Yulia cumplió con su palabra, no le pidió nada a Lena en toda la semana, ni le habló en todo ese tiempo. No era difícil, ya que ella no había estado en casa prácticamente.
Había vuelto un rato el domingo por la noche, había recogido alguna ropa, le había dicho amablemente que estaría en otro sitio las siguientes tres semanas y se había vuelto a marchar.
Había sido la semana más solitaria y triste de toda su vida. Echaba de menos a Lena terriblemente, era cierto que no pasaban mucho tiempo juntas últimamente, pero estaba acostumbrada a que Lena estuviera allí algunas noches a la semana, y a que los domingos por la tarde estuviera siempre en casa. Le daba sentido a su vida de cierto modo, especialmente en ese momento en que había dejado a Daria.
Realmente no comprendía que había visto en esa mujer. Tenía un cuerpo maravilloso para mirar y tocar, pero extrañamente, aquella vez, a ella no le había bastado solo con eso. Quería una novia con tanto cerebro y con un bello cuerpo.
Lena había dado en lo cierto cuando dijo que le faltaba materia gris a Daria. Lo había descubierto en el viaje de fin de semana el sábado anterior. Nunca se le habían hecho tan eternas cuatro horas de viaje, estaba terriblemente aburrida antes de ir siquiera a la mitad del camino.
A Daria no se le había hecho gracia cuando ella había que quería habitaciones separadas, la pelinegra no se había acostado con ella aún y Daria seguramente había pensado que ese fin de semana se convertiría en una orgía. De todos modos, no había tardado en hablar de otra chica que había conocido en el gimnasio aquella semana. Por lo visto para ella, sus novias eran objetos sexuales intercambiables.
"Como tus novias", le dijo una vocecita que parecía haberse instalado en su cabeza desde la discusión de Lena. Ella siempre le decía lo que no le gusta de ella, lo que ella no quería oír, lo superficial que era, lo egoísta ¡Y era verdad! De otro modo se habría alegrado de que Lena se hubiera enamorado y fuera a casarse... Pero ella, en cambio, se había sentido molesta al enterarse, y no le gustaba la chica, sin siquiera conocerla. La odiaba.
A medida que pasaban los días fue sintiéndose más deprimida. Noviembre era un mes lento y pesado en el estudio contable donde trabajaba Yulia. Consultora de Impuestos ponía en su escritorio; era un nombre demasiado para el trabajo que ella hacía. Ella sólo aconsejaba a los clientes y calculaba las devoluciones de la Agencia Tributaria.
Tendría que conseguir otro empleo pronto. En el que estaba le pagaban bien, pero era aburrido como todos, ella sólo permanecía en su puesto de trabajo porque le debía dinero a Lena, en los ratos que no tenía trabajo, que eran muchos durante el día ella no podía dejar de pensar en que le diría a su madre sobre su supuesto matrimonio con Lena. Las noches eran aún peor, le costaba tanto dormir, comenzó a tomar más clases en el gimnasio para cansarse y caer dormida.
Si Lena hubiera sido mas solidaria con ella, se lamentaba furiosa ¡Diablos si no se hubiera enamorado de esa estupida Katia!¡Si estuviera enamorada de ella!
El jueves por la noche, antes de dormirse, pensó que llamaría a Lena a la universidad al día siguiente. Le pediría disculpa y le prometería que le diría la verdad a su madre si volvía a vivir al piso que compartían.
El viernes por la mañana la despertó el teléfono, saltó de la cama, con la certeza de que sería Lena, después de todo una amistad como la de ellas no podía romperse fácilmente. Seguramente la pelirroja se sentiría igual de culpable que ella, pensó al correr hacia el aparato.
-¿Eres tú, Lena? -dijo ella sabiendo que estaba equivocada, por el ruido que se sentía por la línea le indicaba que era una llamada de larga distancia.
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Engañando al amor (t.A.T.u Fanfic)
Fanfictionbueno este fic me gustó así que lo comparto con ustedes.... te gustará