Capítulo 1

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CAPÍTULO 1:

Lourdes.

 Les explico, mi nombre es Lourdes, pero me llaman Lu. Solía vivir con mis padres en Entre Ríos (Argentina), hasta hoy. Adrián, un viejo amigo de la familia, él es mánager y está juntando a jóvenes con talento para promocionarlos para que puedan cumplir sus sueños y ser profesionales en lo que hacen.

Mi sueño siempre fue ser bailarina profesional, bailo desde que tengo memoria.

Katya es mi mejor amiga, tiene la misma edad que yo y crecimos juntas, compartimos esa emoción se siente subir a un escenario por primera vez, teniendo a miles de personas mirando expectantes al próximo movimiento que vas a hacer, sabiendo que al más mínimo error pones en juego tu delicadeza a la hora de bailar.

Adrián también ayudara a Katy a cumplir su sueño.

En éste momento estamos yendo a una casa en Córdoba (Argentina) en la que vamos a vivir por un tiempo hasta que alguna institución nos contrate.

-Lu...-me habla mi mejor amiga sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué pasa Katt?-le pregunto.

-Ya llegamos.-

Levanto la mirada y por la ventanilla observo una casa color salmón, tiene un ventanal grande con persianas y una puerta de madera con rejas negras.

-Chicas, ésta es su nueva casa.-habla Adrián abriendo la puerta de madera.-Yo me tengo que ir para buscar a los demás chicos al aeropuerto, pero mientras tanto acomódense.- nos regaló una sonrisa y se volvió a subir al auto.

-Katy, ¿dijo chicos?-pregunté abriendo grande los ojos.

-Si..-susurró mi amiga.

Nos encogimos de hombros y entramos a la casa, colgado en la pared había un porta llaves, escrito en él había nueve nombres distintos y cada uno tenía una llave colgada, los nombres eran: LU-KATY-AGUS-NAZA-DANI-GUILLE-ENZO-MATI-FACU.

Me detengo a leer los últimos cuatro nombres, había HOMBRES.

Al aceptar venir acá, no me imaginé que íbamos a vivir con HOMBRES, repito HOMBRES.

Con Katy nos miramos, decidimos no darle mucha importancia, después lo hablaríamos con Adrián. Nos dimos vuelta y nos encontramos con cuatro cuchetas de madera y una cama de una plaza.

Decidimos tomar la cucheta de color blanco que está contra la pared pintada de un color amarillo clarito.

-Elijo la cama de arriba.-gritó Katya saltando hacia ésta. Rodando los ojos, coloqué mi maleta en la cama de abajo. Tardamos más o menos media hora para acomodar toda la ropa en los placares.

Cuando por fin terminamos, nos sentamos en el piso, agotadas de tanto doblar ropa. De pronto la puerta se abrió dejando ver a cuatro hermosos chicos, sus caras de emoción cambiaron drásticamente al vernos a nosotras allí.

-ADRIÁN!-gritó el segundo chico dando la vuelta y corriendo hacia el auto.

*Lu en multimedia*

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