Aproximadamente a las tres de la mañana, decidí ir al baño de la discoteca.
Me encontré con un amigo.
Nos saludamos.
El estaba un poco pasado de copas.
Decidí cuidarlo.
Lo llevé al segundo piso de la disco.
Nos sentamos en los sillones que ahí habían.
Comenzamos a hablar.
A reírnos.
A recordar cosas.
Y de pronto, apareciste tu en frente de nosotros con tu mirada penetrante.
No te atreviste a decir nada.
Pero sabia que algo querías.
No me equivoqué ya que luego de unos minutos, te acercaste.
Me dijiste que querías hablar conmigo.
Me negué.
Insististe.
Me volví a negar.
Insististe otra vez.
Acepté.
Y me llevaste a un lugar más alejado.
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Sebastián: Side B
Short StoryNo sé en que mensaje dejé todo mi amor. Ni en que respuesta perdí toda mi dignidad.