XIII

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—¿Por qué no quieres ir? —Cuestionó tomando un sorbo de agua.

Había pasado alrededor de una hora hablando con Frank, y Gerard había sentido que sólo pasaron tres segundos en todo ese lapso. Pero no se alertaba demasiado, le había tomado una increíble confianza al ojiavellana y a pesar de que le daban vueltas y vueltas a un asunto, era tan relajante hablar con él porque no juzgaba nada hasta saber qué era lo que realmente estaba pasando.

 —No me anima mucho, ¿sabes? —Respondió desvíando la mirada. —Y tampoco creo que sea prudente.

—Por lo que he oído, Michael y tú son muy unidos. —Dejó el vaso de cristal sobre la mesita de centro. —No le veo lo poco prudente... Hasta incluso sería algo muy malo que lo dejaras solo en esta etapa tan importante.

Las palabras de Frank tenían un gran sentido para Gerard y más porque parecía ser una persona sumamente racional en todo tipo de temas, y más en éste. Empero, no iba a dejar que lo influyera para ir a esa ecografía, él no era el padre de ese bebé y no tenía nada que hacer ahí, o al menos era el principal argumento de Gerard.

—Por eso. —Gerard dirigió su mirada hasta Frank. —Es su etapa. —Dijo con seriedad. —No la mía.

Frank soltó un suplido corto. Al parecer sus intentos para tratar de animar a Gerard a al menos que pensara en ir estaban fracasando, uno a uno.

—Sólo piensa en todo el proceso. —Comentó Frank. —Hasta a mí me gustaría tener un hermano que tuviese un hijo.

Gerard frunció los labios. No le veía la alegría o lo bueno al asunto de tener un hijo, o en su caso, tener un sobrino. Sabía que no era su responsabilidad tener que cuidarlo, pero como lo había dicho Frank, Mikey y él era muy unidos y dejarlo ahí, en el borde de todo, era algo muy desconsiderado de su parte.

—¿Entonces? —Cuestionó incrédulo Gerard. —¿En serio crees que debería ir a ver esas manchas en la pantalla rara?

—Gerard, no seas así. —Frank soltó un suspiro. —Sólo estoy diciendo que deberías considerarlo, no va ser el fin del mundo si vas.

El ojiesmeralda observó directamente a los ojos a Frank y sentía en él esa pequeña parte diciéndole que tenía razón, que debía confiar en cada palabra de Frank y que debía hacer todo lo que él dijera porque era verdad. Pero obviamente, también estaba esa parte en él que le decía que no le hiciera caso, que ignorara todo lo que llegara a comentar el ojiavellana, porque era un simple adolescente que no sabía absolutamente nada de la vida.

Y por más que le costara decirlo, él prefería hacerle caso a su parte que le decía que Frank no tenía razón, tal vez era porque le quedaba algo de dignidad para hacerle saber que él ya era demasiado maduro para hacerle caso a un niño.

—Mejor dejemos de hablar de eso. —Sugerió el mayor. —¿Qué hay de nuevo?

Frank soltó una risita ante la actitud de Gerard, a veces solía ser tan divertido como era que cambiaba de tema sólo porque le incomodaba hablar sobre ello.

—Nada. —Respondió simple. —No hay nada. —Volvió a tomar el vaso de cristal de la mesita de centro.

—¿Qué? —Cuestionó Gerard incrédulo. —Deberías de tener un montón de cosas nuevas, haces muchas cosas.

—Pues en estos día no hay nada. —Aseguró tomando de nueva cuenta un gran sorbo de agua. —Sólo Bert y sus estupideces.

Gerard negó con la cabeza. No sabía mucho de Bert pero de lo que sabía, Bert era el tipo de persona que dicen las cosas más impertinentes en los momentos menos esperados.

—¿Cuándo volverán a ensayar? —Cuestionó Gerard para mantener la plática.

—No lo sabemos. —Se encogió de hombros. —Bert se irá de viaje pronto.

—¿A dónde irá? —Se atrevió a preguntar.

—A New York. —Respondió Frank tomando otro trago de agua. —Sólo serán unos días, o eso me dijo.

Gerard enarcó una ceja, si bien no sabía nada de la vida de Bert, según sus deducciones Bert no tenía nada bueno que hacer en una ciudad tan grande como New York.

—¿Y qué hará ahí? —Pensó en voz alta.

—Irá a buscar un empleo. —Sonrío.  —Bert estudió sociología y va a buscar algún empleo.

—¿Qué? —Cuestionó Gerard sin creerlo. —¿Terminó la universidad?

—Sí, hace un año. —Respondió Frank. —Le gusta bastante su carrera pero aquí no hay mucho trabajo.

Todo en la mente de Gerard no cuadraba, se suponía que Bert era más o menos de la edad de Frank y si bien su habilidad de adivinar no era tan mala, Frank apenas llegaba a los veintidós.

—¿Cuántos años tiene? —Preguntó para asegurarse que su mente no le estaba jugando una mala jugada.

—Veinticinco. —Respondió. —¿Por qué?

—¿Y tú? —Ignoró por completo la pregunta del ojiavellana. —¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno.

Y ahí estaba su respuesta, apenas Frank era legal en el país y su círculo social era de gente mayor, aunque realmente no sabía nada sobre eso, porque las únicas personas que conocía que eran amigos de Frank era Lindsey y Bert, y tal vez él, pero no se llevaría el título de amigo, o al menos no por ahora.

—¿Cómo es que te presentas en bares si eres apenas legal? —Cuestionó Gerard aún teniendo algunas brumas en su pensamiento.

—Los bares en los que normalmente me presento son propiedad del padre de Bryar, y él nos deja entrar a tocar. —Volvió a encogerse de hombros. —Pero, ¿qué tiene eso que ver con Bert?

—Que él es mayor que tú. —Aludió Gerard sonando como si fuese la peor cosa del mundo, porque así lo sentía él.

—¿Y? —Cuestionó Frank sin entender el desgusto de Gerard. —¿Qué tiene de malo?

—¡Qué eres muy joven para ir con gente mayor! —Exclamó el ojiesmeralda como si fuese la cosa más obvia del mundo. —¿A caso no tienes amigos de tu edad?

—Los tengo. —Respondió Frank con su actitud de tranquilidad. —Pero me gusta estar con personas interesantes, y cabe la casualidad de que la gente que me lleva unos años es más interesante. —Explicó.

Gerard lo observó confundido, no tenía ni idea de porque Frank había conseguido amigos mayores que él, ni como esas personas habían accedido a compartir su vida con él. Aunque tampoco se iba a preocupar por ello, Frank era una persona muy agradable y llegaba a entender perfectamente algunas cosas, y pudiese ser que por eso, las personas se mantenían a su lado.

—¿Cuántos años tienes tú? —Cuestionó Frank sacándolo de sus pensamientos.

—Veintiocho. —Respondió.

—Sólo son siete años. —Soltó una risita Frank. —No es como si me llevaras una eternidad, pero si eres la persona más grande, aparte de mi madre, con la que convivo.

—¿Es en serio? —La pregunta salió más que por curiosidad, por sentirse hasta indignado.

—Sí. —Frank bebió todo el contenido del vaso de cristal. —Pero eres genial, no eres como todos esas personas amargadas por todo.

Gerard suspiró. Sus manos iniciaron a sudar frío, no sabía en qué momento empezó a moverlas haciéndolas jugar entre ellas, pero sabía que su estómago había iniciado a doler y que su cabeza daba vueltas.

—Vete, Frank.

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Well, eso es todo por ahora(?
Ehm, les quería decir que voy a actualizar cada sábado (al menos que me dejen mucha tarea, no voy a actualizar), aún no sé bien el horario pero trataré que sea el mismo siempre (?

Xo, Jaaz.
Gracias por leer ♥♥

Gerascofobia || FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora