demonios hace Connor aquí?!

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Nada importante ocurrió después, solo lo normal. Las chicas tratando de hablar conmigo y yo esquivándolas de alguna u otra manera. Jake apretando su mandíbula durante todo el día, Diego con el ceño fruncido y Connor mirándonos a todos divertidamente.

Y yo.. Yo me quedé pensando sobre lo que sentí en la primer clase, lo que pensé. 

Se que delante mío se encuentra un gran cartel que dice "PELIGRO, NO PASAR" pero mi corazón retumba fuertemente contra mi pecho. Tan fuerte que presiento se saldrá en cualquier momento dejándome un gran hueco dentro mío. Un hueco que podría aparecer si me involucro de manera errónea con Bryan.

Luego de que mi  última clase acabara, las chicas me invitaron por un helado, me negué y ellas se fueron sin mi. Salí al estacionamiento y me senté bajo un árbol, a pocos metros de donde bryan había dejado su auto. Saqué mis libros y cuadernos, también mi laptop, y me puse a realizar la tarea que nos habían dejado.

Una hora después pude terminarla, y aún no se iba mi inquietud que había comenzado en clase de idiomas. Y aún debía esperar otra media hora hasta que Bryan saliera, por lo que saqué mis auriculares, los conecté a la pc y me acosté sobre el césped sumiéndome en la música y la leve brisa que corría en ese momento. Al cabo de dos canciones me dormí.

Cómo llegué aquí no tengo idea. Luego de haber escuchado algun tipo de canción francesa y dormirme no recuerdo nada. 

En este momento me encuentro en mi cama en la casa de Bryan. Supongo que habrá salido, me habrá encontrado y al no haberme logrado despertar me trajo en brazos. Eso fue lindo e hizo que mi corazón se hundiera y latiera en modo de precaución.

Me incorporé rápidamente, lo cual me provocó un agudo mareo, y me levanté de la cama en dirección al placard. Tomé una muda de ropa, una toalla, mis productos y entré al baño.

Seguía suspirando y pensando por la primer clase.

No podía sentir algo por Bryan. Él solo es un chico que me traería lágrimas en el postre. Y espinas en la cena. 

Abrí el agua fría y me sumergí debajo de ella relajando mi cuerpo. Traté de relajar mi alma, pero la pobre estaba inquieta y angustiada.

Realicé todo lo que en una ducha debe hacerse: lavé mi cabello, refregué mi cuerpo, me pasé la maquinita de afeitar por precaución y me enjuagué. Pero no quería salir, no quería volver a la habitación e inhalar el aroma de Bryan. El olor a menta y canela, con un toque de colonia, que podría derretir todos los glaciares.

Pero debía salir porque tenía la cena familiar con los Dylantis.

Cerré el agua a regañadientes y tomé la toalla comenzando a secarme. Se escuchó un sordo golpe de la puerta contra la pared de la habitación e hice caso omiso terminando de secarme y vistiéndome. Se escucharon algo parecido a gemidos y jadeos y asumí que Bryan habría prendido la Tv y puso alguna película pornográfica. 

Jodido pervertido.

Subí la cremallera de mis botas y la de mi falda. Acomodé mi blusa de seda verde y salí envolviendo la toalla en mi cabello.

Me equivoqué rotundamente. 

No era ninguna película, pero si se trataba de Bryan.

Se encontraba arriba de Jade (¿O era Sophie?) tocándola pervertidamente mientras bajaba su falda.

Ves, Zoe? -dijo una vocecita en mi interior- Eso es lo único que Bryan Dylantis busca en una chica. Retrocede y vuelve a sufrir por el idiota de Connor. Será mejor que sufras por Connor antes que por Bryan.

El Efecto BryanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora