Capítulo 15 El resfrió de Aurora

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Ya había pasado un año, que Aurora se había quedado en el santuario; como todos los días, ella salía a entrenar en las mañanas, pero lo único que no fue común, es que había amanecido lloviendo:

– Vaya, está lloviendo, pero eso no impedirá mi entrenamiento – dijo Aurora, se dirigió al coliseo para entrenar, se sorprendió que no haya nadie – veo que todos tienen miedo a la lluvia – dijo Aurora y ella como entrenamiento, daba golpes al aire, ella se había cansado, no tenía donde descansar, ya que todo estaba mojado al igual que su ropa, cuando ella se dirigía a su templo empezó a estornudar y pensó – no puede ser, acaso me resfrié, ¡Achuu...! - estornudo Aurora – será mejor que vaya a la cámara del patriarca – dijo Aurora y se dirigió al mencionado lugar

Cuando estaba pasando por Acuario, ella se sintió mal, empezó a ver borroso y se desmayó en el mismo templo, Damián estaba queriendo ir a Escorpio, pero al ver a Aurora en el piso, rápidamente fue a ver qué le pasaba a Aurora, al notar que ella estaba inconsciente, la lleva a su cuarto... paso unas dos horas, y Aurora recién recupero la conciencia, ella había notado que no estaba en su templo, se levanta y empieza a salir del cuarto, en ese entonces aparece Damián:

– A donde crees que vas – dijo Damián

– Pues a mí tem... ¡Achuu...! – estornudo Aurora

– No me digas que saliste a entrenar en esta lluvia - dijo Damián

– Como adivi... ¡Achuu...! A...a...a... ¡Achuu...! – siguió estornudando Aurora

– Por qué te resfriaste, alavés tu ropa esta mojada – dijo Damián y le alcanzo ropa – toma cámbiate,

– De donde... ¡Achuu...! – siguió estornudando Aurora

– Fui a tu templo y saque de ahí un poco de tu ropa, ya vamos, cámbiate, sino te dará pulmonía – dijo Damián

– No, te preocupes, soy un caba... ¡Achuu...! – siguió estornudando Aurora

– Aurora, ahorita no metas tu posición con el que estas en el santuario, también los caballeros se resfrían, vete a cambiar – dijo Damián a Aurora metiéndola al cuarto

Después de un rato Aurora se cambió:

– Damián, debo irme a mi templo, gracias por cuida... ¡Achuu...! –siguió estornudando Aurora

– Tu no iras a ningún lado, mientras está lloviendo, sobre todo en el estado en el que te encuentras – dijo Damián muy molesto

– Yo estoy bi... ¡Achuu...! – siguió estornudando Aurora

– Ves, - dijo Damián y cargo a Aurora

– Damián, que ha... ¡Achuu...! - siguió estornudando Aurora

– Vas a ir a descansar a mi cuarto – dijo Damián, metió a Aurora a su cuarto, y la recostó bajo las camas

– Damián, no hace falta que... ¡Achuu...! - siguió estornudando Aurora

– No digas nada y duérmete – dijo Damián

– No, esta bi... ¡Achuu...! - siguió estornudando Aurora, Damián salió del cuarto, después de un rato le dio a Aurora un te

– Tómalo, te hará bien – dijo Damián

– Gracias, perdón por ser una molesti... ¡Achuu...! - siguió estornudando Aurora

– No eres una molestia – dijo Damián colocando él te en la mesa que estaba ahí cerca, se sentó al lado de Aurora y acarició su cabello rizado. – nunca serás una molestia para mi Aurora – dijo Damián y la beso, Aurora se dejó llevar por el beso, pero reacciono alejándose de Damián

– Damián, no te me acerques, te voy a contagiar – dijo Aurora

– No me importa – dijo Damián abrazándola, así siguieron un rato, abrazados y Damián sintió que Aurora se había dormido en sus brazos, entonces la acomoda en la cama acarició su cabello rizado, - descansa – dijo Damián, depositando un tierno beso en la frente de Aurora

A la mañana siguiente, Aurora despertó un poco mejor, pero el clima no había cambiado, seguía lloviendo, trato de levantarse, entonces Damián entra con una bandeja en la cual estaba el desayuno:

– Buenos días Aurora – dijo Damián

– Buenos días Damián, oye ¿tanto vas a comer? – dijo Aurora

– No es para mí este desayuno, es para ti – dijo Damián

– Gracias, - dijo Aurora – perdón por la molestia

– Ya te dije que no eres una molestia – dijo Damián – vamos come

Aurora desayuno, luego trato de pararse:

– ¿Aurora, necesitas algo? – pregunto Damián

– Sí, es que me siento aburrida, no sé si es molestia, pero me podrías prestar un libro – dijo Aurora

– Ya te dije que no es molestia, y ¿qué libro quieres? – dijo Damián

– No sé, me podrías traer cualquiera – dijo Aurora

– Está bien – dijo Damián y trajo un libro, el cual justo era de poesía

– Adivinaste mi mente – dijo Aurora

– ¿te gusta la poesía? – pregunto Damián

– Si – dijo Aurora

– Igual a mí – dijo Damián

– Ya veo – dijo Aurora – oye ¿a qué hora salimos a entrenar?

– Aurora, ¡no ves que estás enferma! – dijo Damián

– Sí, pero eso no impedirá que yo cumpla con mi deber – dijo Aurora

– Pues yo te lo impediré – dijo Damián y Abrazo a Aurora

– Damián no juegues – dijo Aurora riendo

Mientras que en la casa de cáncer, Evan pensaba:

– Será cierto, Aurora entonces no murió, si es así, mi deber como caballero es protegerla, pero, como lo hare, si todos nosotros, hasta ella, estamos a merced del patriarca, debo hacer algo para liberar a este santuario de las garras de la maldad, pero no podre solo, Agatha, Leónidas, Izuo y Damián son los únicos que saben que Aurora es Athena, si solo el maestro Milo y el maestros Camus hubieran sobrevivido, esto no estaría pasando, - pensó Evan – lo único que ahora puedo hacer al igual que los otros es callar y esperar el momento adecuado

Los Caballeros del Zodiaco Saga: El Comienzo (reeditada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora