Las nubes blancas después de la lluvia.

E L L A

— Sabes..., duele, y mucho...

— No tengo ganas de salir, Sam me llama todos los días... hasta he llegado al punto de no contestar.

— Crees... crees que algún día se desaparezca de mi mente esto??

...

Ella... Si.

Hablemos de sus hermosos ojos.

Son... Color miel, tan grandes pero a la vez rasgados. Son únicos. Esos hermosos ojos que alguna vez brillaron más que las estrellas, más que lo más brillante de toda la galaxia. Hablemos de el rosa de sus labios. Esa vez... fueron tan dulces y hermosos. Sensación de agua viva. Son casi como esas melodías... Esas melodías... tan cortas y dulces que regresas el oído con tan solo un pequeño sonido. No he conocido como los de ella. Y si existen ¡Que me importa. Los prefiero. Recorriendo por todo su rostro... Amo sus pecas. Ese recuerdo, ese primer recuerdo que viene a mi, cuando sus pecas aún eran pequeñas. Las que rodean la comisura de su frescura y soledad, aquellas que saludan con su sonrisa y se sonrojan con un estornudo, esa ligera lluvia de estrellas que llevaba en su rostro, era como verla y sentirse en el cielo... Ya me entienden, estrellado, profundo, solo. Tiene un lunar en especial que me encanta. Se encuentra debajo de su ojo izquierdo... que se encarna tras el sonido de la risa.

Hablemos de su sonrisa. Maldita sea... Es la sonrisa más perfecta. Simplemente, ME ENCANTA. En el momento en que sonríe, se ve aún más hermosa. Despertaba reía y al reír sus labios inquietos me parecían relámpagos . Sus manos son tan delicadas, pero al sentirlas del todo, las yemas de sus dedos son duras, son hermosas, están llenas de trabajo y amor.

Ella. Es...  Tan obstinada, orgullosa y terca. Es más bien tan un bicho raro y tímida. Todo le da vergüenza, a todo le teme pero a la vez es tan valiente. ¿Sus temores...? Pues... básicamente, es perderme...

La vi en pijama, la vi cuando recién se levanto, la vi cuando comía, la vi... cuando tenía su peor cara, la vi despeinada y desnuda. Conozco a toda su familia y ella a la mía, dormía en su casa y ella en la mía, camine por toda ella. Nos reímos de idioteces, hacíamos cosas estupidas y bobas completamente ridículas, momentos que jamás olvidaré; ella pelea yo peleo, ella ríe yo río, es feliz yo soy aún más, ella salta de un puente por qué yo no?.

Tengo que admitirlo. Me enamoré, me enamoré de sus manos delicadas, me enamoré de sus miradas llenas de amor, sus palabras tiernas, me enamoré de sus piquitos de pollito, me enamoré de su forma de hablar, me enamoré de ella.

Dice, que ella moriría por mi.

Quiero.

La amo, la amo demasiado... Dios.

Si tan solo fuera fácil..

...

—¿Quieres mudarte conmigo? — Su rostro mostraba vergüenza y sonrojo.

—¿Co-como?. — Su cara era un tomate.

Después de discutirlo todo, y decirle cuanto quería que estuviera conmigo, que viviera conmigo,... negó.

Así que me tire al suelo, simulando estar muriendo.

—¡Si! — Grito para luego saltar a mi espalda.