Todo es confusión al pensar en ti

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Estaba buscando algo que ponerme.

No era que no tuviera suficiente ropa de la cual escoger, era sólo que quería, por una vez, ponerme algo que no fuera negro, blanco o turquesa (ni negro con blanco y turquesa), para variar. Busqué entre lo que tenía colgado en mi armario, doblado en mis cajones, y, al final, me decidí por una camiseta que era negra con las mangas blancas (buen trabajo).

Estaba saliendo de mi casa en dirección a la de Joy, donde iba a recogerla para que fuéramos juntos a encontrarnos con Bonnie en el restaurante, cuando recibí una llamada de ella a mi celular.

—Ya voy para allá —me apresuré a decir luego de contestar—. Te juro que esta vez no me pierdo.

La escuché reírse al otro lado de la línea.

—Nunca podría creerte eso —dijo, haciéndome sonreír a mí—. Pero, en realidad llamaba para decirte que no lo voy a lograr. Olvidé por completo que hoy es la boda de mi prima.

—Oh —dije, un poco desilusionado, y luego algo confundido—. ¿No íbamos a ir juntos a eso?

Se quedó callada por un momento, lo suficientemente largo como para ser sospechoso.

—Voy a ir con... Eh... —comenzó a decir, mientras mi sonrisa se iba agrandando—. Con Freddy.

—No digas más —dije, sonriendo completamente—. Suerte.

Colgué antes de que pudiera justificar sus acciones. Busqué el número de Bonnie entre mis contactos, para avisarle que los planes se habían cancelado, pero, antes de presionar el botón de marcar, se me ocurrió que podíamos ir sólo los dos. Digo, no había por qué no hacerlo, y esas hamburguesas sí eran las mejores de la ciudad. Era por una buena causa.

Ya tomada la decisión, caminé directo al restaurante, sí me perdí (sólo un poco, casi ni se notó), pero logré llegar con diez minutos de anticipación. Me senté en una mesa que estaba cerca a la entrada del restaurante, junto a una ventana que daba a la calle, y esperé, tarareando We Will Rock You, hasta que recibí un mensaje de Bonnie en mi celular con las palabras: «Ya llegué». Apenas levanté la mirada de la pantalla, lo vi de pie junto a la mesa, usando una remera gris de mangas largas debajo de una camiseta verde claro, con un zapato morado y otro verde (no podría decir si había sido a propósito o no, pero ninguno de los dos casos me sorprendería). Se sentó en la silla frente a la mía, con su sonrisa sencilla ya puesta en su rostro.

—No sabía que te encontraría tan fácilmente —dijo, explicando el mensaje de texto.

Sonreí, porque él tenía esa característica que me inspiraba ganas de hacerlo, lo miré y recordé la primera vez que lo vi en la cafetería escolar, con su cabello raro, sus ojos raros y sus raras gafas, con sus mangas bajo el uniforme y esa actitud que no era propia de nadie en el mundo.

—A veces siento que tus ojos son realmente de ese color. —dije, sorprendido de haber pasado tanto tiempo con Bonnie desde que llegó a la escuela que todo en él se me hacía normal.

—¿De qué hablas? Lo son —dijo con seriedad, elevando un dedo en el aire como enunciando un dato—. Los heredé de un tío abuelo de mi papá. Era escocés.

Me reí, con una ceja levantada en su dirección; él evadió mi expresión, mirando hacia otro lado con una falsa inocencia, chocando las puntas de sus dedos índice, hasta que volvió a mirarme y se rindió ante mi incredulidad.

—Bien, son lentes de contacto —dijo al final—. Pero no le digas a nadie.

—No lo haré, te lo prometo.

—Les he dicho a mis padres que deberían usarlos también para que todos piensen que es hereditario, pero no me hacen caso. Tampoco se quieren tinturar el cabello.

Like A Love Song (BonXBonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora