Como es normal, las cosas no solo podían quedar en un beso.
El alcohol tampoco ayudaba mucho.
Tus manos lentamente comenzaron a acariciar mi cuerpo.
Las mías el tuyo.
Pronto la ropa fue desapareciendo.
Y me vi finalmente recostado, con tu cuerpo sobre el mío, mirándome en la oscuridad solo de la forma que tu sabías hacerlo.
Todo volvió a mi cabeza, amor.
Todo.
Nunca pensé que te necesitaría tanto.
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Sebastián: Side B
Short StoryNo sé en que mensaje dejé todo mi amor. Ni en que respuesta perdí toda mi dignidad.