S I E M P R E A T U L A D O

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Ese dolor punzante y agudo que envuelve todo tu ser, dejándote en nada. Como la picadura de una abeja, agonizante y dolorosa. Ese vacío en negro. Ese negro cesante y alocado—desesperante—que te deja pensando entre la vida y la muerte. Un callejón sin salida ocultándote a toda luz sobresaliente de la vida. La persona que siempre estuvo ahí o que se suponía que debía estar para protegerte ahora se ha ido. Tú realidad ha cambiado instantáneamente. Ahora te has convertido en el protector y defensor de tu propia vida. Literalmente te has convertido en un adulto y experimentas no tan solo la muerte de un padre sino también el miedo a perder al niño que hay en ti.

El amor que alguna vez tuviste desapareciendo en el cerrar de sus ojos o la escasa fuerza que se desvanece ante ello.

Si se me permite tener un solo arrepentimiento, sería el no poder verte crecer, debería tener más tiempo contigo.

Otra vida... solo pido otra vida junto a ustedes: Suplicando ante un dios, viendo el punto final de la gran carrera del sentimiento a la vida. ¡Vamos! tienes que dármela: Suplicando ante un dios, como si se la debiera.

Un dios... el dios de la luz, del amor, de lo que sea.  Yo, un chico contemporáneo expuesto a todos los "Virus" que podrían llevarme a la destruccion: El virus del egocentrismo, del individualismo, del narcisismo, del materialismo, del consumismo, del hedonismo, del activismo, de la superficialidad, de la mediocridad y de los sentimientos oscuros que proveen de uno mismo. El chico que navega a la deriva en las aguas turbias de la depresión. El chico que está enfermo y sufre. Mis escapes no desprenden el dolor, me duele la vida a falta de ello. Tocado en lo más profundo y viviendo a la intemperie.

Será el egocentrismo que me deja sin marca en mi rostro; el virus del individualismo que me lleva amurallarme, lleno de miedos, para defenderme de tantas amenazas; será el virus del auto-narcisismo que me ciega y no sé mirarme más que en mi propio espejo. ¿Es feliz el hombre de hoy?
El chico de hoy está tocado por el materialismo que me ahoga y me va destruyendo poco a poco mi ser espiritual. Será el virus del consumismo que me consume y me hace sentir, con frecuencia, como basura; será el virus del hedonismo, en busca alocada del placer por el placer que le quita su buena autoestima y le hace sentir como "algo" que nada vale. ¿Seré este yo?
El chico que hoy se siente tocado por el activismo, corriendo sin sentido, golpeado por el estrés, agitado y cansado. O separa el virus de la superficialidad, con miedo a ala soledad y silencio, espacio para consigo mismo. O será el virus de la mediocridad que le lleva a no respirar a fondo y perder el origen, el camino y meta de la vida. Mi mente divaga entre la habitación. Muerto en el sentimiento. Parado en la cobardia de la depresión

Fui a verlo todos los días durante todo el ultimo mes que estuvo en el hospital. Siempre que sentía que estaba justo en el límite, tomaba su mano asustado de lo que pudiera pasar. Siempre ahí, una sonrisa acogedora y cálida que te estremece hasta el ultimo puro del cuerpo.

El desesperante y todo blanco hospital eran mis mañanas. Desde los uniformes de los doctores hasta las bancas del público. Algunas caras que otras. Felices y tristes por una muerte o nueva vida. Todo comienza a ser nada, así, repentino en este espacio en el que mucho existe, al que nunca quiere llegar quien un día vino. Serenidad y silencio envuelve y predomina; el llanto de una madre llega a mis oídos. Degarrante.

Detrás del espejo encalado el agua cae, fina, grácil, leve. Un shock psicológico me ha inundado hasta las venas

El médico le dio la noticia con toda la sensibilidad que los médicos pierden con los años. Mi madre gritó. Todas sus esperanzas se habían esfumado. A pesar de saber que no quedaba mucho, ella confiaba en que papá se iba a curar y segundos después no. Sentí un golpe en el corazón. ¿Qué significaba eso?.

Las nubes blancas después de la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora