Engañando al amor (t.A.T.u Fanfic)

Cap 17

esta historia ya está llegando a su fin, disfruten de este capítulo que el próximo será el final

LA VIDA real con Yulia era estupenda, a pesar de los temores de Lena de que ella se aburriera una vez que la relación entrara en la rutina de la vida diaria.

Las dos empezaron a trabajar el lunes, después de pasarse el domingo mirando casas. El perrillo estaba mejor. Le habían dado el alta en el hospital veterinario y lo habían llevado a unos albergues caninos en Mona Vale Road, a sólo quince minutos en coche del piso de Lena.

La noche del lunes fue muy agradable. Cenaron y luego vieron una película en la televisión. Después se fueron a la cama, donde Lena le hizo el amor a Yulia apasionadamente, algo que, al parecer, era compatible con su nuevo estado relajado y feliz.

A Yulia pareció gustarle, porque se arrebujó contra ella y luego se durmió.

Lena, por su parte, sentía cierto alivio de no tener que seguir representando el papel de amante extraordinaria y chica mala. Era agradable tener simples relaciones sexuales, llenas de ternura y amor. ¿Quién sabe? Tal vez Yulia estuviera preparada para una relación de ese tipo.

Tal vez hubiera madurado en lo relativo al amor.

La noche del martes no fue diferente, aunque ese día no había nada en televisión, por lo que se la pasaron escuchando música y charlando acerca de los libros que habían leído. Siempre habían disfrutado de su mutua compañía, y eso no había cambiado.

Les gustaba el mismo tipo de películas y el mismo tipo de libros, aunque Yulia era una apasionada de Stephen King y Lena no lo era tanto. A las dos les gustaban las novelas fantásticas, con alguna aventura y alguna historia de amor mezclada. En lo único que tenían gustos diferentes era en música. A Lena le gustaba más el jazz y la música country y a Yulia el pop y el rock.

El miércoles Lena volvió más temprano del trabajo. Era la última semana del curso, y había poco que hacer. Yulia ya había vuelto de la oficina, y estaba tirada en el sofá, con gesto sombrío.

—¿Qué sucede? —le preguntó Lena. Inmediatamente le dio un beso en la boca y se sentó a su lado.

—Tengo el estómago revuelto. Estuve todo el día con la sensación de que iba a vomitar. Al final el jefe me mandó a casa porque no hacía más que estar en el aseo.

—Hmm... Yo me siento bien. Así que no creo que haya sido la comida de la cena lo que te sentó mal. Quizás sea algún virus. Pobre Yulia... —murmuró Lena, quitándole el pelo de la frente—. Estás pálida. Deberías ir al doctor, y que te vieran.

—Quizás... —le dijo ella.

—No te preocupes por la cena. Iré a comprar comida preparada. Me parece que no tienes muchas ganas de comer.

—¡No, por Dios!

Yulia se quedó en silencio, con el gesto grave. Parecía en otro mundo. Como si estuviera preocupada por algo.

La pelirroja se quedó sentada acariciándole el pelo. Ella cerró los ojos, y dio vuelta la cara levemente. Lena no era una experta en el lenguaje de los gestos, pero aquél le molestó. Parecía un rechazo físico y emocional hacia ella.

La idea de que Yulia no quisiera que la pecosa le hiciera el amor ese día le resultaba insoportable. Estaba un poco paranoica en ese sentido, de acuerdo. Pero nadie le quitaba la idea de que pasaba algo más.

—Antes de que me olvide. Hay una fiesta de fin de curso en la universidad el viernes por la noche. Así que vendré a casa tarde.

Yulia abrió los ojos y volvió la cabeza con un suspiro.