El Efecto Bryan

Bryan.

Comencemos con que la chica que trato de ganarme me vio en mis adorables calzonsillos de dibujos infantiles. Le sigamos con que tiempo después se enteró que tomé biberón hasta los doce años.

Jamas me había encontrado tan lejos de ganar una apuesta.

Probablemente ya no me vería como el sexy galán rompecorazones y gilipollas como ella solía decirme. Tal vez, y yo le he dado más motivos, ahora me vea como un chico dulce, bueno y.. cursi. 

¡Joder, casi me largo a llorar frente a ella por la inimaginable imágen de mis hermanitas con pareja!

En serio eso sería algo que no podría soportar. Ni en un millón de años.

Volviendo al tema, daba a Zoe por perdida. Una patética y perdida apuesta. Aclaro que llamo patética a la apuesta y no a Zoe. No sería capáz de llamarla patética y creérmelo. Por eso, esa misma noche que nos cruzamos con Connor, un primo que no veía hace algunas semanas atrás, no pude evitar arrinconarlo antes de que se vaya. Recuerdo la cercanía que teníamos y la furia que inundaba mi cuerpo. 

"Fuiste un estúpido. Ya no hay vuelta atrás y debes dejar que ella sea feliz luego de que la lastimaras de una manera baja, incluso para ti, Con." Fueron las palabras que le dije. 

No entiendo por qué había reaccionado de esa manera. Últimamente me volvía más posesivo y protector respecto a Zoe.

Recuerdo esa noche haber dormido bien por haber observado lo serena y angelical que se veía Zoe al dormir. Jamás había tenido una noche tan pacífica en mi interior.

Ok... Alto. ¿Qué demonios me ocurre?

Un, dos, tres, tierra llamando a Bryan de Zoelandia. Ella es solo una puesta. Una caliente, de jodidas curvas matadoras, apuesta.

No podía esperar a que Zoe volviera a su casa y poder despejarme de esa sensación que me invadía tanto cuando estaba cerca o lejos de ella. De cerca era alivio, de lejos era ansiedad sofocante.

No quería perderla de vista ni por un instante.

Pero, viendo todo esto desde otro punto de vista, me daba ventajas sobre la apuesta. Jake, Ashley y su séquito, no hacían más que sofocarla diciéndole que se alejara de mi o que andara con demasiada precaución respescto a mi. Conocía a Ashley, sabía que todo lo hacía por puro cuento entre nosotros dos, pero el problema era que nadie sabía nuestro secreto porque tuve que, literalmente, arrodillarme para que no abriera su boca. Volviendo al tema, mientras todos ellos interponían el "Aléjate de Bryan" ante lo que le pasara a Zoe, yo la podía acurrucar en nuestra habitación mientras me contaba cómo le había ido en su día y cómo se sintió. Agregaré que intercambiabamos anécdotas o secretos con frecuencia.

Nuestra relación iba mejorando, y notablemente cabe agregar. Nos la pasábamos bromeado, jugando, riendo, hablando, tanto entre nosotros dos como con mi familia de agregados. Todos sentíamos a Zoe parte de esa familia y casa. Era una más de nosotros pero yo no tenía un sentimiento de hermandad hacia ella. No la veía ni la vería con mi hermana, menos cuando tuve el placer de verla sudada varias veces.

"Bien, bésame." Juro, juraré y juré que las palabras habían salido sin antes haber pasado por mi cerebro. ¡Que manera tan grande de ser estúpido, Bryan! me había gritado mi subconciecia medio segundo después de que había prounciado esas palabras, y claro que yo ahí había apoyado y re-apoyado a mi subconsciecia. Más estúpido no podría ser ni porque me pagaran. 

Pero no negaré que hubo una chispa de esperanza de que Zoe me besara. Joder, anhelaba tanto su beso que no me di cuenta hasta el momento en el que me tomó por las mejillas y se inclinó hacia mi. Si bien su beso no fue en los labios, me sentí inmensamente feliz. Claro que lo disimulé dádle la espalda. Lucy había visto mi sonrisa y en ese instante se le habían iluminado los ojos. Sabía que ella cumpliría mi deseo.