Llegaste aproximadamente a las nueve treinta de la noche.
Estabas guapo.
Como siempre.
Y mucho mejor que la ultima vez que te había visto.
Recuerdo que abrimos una botella de cerveza, un paquete de doritos, y nos sentamos a conversar.
No me sentí incomodo en ningún momento.
Era agradable de hecho.
Fluiamos al igual que la primera vez que nos vimos.
Tu sonreías.
Yo sonreía.
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Sebastián: Side B
Short StoryNo sé en que mensaje dejé todo mi amor. Ni en que respuesta perdí toda mi dignidad.