Chapter 10

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"—Afrodita."—llamó.

"—¿Sí?."

"—¿Qué es para ti reparar piezas rotas?."

"—¿A qué te refieres?."

Eran las nueve de la noche, los dos chicos reían y hablaban sobre ellos mismos, y Corbyn realmente cuidaba sus palabras.

"—Cuándo te sientes triste, hay miles de factores que hacen que te sientas de esa manera, tan sola y que involuntariamente tu cabeza se vaya hacia abajo."

"—¿Como esas veces que te enamoras y sientes que... Estás dentro de amor?."

Corbyn asintió, ella lo entendía.

"—Y luego eso termina."

"—Pues sí. Para mí reparar piezas rotas podría ser saber llevar los problemas de la mejor manera. Quizás unir las piezas rotas sería algo así como dejar de pensar en todos tus problemas y una solución individual, quizás todos los problemas tienen una única solución."

"—¿Cuál sería esa única solución?."

"—No lo sé, ¿Amar?."

"—¿Qué es el amor?."

"—¿Por qué tantas preguntas?."

"—Sólo respóndeme."

"—Pues el amor es ese sentimiento de morir por dentro simplemente para tener algo más de espacio para tener el corazón de otro dentro."

"—La diosa Afrodita era la diosa del amor, ¿No tienes descendencia de sentimientos hermosos?."

"—Corbyn Besson, claro que los tengo."

"—Entonces dímelos, diosa."

"—Amar es cuándo sientes que todo lo que rodea a esa persona es correcto, que eres un tonto y cuándo solo quieres tenerlo entre tus brazos, ese amor que sientes al momento de verlo... De sentir esa atracción inmediata, y que deseas no alejarte nunca, cuándo el día se alegra cuando ves a esa persona, cuándo ocupas el sarcasmo como poder absoluto. Y cuándo eres capaz de sobrepasar agua, fuego y el universo completo sólo para tenerlo contigo."

"—¿Te has enamorado alguna vez?."

Afrodita guardó silencio, y sonrió mirando al suelo.

"—¿Hagamos un juego?."—propuso.

Corbyn notó que la chica había evadido su pregunta, pero no importó, él podía entenderla.

Por que aveces los silencios de las personas son mejores que las palabras llenas de recuerdos lastimosos.

"—Por supuesto, señorita."

"—Diremos las frases más cursis que has escuchado, leído o inventado. Y yo te diré que me parece, y viceversa."

"—¿A qué va el juego?."

"—Sólo quiero escuchar como conquistas a las chicas."

Corbyn juró que se sonrojó. Y ella también tuvo esa reacción.

"—Entonces escúchame."

"—Estoy atenta."

"—Tengo un corazón, y un alma. Creeme que puedo brindarte las dos únicamente a ti."—recitó.

"—Lindo, bastante lindo a decir verdad."

"—Tu turno."

"—Puedo ser tus ojos, tu sol, tu vida y mar, sólo si aceptas que realmente será el único lugar que disfrutarás visitar."

Corbyn fingió llorar de emoción y aplaudió.

"—Hermoso, realmente hermoso."

"—Estás loco, Besson."

"—Loco me llaman, loco soy."

"—¿Me podrías responder una pregunta?."

"—Todas las que quieras, damisela."

"—Pues ahora son dos."

"—Dos responderé."

"—Uno, ¿Por qué jodidos tienes tantos apodos para darme?."

"—Mi mente sólo tiene el privilegio de llamarte de diferentes maneras, hermosa."

"—Técnicas infalibles de conquistar a una chica con Corbyn Besson, transmisión internacional, 9 P.M Nueva York, 2 A.M Barcelona."

Corbyn rió, la chica imitó su acción. Ellos disfrutaban todo juntos, ellos apenas se conocían.

Pero inconscientemente, eran dos piezas rotas que deseaban a gritos unirse.

"—Dime la segunda pregunta, linda."

"—¿Qué hacías a más allá de la media noche esa noche que nos conocimos?."

"—¿En serio necesitas saber de donde salí, para continuar beneficiandote la vida?."

"—Te equivocas, rubio. Tú no me alegras la vida."

"—¿Entonces que hago en ella?."

Corbyn era un chico astuto de tal manera que debatía preguntas, evitaba soltar la verdad, y también conquistaba chicas.

"—Lo único que haces es hacerme reír."

"—¿Y eso es realmente malo?."

"—Claro que no."

"—¿Entonces que es reparar dos piezas rotas?."

Afrodita ladeó la cabeza sonriente. Toda esa charla produjo la respuesta de esa pregunta, y no directamente. Pero Corbyn sabía que podía decirle miles de palabras a Afrodita, y no habría ni una sola que ella no entendiera.

"—Unirlas."—dijo.

"—¿Y es eso lo que hace al mundo una total esfera llena de idiotas?."

"—El mundo no es el idiota."

"—¿Entonces quién es?."

"—¿Hay que echarle la culpa a alguien?."

Corbyn negó.

"—Claro que no."

"—Todos hacemos que el día a día ocurra de esta manera."

"—¿Entonces mi día a día mejoró esa noche que te encontré guardia del museo?."

"—Fue el mundo quién lo quiso así."

Corbyn miró hacia arriba.

"—Gracias, mundo."

Afrodita también miró al techo del museo, sintiendo esa prescencia del lindo muchacho que la miraba cada vez con ese brillo en los ojos, ese brillo de esperanza.

"—Gracias, mundo."—dijo.

Corbyn supo que esa chica esperaba todo de él, era su manera de formar un mundo que tuviera como título "Tú y yo" ese mundo que los dos cerraban involuntariamente. Es ese mundo en el que Corbyn quiere quedarse.

"—¿Qué es un todo?."—preguntó la chica

"—Es un relleno que tiene como implementos un poco de amor, amistad, carisma, astucia y sarcasmo."

"—¿Entonces yo soy un todo?."—preguntó aún con la cabeza arriba mirando el techo.

"—Quizás seas el todo de alguien algún día."

"—¿Podré ser un todo?."

"—Tal vez. Tal vez puedas ser el todo de un chico apellidado Besson, y llamado Corbyn."

"—Pues tal vez me gustaría ser el todo de alguien algún día."

aphrodite. » corbyn bessonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora