Capítulo 01: Bienvenidos a Villa Suspiro

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La oscuridad se mantenía eterna e inmutable en la gran estancia. Un gélido viento arañaba las mejillas y los oídos junto a un lamento que intentaba desgarrar la cordura de sus oyentes. Cada paso en la siniestra niebla crujía la superficie como aquél que paseaba sobre un cúmulo de huesos y vísceras. Sin embargo todo se aislaba en un rincón de la mente cuando Stephen Barker contempló el izado de múltiples ojos de un color blanquecino. No eran ojos realmente sino ventanales iluminados como faros que parecían enfocar directamente al joven. Ventanales inmóviles que relucían con la mirada de un cazador felino frente a su presa. Esos fuegos fatuos que le observaban poco a poco iluminaron el gran conjunto de madera y piedra que los unía, el rostro de una enorme mansión enfurecida. Desde la distancia, el joven Barker podía sentir su aura fogosa y carnívora, un aura invisible que parecía engullir su alma. No conocía el lugar pero no dudó ni un instante en considerar que aquella vieja construcción estaba viva y hambrienta.

−Stephen, despierta. Ya casi hemos llegado.

Los ojos de Stephen Barker se abrieron lentamente para desvanecer la oscuridad con los primeros rayos de luz de la mañana. Por un instante, aún adormecido, no comprendió su situación actual. Pero el sonido chirriante que cantaba el viejo motor del carruaje de su amigo Poe fue una pista contundente para recordarla. Su espalda no tardó en quejarse con una leve punzada de dolor por lo que probablemente fue un dormir en una mala posición, algo inevitable en esos asientos mal acolchados. Era aún temprano a juzgar la ausencia del Sol a la vista por lo que dispondrían de toda la mañana para el papeleo.

Repentinamente la mano diestra del conductor se interpuso en su mirada perdida. El copiloto siguió la dirección de su índice y pudo ver un cartel oxidado que saludaba a todo aquél que continuase por la mal cuidada carretera. Bienvenidos a Villa Suspiro.

Villa Suspiro según se habían informado era un pueblo perdido en la montaña, como muchos otros, sumando siglos a sus cimientos de roca. Un paradero de complicado acceso si no se usaba un vehículo propio. Afortunadamente, su compañero en la carrera de psicología había aceptado llevarle con el suyo a cambio de poder hospedarse y pasar unas vacaciones en la tranquila villa. Respirar aire puro y rodearse de un ambiente tranquilo y silencioso resultaba un efectivo antiestrés y relajante tras unas largas jornadas de estudios. En cualquier caso no fueron vacaciones el asunto que a Stephen le atrajo hasta Villa Suspiro sino una repentina e inesperada herencia. Al parecer, una rama de su familia lejana y desconocida había decidido heredar sus pertenencias a este joven estudiante por la ausencia de un heredero directo. Según la carta enviada por el abogado de la familia, así lo quiso el último Barker. Un golpe de suerte teniendo en cuenta los hachazos que asestaban los estudios a sus ahorros. Y así es como el dúo de estudiantes entraron en la villa junto a un bostezo involuntario por parte de Stephen.

−Oye, es Villa Suspiro, no Villa Bostezo. –se burló su compañero en el volante.

Stephen, quien seguía embobado por su reciente despertar, ni siquiera atendió a la broma de su compañero. Poe era un joven muy dinámico y versátil con una habilidad innata de sorprender al personal. A pesar de la a veces infantil actitud que presentaba, era alguien estudioso que conocía un poco de todas las áreas que uno podía imaginar. Ante todo era un gran compañero y amigo, una persona que anteponía su honor y amistad en su conducta. Al ser hijo de una familia adinerada, destacaba también en la calidad de sus ropajes y en ser de los pocos estudiantes con un carruaje propio. Si bien su forma de proceder fue en parte el motivo de que Poe accediere a acompañar a Stephen, existía un segundo motivo principal. Entre las múltiples aficiones de Poe sobresaltaba su pasión por las leyendas y mitos locales, algo que al parecer rebozaba esta villa en su investigación personal como muchas otras, los cuales ya le había empujado a viajar por pueblos y lugares abandonados anteriormente. Por parte de Stephen era bastante pasivo al respecto pero a su vez agradecido en el caso de Villa Suspiro por lograrle una vía de transporte.

Stephen BarkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora