Chapter 14

957 110 6
                                    

"—¿Y se besaron?."—preguntó Zach emocionado.

"—Tres veces."

Todos los chicos celebraban y felicitaban a su amigo.

"—Afrodita en verdad te gusta."

"—Y yo en verdad le gusto."

"—Ahora no lo sé, invitala a salir."

"—Jack."—llamó.

"—¿Ajá?."

"—¿Me prestas la azotea?."

"—¿Qué?."—se sobresaltó.

"—Corbyn Besson tendrá una noche romántica con su futura novia en tu azotea, ¿Qué es difícil de entender?."

"—Okay, llámala ahora, mientras nosotros exiliamos nuestro ruido y hacemos posible la manera de que pueda entrar por la ventana."—dijo Jack.

Corbyn asintió y se fue a su habitación.

Marcó el número de Afrodita y esperó con emoción a que ella respondiera. No fue mucho tiempo después cuándo lo hizo.

"—Hey."—saludó la chica.

"—¿Quisieras venir a mi casa?."

"—¿Quieres decir la casa de Jack?."

"—Pues sí."

"—¿Él está consciente de eso?."

"—Claro que sí."

"—Entonces dime dónde es, y estaré allí."

"—Okay. Nos vemos."

"—Nos vemos."

Corbyn sonrió involuntariamente al cortar la llamada. Él sentía amor, se sentía bien, sentía todo por ella, y se le había echo tan difícil averiguarlo, pero al hacerlo, se sintió hermoso. Afrodita llegó a la casa de Jack vestida con una chaqueta verde, unos jeans negros y estaba tan simple, tan normal. Y se veía bella, Corbyn quisiera tener esa imagen eterna en sus pupilas. Entró, saludó a los chicos y Corbyn la llevó a su habitación, abriendo la ventana para entrar a la azotea.

"—¿Qué haces?"—preguntó la chica.

"—Subo a la azotea."

"—¿Qué harás?."

"—No lo sé, ¿Quieres averiguarlo conmigo?."

"—Sería genial."

Los dos jóvenes subieron a la azotea de la casa de Jack, vio como los ojos de Jonah, Zach y Daniel observaban desde su auto, que cada vez se alejaba más de el territorio dónde ellos dos se encontraban. Corbyn miró a Afrodita mientras ella observaba la majestuosidad de la noche, y él observó cada centímetro de su existencia, y adoro que ella, y sólo fuera ella quién podría alegrar sus días de tal manera de dejar de recordar qué estaría pasando por delante. El mundo paró en esos instantes, y Corbyn sintió como Afrodita reconfortaba sus sentimientos negativos, sus malas ideas y como hacía que su futuro ya no fuera relevante.

"—Siento como que el mundo para cuando estoy contigo."

"—Siento lo mismo."—admitió la chica con vergüenza.

"—Afrodita."

La chica lo miró, esperando que Corbyn hablara.

"—Creo que eres una de las mejores cosas que me han pasado desde que perdí a mi familia."

Afrodita sonrió, ella también lo sentía.

Los dos habían tenido problemas tan grandes, habían vivido cosas tan malas, y sentían que se merecían una dosis de amor, de afecto y de algún persona que esté dispuesta a brindarle todo aquello, y se siente tan bien cuándo lo encuentras. Eran dos polos opuestos por sus maneras de actuar y de llevar los problemas, pero su forma de ser, de sentir y de vivirse a sí mismo se asemejan mucho. Esos dos chicos se adoraban, y era hermoso sentir aquello, saber que puedes acudir a él de la manera más eficaz posible, donde puedes averiguar todo sólo con astucia. Como Corbyn podía conocerla de la manera más graciosa y patética del mundo, sólo con astucia.

A Corbyn no le importaba su pasado si Afrodita sería por siempre parte de su futuro.

"—Hace frío aquí."—dijo la chica.

Corbyn se acercó a ella, se sacó su sudadera y se la puso a ella, rodeandola con sus brazos, dándole calor.

"—Gracias."

"—No es nada."

"—Te tengo una pregunta."

"—Todas las que sean, señorita."

"—¿Desde cuándo te gusto?."

"—¿Recuerdas esa noche que entré al museo?."

Ella asintió sonriendo.

"—Desde ahí."

"—Es bueno saberlo."—dijo.

"—¿Porqué?."

"—Por que yo también sentí miles de patadas al ver a ese apuesto chico rondando por el museo."

"—Me intimidaste esa noche, ¿Sabes?."

"—Aún no eras astuto."

"—Si lo era, sólo que no te lo demostré."

"—Te veías tierno, estabas muy mojado."

"—¿Yo tierno?. Já, dejame reírme un segundo."

"—Eres tierno, Corbyn. Sacas tu lado cursi conmigo y luego dices que no eres tierno."

"—Es que no lo soy."

"—Quizás no quieres serlo, pero eso no quita que lo seas."

"—Quiero que sepas que esta no es una primera cita."

"—¿Qué es entonces?."

"—Una noche en el tejado de la casa de Jack."

"—¿Cuándo me invitarás a una cita de verdad?."

"—Cuando necesite hacerlo."

"—¿En qué momentos lo necesitarás?."

Corbyn pensó en que lo necesitaría cuándo Afrodita llegará a descubrir algo malo de él. Quizás si algún día llegaría a saberlo, Corbyn se vendría abajo, sería algo totalmente absurdo. Corbyn no robaba hace más de un mes, y no volvería a hacerlo nunca, si es que la necesidad quería arrebatarle todo lo que tenía.

"—En algún momento lo necesitaré, dale tiempo al tiempo."

"—Eres asombroso, pero aveces te odio."

"—Si odiarme implica quererme, pues odiame todo lo que quieras."

Afrodita lo miró, y se acercó a abrazarlo. Quedaron en un silencio eterno, mirando las estrellas.

Afrodita. Afrodita. Afrodita. Corbyn no dejaba de pensar en ella.

Ella llevaba el nombre de la diosa del amor.

aphrodite. » corbyn bessonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora