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Yui

Pero me resigné a aceptarlo. No podía dejarlo todo así. Tenía que despedirme, aunque me duela. Tengo que hacerlo.

Así que me vestí con un vestido blanco y una sudadera negra arriba. Me coloqué mis zapatos negros y escapé de la mansión Tsukinami.

Me encontré rodeada de árboles en un bosque oscuro y pronto estaba rodeada de los lobos de Shin. Asustada y a punto de rendirme uno de ellos bajo su cabeza mostrando respeto. Me sorprendió, y subí a su lomo preguntándome a dónde iría. Unos minutos después estaba frente a la puerta. Le di un beso en la frente al lobo y él se fue.

Con las pocas fuerzas que me quedaban y los ojos inundados en lágrimas empuje la puerta. Escuché conversaciones animadas y risas en la sala. Me alegré. Ellos están bien sin mí al parecer.
De pronto sentí una necesidad. Una sensación de que arruinaría todo.
Quería irme, no quería volver a ser una molestia. Me di media vuelta aceptando el final. Pero me encontré caminando hacia la sala. Mi mente me gritaba que me aleje, pero mi corazón quería verlos y despedirse.

Abrí la puerta y mi corazón termino de romperse. Salió de mi pecho y comenzó a rebotar en un charco de sangre, mientras yo lloraba silenciosamente. Y todos me veían romperme. Sonreí. Ocultando el dolor. Tomé mi corazón con las manos y lo coloqué nuevamente en el pecho sin que nadie se de cuenta de lo doloroso que estaba siendo ver está escena.

Me habían reemplazado. Con una chica mucho más hermosa.

Ignore mis lágrimas y con la voz totalmente destrozada hablé.

— Que bueno que están bien. Ahora que tienen a alguien mejor, es hora de irme. — todavía nadie dijo nada, sólo me veían con la boca abierta. Salí corriendo de ahí, empeze a sollozar. No podía controlarme. No pensé que me reemplazarian. No pensé que era tan fácil esto, pero siempre lo supe. No soy nadie importante. No les importo, y ahora están mejor con alguien perfecta.

Con el corazón hecho pedazos y un frío sentimiento en mi cuerpo llegué a la puerta. Cuando la quise abrir alguien me tomó de la muñeca.

Ayato.

Me miraba como si fuese un fantasma. Aunque lo era, me morí de tristeza frente a sus ojos, aunque lo oculté.

— No te vayas. — me dijo mirándome a los ojos, con sus ojos abiertos de par en par. Se veía arrepentido y triste.

— Ya tienes a alguien a tu lado. No me necesitas. — Intenté sonar fría. Pero no podía dejar de llorar.

— No. ¡No! ¡Yo te quiero a tí! — dijo apretando más mi muñeca. Me estaba lastimando, otra vez. Física y sentimental mente, me estaba matando.

"Cuando la comida se hecha a perder, compras una nueva" — dije mirándolo friamente, o al menos como podía. Miré a la bella chica que se veía confundida. Supe que ella tenía mi corazón.

Ayato no dijo nada. Nadie dijo nada.

— Ahora sueltame. — le estaba rogando con la mirada. No quería romperme aún más frente a ellos.

— No puedes irte... ¡No puede volver cuando intento superarte! Ahora quédate... Por favor. — Su mirada estaba triste pero podía notar furia en ella. Pero no podía. No podía hacerlo.

— No quiero. Sueltame. — no me respondió, me apretó más. — Ayato... ¡Estoy muriendo, carajo! No puedo quedarme, no puedo... ¡No puedo quedarme para irme de vuelta! Ya tienen a alguien perfecta. Ya pueden ser felices. Me voy a morir de todos modos... Ya déjame. — Empecé a llorar, a sollozar frente a ellos. Mi vista se volvió borrosa y mis piernas flaquearon. Me tomé de la puerta para no caerme.

Mientras él cerró los ojos y lágrimas empezaron a salir.

La chica se acercó a nosotros y me vió a los ojos. Pude ver cómo la tristeza se inundaba en ellos. Debajo de su ropa sacó una gema. Arrancó aquella joya y me la colocó. Volví a respirar. Su cuerpo comenzó a convertirse en pequeñas mariposas blancas que se dispersaron y escaparon por una ventana.

Sentí cómo mi corazón volvía a later fugazmente. La sangre corría por mis venas y podía sentir dolor en el apriete de Ayato.

La chica se esfumó. Y mi pecho comenzó a doler las gemas se fusionaron y desaparecieron en mi piel. Lloré. Otra vez lo arruiné todo.

Cai al suelo y me quedé sentada. Respiré profundo y Ayato me abrazó. ¿Me podía quedar? ¿Vuelvo a estar viva?

Me desvanecí en el suelo. Presa de mis sentimientos. Dejándolo todo atrás. Otra vez...

Pude ver cómo algunos sonreían soltando lágrimas.

Pero yo... No lo soporté más.

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Dispersantes emociones bailaban en el aire. Todo parecía recuperarse. Los fragmentos de los corazones se agruparon y pudieron sentir alivio después de mucho tiempo. No sabían cómo reaccionar. Estaban felices pero ella parecía no serlo.

Y aunque sea egoísta... No querían soltarla, no querían sentirse solos otra vez.

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Este capítulo me hizo dudar mucho... Sinceramente siento que todo me está quedando mal. Pero bueno... Ustedes díganme

White Blood ||Diabolik Lovers|| - Segunda Temporada -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora