Mankind- Una Secuela de Steven Universe

Verano- La París de Norteamérica

Increíblemente, al amanecer, la casa no había atraído la atención de nadie. Jeffrey fue el primero en despertarse, para segundos después, Anna se despertara. La lluvia aun no pasaba pero era más ligera que la del día anterior.

—Buenos días dormilón. —dijo la chica aun abrazada a él.

El joven, aun dormido, se levantó de la cama

—Es increíble que tengas mucho aprecio por mí, aunque apenas nos conozcamos. —le respondió.

—Bueno, me gusta hacer buenas relaciones si encuentro supervivientes. Eso ayuda en nuestra supervivencia.

Tras un breve rato, preparando sus cosas, los chicos finalmente dejaron la casa. Había sido una gran experiencia quedarse en una colonial holandesa pues estas siempre resultan estar embrujadas.
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St. Mark, Misouriana.

Para el mediodía, los chicos habían llegado a la parte este de la ciudad. En comparación como hace 10 años, la ciudad había colapsado y ahora se hallaba derruida y algún que tal vez, símbolo de una batalla perdida.

— ¿Esto se ve peor que Moklahoma, cierto? —pregunto Jeffrey.

—Peor aún es Keystone, o alguna ciudad de Europa. —respondió su compañera.

— ¿Cómo Rotterdam o Viena?

—No... Más bien como París o Roma. —respondió.

Los dos siguieron platicando hasta que llegaron al Downtown de St. Mark. 

Su representativo arco estaba intacto pero la mayoría de edificios estaban envueltos en hienas color verde esmeralda. Ellos no esperaban mucho de St. Mark, tal vez unas cuantas latas o en el peor de los casos, un grupo de "Escuadrones de la Muerte".

Tras unos minutos de caminata, los chicos entraron en lo que quedaba de un café alguna vez lleno de vida, pero también un lugar algo familiar para Jeffrey.

—Aquí fue...

— ¿Qué cosa, Jeffrey?

El chico recorrió el café un poco hasta llegar a una mesa en particular. No tendría importancia de no ser por algo acontecido antes del Primer Impacto. Pero esa especie de recuerdo se vio interrumpido cuando oyeron un rugido, indicando la llegada de un escuadrón de la muerte.

—Luego te digo, ¿vale?

Los chicos se escondieron debajo de la barra donde antes se servían cafés y alguna que otra cerveza. El escuadrón de la muerte del día de hoy estaba compuesto por 4 rubies y 2 peridots.

—Y saben algo acerca del Equipo 89? Estoy preocupada por ese tal "Ruber".—dijo una voz femenina detrás de la ventana.

Se trataba de una rubí que estaba preocupada, por otra rubí?

—Pues... la última vez que los contactamos estaban en la base de "Rusia"... luego de eso, nada.—respondió otra voz.

—Ahora temo por ellos. Sigamos, quieren?

Anna y Jeffrey no sabían exactamente que era de lo que hablaban esas Gemas. Sin embargo deducieron que podía tratarse de algo relacionado con la colonización del planeta.

—Espera Doc. Aún hay que registrar y asegurar que aquí no haya vida...—respondió una voz femenina suave.

—No, entiende que Diamante Amarillo ya dijo que no hay vida aquí, larguémonos.—respondió la misma voz.

Las voces femeninas entonces se empezaron a alejar de la cafetería donde los dos estaban ocultos. Los dos salieron llenos de alivio hacia la calle principal de St. Mark, libre de Gemas... por ahora.
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Tras unas cuantas horas, cerca del atardecer, los chicos estaban de vuelta en la carretera a Indiana. Llevaban unos pocos recuerdos de Saint's Mark como modelos a escala del arco y alguna que otra lata de comida.

—¿Oye, Jeff, que era eso que tuviste en la cafeteria?—pregunto su compañera de golpe.

—Veras... es incomodo y turbio hablar del tema, ok.—respondió Jeff.

Aún caminando en una carretera llena de coches abandonados y fuselajes de aviones caídos, una joven figura se acercó detrás de los jóvenes con una escopeta inusual:

—Levanten sus manos... y no hagan nada estúpido!!—dijo una voz femenina.