Capítulo 3 : Al descubierto

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Después de que Aurora consiguió el permiso para entrenar, salió de la cámara del patriarca en dirección al octavo templo, Escorpión, al llegar, encontró al custodio de dicho templo quien la miro extrañado.

– ¿Aurora? – pregunto el caballero Escorpión, la mencionada asintió – ya veo.... – se acercó a la pequeña, puso su mano en la cabeza de esta – aun siendo una niña, eres muy valiente y decidida – se arrodillo para estar a la altura de la niña

En eso apareció Aioria, Milo lo vio y se levantó.

– Milo... – dijo el caballero de Leo el mencionado solo asintió ya que sabía a qué se refería.

– No te preocupes – dijo Milo, Aioria se retiró dejando solos a la pequeña y al caballero de Escorpión.

– Ahora es oficialmente mi maestro ¿no? – pregunto Aurora.

– Si, Aurora, ¿sabes muy bien que tienes que hacer cada mañana....? – dijo milo

– Lo sé no se preocupe – dijo Aurora fríamente.

– Aurora, ¿estás bien pequeña? – pregunto preocupado Milo.

– Si – dijo fríamente cosa que extraño a Milo.

Los años fueron pasando rápido, junto con ello, la pequeña Aurora había crecido, su carácter cambio, se había vuelto fría, sin sentimientos según ella, pero ante sus amigos – quienes también eran aspirantes para una armadura dorada – ella tenía un corazón muy noble, de buenos sentimientos.

Como todos los días, Aurora se dirigió al coliseo para hacer lo mismo de siempre, el entrenamiento.

– Aurora quiero que rompas esa roca – le dijo Milo.

– Se ve difícil, pero no fallare – pensó Aurora, golpeo la roca – no te duele, no te duele...pensó, pero no soporto el dolor y exclamó – ¡hay! ¡duele mucho! – soltó una carcajada Milo, Aurora lo vio si no fuera la máscara, Milo ya hubiera visto la cara de furia de la niña.

– Aurora, tranquila, es normal que a la primera te duela, ya que tú no sabes el principio básico de la destrucción – dijo Milo.

– ¿Principio, básico? – pregunto Aurora – pero maestro... ¿eso no tuvo que enseñarme antes?

– Eras muy pequeña no podía hacerlo – dijo Milo.

– Tampoco era tan pequeña – dijo Aurora.

– Volviendo al tema, como todos sabemos, el universo fue creado por una explosión llamada Bing Bang, nuestros cuerpos fueron creados por esa explosión y estamos compuestos por átomos, nuestro poder en el momento en el que debemos de destruir se concentran esos átomos, en otras palabras hacemos estallar esos átomos – Dijo Milo.

– Entiendo – Dijo Aurora viendo la piedra.

– Solo concentra tu cosmos, dirige al objeto que vas a destruir – dijo Milo, Aurora asintió, apretó el puño, lo levanto y volvió a golpear la piedra y esta vez la rompió – lo logre – Milo sonrió, en eso se escuchó pasos y llego alguien.

– Que son estas horas de llegar Écarlate – Dijo Milo.

– Perdón maestro Milo es que yo tuve un inconveniente – dijo Écarlate.

– Siempre es lo mismo contigo – Dijo Milo.

– Lo siento maestro – Dijo Écarlate, quien era un chico de cabello ondulado rebelde largo color negro, tez blanca y ojos del mismo color de su cabello; Écarlate vio a Aurora – ¡ash! – exclamo.

Los Caballeros del Zodiaco Saga: El Comienzo (reeditada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora