Agosto 2016

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WhatsApp enviado: "Esto es un asco, hoy me toca decirles a todos."

WhatsApp recibido: "Te irá bien. Tampoco es tan trágico... tu familia no es peor

que la de Facu."

WhatsApp enviado: "Eso no quita el miedo." (Emoji triste)

WhatsApp recibido: "Esta bien... no quitará el miedo pero piensa en una cosa:

aunque ninguna familia lo quiera ustedes estarán juntos para siempre y saben cómo

resolver la vida con un bebé. Los conozco a ambos y sé que lo lograran.

Un viaje corto y agotador con Facundo en la moto, rumbo a la reunión familiar en la

que daría la noticia del nuevo bebé a todos. Mis primos se abalanzaron sobre mí al verme

llegar después de casi un año.

Mientras todos tomaban asiento, Facu se veía extremadamente nervioso; todos

ellos sabían quién era él y lo aceptaron desde el minuto uno, pero no sabíamos cómo se

tomaría mi conservadora familia tal noticia.

-Cálmate que me estas poniendo loca a mí. -Le dije mientras acomodaba la mesa

con mis primas.

-No puedo. Aunque mis padres son peores.

-No me digas. -Contesté sarcástica.

Entre el barullo de gente conversando sobre la familia, el trabajo y las actividades

de los más pequeños, estábamos nosotros tratando de pasar desapercibidos pero

siempre como en toda familia, un pariente estaba a la orden del día con el chisme:

-Que mal lo de la vecina. Está embarazada y ni sabe de quién es. - Escuchaba a

mis primas comentarse entre ellas.

-Estamos en la boca del lobo amor. Nos van a juzgar. -Le dije a Facu mientras me

servía carne.

-Sí. Lo sé amor; pero nada nos impedirá tener a nuestro hijo. Es más, quiero una

niña.

Durante el café, mientras los más pequeños jugaban la charla se distendió un poco

y era el momento más oportuno para darles la noticia:

-Familia, tengo algo para contarles. -Dije dejando la taza en la mesa con suavidad

mientras hacía acopio de todo el coraje que podía.

Todos miraban atentos mientras Facundo se ruborizaba del miedo.

-Dinos querida. -Dijo mi tía con una mirada dulce y comprensiva que esperaba se

prolongará durante toda la velada.

-En cinco meses un nuevo integrante llegará la familia. Seremos padres.

-Pero son muy jóvenes para tal responsabilidad... Sabíamos que serías la primera

de nosotras pero no creímos que lo hicieras tan pronto. -Lanzó por lo bajo una de mis

primas.

-Haber señores. Que ustedes crean que el matrimonio precede al hecho de tener

hijos me parece perfecto, pero a nosotros se nos dió así y les guste o no vamos a tenerlo.

-Dijo Facundo enojado mientras yo recogía mi bolso.

No quería estar un segundo más allí; pensaba que me tendrían una mínima migaja

de comprensión pero no fue así... aunque al igual que Facundo mi familia no sabía de la

existencia de mi pequeña Aixa.

-Maldita familia de conservadores, es una gran mierda. -Dijo Facu mientras se

ponía el casco y arrancaba la moto.

-Es un asco... solo por ser la menor de ellos me tratan como si fuera una puta. Se

pueden ir a la mierda. -Dije abrochando el casco.

Regresamos a casa con helado y un poco de chocolate, vimos una película antes

de la consulta con el obstetra en la que esperaba se dejará ver.

-¿Sabes? Aunque seas una celosa incontrolable, ciclotímica y pesada, te amo y

eso no cambiará ni con la llegada de nuestro hijo, a quien por cierto voy a amar toda mi

vida.

-Yo también te amo aunque seas un idiota, inmaduro y pendejo.

WhatsAApp recibido: "Barbi, necesito verte, por favor. Estoy en el país solo por

una noche. Ramiro"

Miré el mensaje y lo corrí de mi pantalla de inicio. No me interesaba más que estar

con quien conocía desde mi lado más dulce hasta mis incontrolables celos.

La consulta con el obstetra fue normal, pero aun nuestro bebé no quería

mostrarse y nuestra ansiedad aumentaba. Mis hormonas no ayudaban y el clima

tampoco, sobre todo cuando imaginaba la remota posibilidad de que Ramiro se

presentara donde estuviera con Facundo para una vez más demostrar que yo le

pertenecía.

Con Facundo, -a diferencia de Ramiro,- era feliz y me sentía amada, más madura

para estar en una relación, para la llegada un hijo y para todo lo que la vida me deparara.

Saró SinceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora