Mankind- Una Secuela de Steven Universe

Otoño- Naturaleza de las Bestias

Cuando la electricidad volvió a Haven, el pueblo aplaudio a los trabajadores desde lejos. Los aldeanos, algunos niños se habían hartado de vivir bajo la luz de una vela o lámpara de keroseno.

Elena y el resto del grupo llego con Ray y Joseph con alegría en sus caras. En el caso de Jeffrey y Anna era la primea vez que veían luz eléctrica, para ellos, era casi como magia.

La felicidad se prolongó hasta que los trabajadores y el grupo oyeron disparos a la distancia.

—¡Bandidos!—dijo uno de los defensores con su carabina en mano.

Ray y su esposa tomaron rápidamente sus armas mientras el resto los acompaño. El enfrentamiento ocurría afuera de la planta, cerca de donde estaban las palancas que suministraban a Haven.

Era un pequeño grupo de 20 bandidos. No era los mismos que atacaban el pueblo cada mes. Cuando Ray y compañía llegaron, 6 de los atacantes ya habían sido abatidos aunque los defensores también habían sufrido 8 bajas.

Ray saco un revólver y empezo a callar a los atacantes uno por uno. Elena mantuvo a los niños lejos de la batalla

Tess y Joseph fueron a ayudar a Ray y los defensores. Poco a poco, los atacantes fueron silenciados por los defensores y habitantes de Haven.

Terminado el combate, los trabajadores llevaron a los heridos al hospital mientras que limpiaban el daño hecho.

Un hombre maduro entonces llegó con Ray. Joseph entonces lo reconoció.

—Suegro?—pregunto entonces Joseph.

—Hola Joey. Has cuidado bien a mi Raine?—respondio este sujeto.

—Si... Pero ahora nuestro Claude la cuida en estos momentos.

El hombre, que resultaba ser el padre de Raine, esposa de Joseph, paseo con este afuera de la represa mientras le explicaba una situación.

Ray y el resto fue al pueblo a revisar si no había heridos. En ese lapso de tiempo, el suegro hablo de un tema "delicado".

Ray y el resto fue al pueblo a revisar si no había heridos. En ese lapso de tiempo, el suegro hablo de un tema "delicado".

En el tiempo que se asentaban en Haven, Jeffrey y Anna decidieron seguir hablando de su relación. Jeffrey la había aceptado en Farbanti y ahora estaban saliendo.

Tal vez sonaría algo estúpido tener citas en el mundo en el que vivían pero para ellos, nada tenía un límite. Los enamorados caminaron alrededor del pueblo, discutiendo sobre su siguiente cita y su posible futuro.

—Asi que... Ya estamos saliendo, ¿verdad Annie?—pregunto el joven Jefferson abrazando a su "chica"

—Te gusta?—pregunto la risueña riéndose.

El joven Jeffrey lo pensó un poco.

—Definitivamente, así me gusta—le respondió mientras Anna recargaba su cabeza en el hombro del chico