Nuestros caminos se han unido

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La entrada a la casa de Bon lucía tan aburrida que dudé por un instante que fuera la de él.

Paredes pintadas de blanco y una puerta de madera oscura, sin nada especial en absoluto. Y bueno, no es que hubiera esperado que estuviera pintada de turquesa con un letrero sobre la puerta que dijera «Propiedad de Bon» (aunque... un poco sí), pero seguía siendo algo extraño que no hubiera un solo detalle que distinguiera esta casa de todas las demás en la ciudad. Revisé la dirección que tenía escrita en la palma de mi mano un par de veces más, y, ya seguro de que estaba en el lugar correcto, toqué el timbre.

Bon abrió la puerta unos segundos después. Estaba vestido con una sencilla camisa negra y su manga de siempre en el brazo derecho; me invitó a entrar y me guió por las escaleras hasta su habitación. Conté quince escalones, lo que por un momento me hizo sentir confundido (después de todo, siempre creí que era un estándar), y crucé el umbral de su puerta, para entrar a un ambiente que era en definitiva mucho más Bon que la fachada de su casa.

Las paredes estaban pintadas de azul, un par de tonos más claro que su cabello, llenas de posters de bandas de rock y programas de televisión; el escritorio era un completo desastre, lleno de libros (literatura que se mezclaba con manuales y textos escolares), lapiceros de todos los colores y hojas de papel por toda la superficie, rayadas, rotas, arrugadas y descartadas. Lo más curioso era una carpeta negra que descansaba pulcramente sobre todo lo demás.

—Perdón por eso —se disculpó Bon, frotando su nuca avergonzado.

—Los genios son desordenados —contesté sencillamente, bajé mi guitarra del hombro y la apoyé contra la pared.

Juntos giramos su cama y la acomodamos junto al muro más lejano, que tenía colgado un cuadro con el cover de American Idiot, un poster de Queen y uno de Stranger Things, despejando espacio para poder trabajar mejor.

—Okey. Tendremos que ensayar mucho —dijo, conectando los amplificadores a la pared y buscando los cables para conectar las guitarras—, yo te enseñaré las canciones, mientras las canto para entrenar mi voz.

Asentí, y me apresuré a preguntar algo que no debió haber tenido mucha importancia.

—¿Y debo llamarte «maestro»?

Terminó de conectar las guitarras, se irguió y acomodó la suya sobre sus hombros con una sonrisa.

—No realmente —dijo, tocando cada cuerda para ver si estaba afinada—, no.

—Oh. Bueno —dije, haciendo lo mismo que él, aunque había afinado mi guitarra en casa antes de salir—, creo que lo haré, Maestro.

Se rió un poco, tomó una tablatura que tenía sobre la mesa y me la pasó para que la observara. Era una canción llamada «Volverás a Brillar», escrita por Bon, que leí con ansías mientras él hacía una pequeña prueba de sonido con su guitarra.

—¿Es un dueto? —pregunté, a lo que Bon contestó asintiendo con la cabeza.

—Sí, la idea es que Joy haga la parte de la chica —explicó—. Nunca la hemos tocado en una presentación, no está del todo ensamblada, pero es una de mis favoritas. Contigo en la guitarra seguro la presentamos.

Sonreí por el halago, no muy seguro de merecerlo, sin dejar de mirar la tabulación de la canción, que, con cada verso y cada acorde, me gustaba más. Bon era realmente un gran compositor.

—La voy a tocar una vez —dijo—, tú sígueme con la partitura y luego empezamos a hacer juntos parte por parte.

Asentí, él colocó los dedos en la posición del primer acorde, y comenzó a tocar la intro.

Like A Love Song (BonXBonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora