Capítulo 12 Dividido

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Después de haber huido de Grecia, Miguel y Aurora fueron a Francia, la tierra natal de Miguel, al llegar a la casa en donde Vivian junto con el señor Bemus, el cual los adopto y él era un señor de negocios muy conocido en Francia; al llegar vieron que Diego, Ángel y Armando habían regresado, a excepción de Aron, Aurora le conto al señor Bemus, este quedo sorprendido, después de horas de descanso, Aurora se sentía aburrida, por lo que decide ir a la biblioteca que había en su casa, ella saca un libro, el cual era de astronomía, empieza a leer, ya que a ella le gustaba mucho la lectura, alavés a ella le gustaba la astronomía, y ese libro que estaba leyendo era su favorito, no se sentía aburrida, pero ella pensaba, en los años que había estado lejos del santuario, a si ella, estuvo toda la tarde hasta en la noche, había perdido la noción del tiempo, ya que ella se perdió en los párrafos del libro, Miguel entro y asusto a Aurora:

– Miguel, no vuelvas a hacer eso – dijo Aurora

– Que aburrida eres, - dijo Miguel

– No lo soy, además yo estaba leyendo tranquilamente hasta que tú me asustaste – dijo Aurora molesta y volviéndose a concentrar en su lectura

– Aurora ¿no tienes sueño? – dijo Miguel

– No – dijo Aurora sin apartar la mirada concentrada en su lectura

– Te quedaras ahí – dijo Miguel

– Miguel, mejor, vete a jugar con el Xbox junto con Diego y los otros – dijo Aurora mirándolo desafiante

– Ya tranquila – dijo Miguel y se retiró, Aurora suspiro y siguió con su lectura

– Recuerdo que cuando entrenaba con todos los futuros caballeros, incluyéndome, llevaba un libro e iba al coliseo, para poder leerlo, aunque con la bulla que hacían, Agatha, Abel, Evan, Adara, Aldebarán, Cloth e Izuo, sobre todo Leónidas, no me dejaban leer tranquilamente, eso fue antes de que desapareciera, fueron buenos momentos, pero no tengo por qué quejarme – dijo Aurora recordando sin dejar de leer – también recuerdo que el maestro Camus, leía mientras que el maestro Milo era todo un jaquetón, siempre iba a la casa de Acuario para pedir un libro prestado, que buenos recuerdos, y pensar que jamás volverán esos recuerdos, ya que fue por mi culpa por que murieron – dijo Aurora comenzando a llorar se sentía tan culpable, que ella casi rompe el libro por la rabia, trato de calmarse volviendo a su lectura

Mientras que en Grecia, Damián estaba recostado en su cama (en cada una de las doce casa, se encuentra una pequeña habitación en donde los caballeros dorados puedan descansar y estar alertas) salió de la habitación, se dirigió a la salida del templo de Acuario y vio la constelación de escorpión, la cual, en el corazón de la constelación, Antares, brillaba como nunca, Damián pensó en Aurora:

– Aurora, ¿cómo estarás? – pensó Damián

Al otro día, Aurora, como siempre, se metió a la pequeña biblioteca que tenía en su casa, ella estaba leyendo un libro acerca de las constelaciones. Pasaron las horas y Aurora seguía leyendo libros, alavés recordaba viejos momentos que vivió con su maestro Milo, ya que estaba leyendo acerca de la constelación de escorpión:

– (suspiro) maestro lo extraño – pensó Aurora, dejo el libro que leía sobre el escritorio y empezó a caminar alrededor de toda la pequeña biblioteca alavés ella pensaba – tengo que ya tomar una decisión, ya que si me quedo aquí, de seguro mandaran a algunos caballeros para matarme, ya que pensaran que estoy traicionando al santuario, yo ya no quiero dar molestias a Miguel y los otros, debo de volver a Grecia, esta semana lo pensare bien, toda esta semana, comenzando desde mañana lunes, veré que decisión debo tomar, cual es la correcta, estoy dividida, entre dos mundos, será la misma época, pero, las costumbres son diferentes, mejor lo pensare antes de tomar una decisión arriesgada que me puede costar caro – pensó Aurora y volvió al escritorio con 5 libros más y empezó a leerlos,

Así desde la mañana hasta la noche ella había leído, terminando de leer 2 libros, había perdido de nuevo la noción del tiempo, no, se había perdido entre cada párrafo, cada palabra que ella leía, ella sola se había dado de cuenta cuando miro el reloj, ya eran 00:37, se asustó:

– Vaya cuanto tiempo estuve encerrada aquí – salió de la biblioteca rumbo a su habitación, pero al ir a su habitación, vio a sus amigos (Miguel, Diego, Ángel, Armando,) estaban jugando videojuegos y pensó – a veces no les entiendo, jugare a veces pero me aburro con esas cosas, prefiero perder el tiempo leyendo, me iré a dormir de una vez, sino despertare tarde – y se fue a su cuarto

Los Caballeros del Zodiaco Saga: El Comienzo (reeditada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora