Tirando rocas a tu ventana.

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Ni hace falta que hable de el jueves, creo que fue el día más aburrido de mi vida. Me dediqué los trabajos pendientes.

El viernes por la mañana, mi mamá tocó la puerta de mi cuarto, no luciendo feliz del todo pero, extrañamente mejor que los días anteriores.
-¿Cómo va tu tarea?.- Asomó la cabeza por el marco de la puerta.
-Deprimente pero terminada.- solté algo seca. Estaba molesta, estaba castigada por algo que ni siquiera era mi culpa.
-Olivia, le pegaste, le tiraste del pelo. Todo eso por un chico, necesitas calmarte y parar.- Arquee una ceja. Estaba completamente loca.
-Es más que eso, me pierdo la competencia del próximo sábado, un examen de física y destruyo mi vida social. ¿Te parece que no tuve suficiente castigo por querer terminar con algo de la manera correcta como para que vengas y sigas con este show?- Mamá negó. Se puso derecha contra la puerta y sonrió con cierto cinismo.
-El desayuno está listo.- murmuró y salió cerrando la puerta de mi cuarto.

-El desayuno está listo.- murmuré esta vez yo haciendo mi voz dos o tres notas más agudas haciéndole burla. busqué mis pantuflas debajo de la cama y bufé cuando me dí cuenta de que estaba mirando al rededor en busca de mi teléfono celular. Movimiento que era inutil, vaya a saber mi mamá dónde estaba. 

Bajé las escaleras rápido. Tratando de evitar de todas maneras posibles otro problema más y me senté en la mesa con la mejor cara de felicidad que tenía. Una mezcla de cumpleaños con mascota nueva. No iba a preguntarle a mamá acerca de esta noche. Si lo hacía me diría que no, además de estar atenta a que me escapara. Cosa que iba a suceder de todas formas, pero si no sospechaba las posibilidades de que me descubran serían menores. Desayunamos en silencio, mis padres se fueron al trabajo y Tobías a la escuela. Al rededor de las ocho de la mañana estaba sola en mí casa. 

No tenía nada que hacer, así que se me ocurrió buscar mi celular. Marqué mi número en el teléfono fijo, sin resultado. A esta altura ya no tiene batería. Revisé cajones, el armario, entre los colchones, varios frascos en la cocina. ¿Dónde mierda había escondido mí teléfono? ¿Sabría si quiera ella dónde estaba?. Volví a mi cuarto decepcionada con mi fallida búsqueda. Me tiré en la cama dispuesta a dormir. De todas formas no podía hablar con nadie, todos estaban en la escuela.

Después de al menos quince minutos de fracaso tratando de dormir me dispuse a buscar algo que hacer. Algo que urgía ya era ordenar el cuarto. Pero algo que me urgió más de repente fue la caja rosa que estaba debajo de mí cama desde siempre, siendo práctica. Me senté en el piso, tomándola en mis piernas y limpiándole el polvo. Hacía probablemente tres o cuatro años que no la abría, pero sabía perfectamente que había adentro. Recuerdos. Me pregunté a mí misma si esto era una buena idea considerando la fecha del mes en la que nos encontrábamos y reí. De todas formas la abriría. Fui pasando algunos papeles, me encontré con algunas fotografías, Mike y yo vestidos de superheroes, yo durmiendo en casa de Ashton, mí cumpleaños número 10. Algunas fotos con mis amigas de el equipo de carreras. Algunas notas y dibujos que ellas me habían regalado. Me dije a mí misma que tenía que salir más seguido con ellas, mientras mis dedos tocaron la textura áspera de la brillantina. Miré hacia la caja encontrándome con una cartulina de un verde intenso llena de manchones de brillantina fucsia. No me acordaba de esta carta, pero supe que era en cuanto la abrí.

"Para la mejor de mis amigas en su cumpleaños número ocho. Le pedí a mamá que la escribiera por mí." Reí. Era de Luke. Todavía no leía bien cuando me la dio, así que me acuerdo de habérsela dado a mi mamá y que ella la leyera para mí. "Aunque me digas que te vas a jugar con tus amigas a las muñecas y por eso no podamos espiar a Michael en su patio trasero, te quiero y te compartiría mis Drums por siempre. Espero que tengas el perrito que tanto querías" Cuando terminé de leer estaba lagrimeando. Sin entender muy bien por qué. Algunos recuerdos llegaron a mí memoria, ese año habíamos hecho una fiesta de disfraces. Recuerdo a los chicos con trajes de los power rangers y recuerdo la cara de felicidad de Luke cuando me dio su regalo, en el cual venía incluida la carta. Había pasado un largo tiempo. Suspiré, ahora casi no nos hablabamos.

Volví a poner todo en su lugar sintiéndome  muy inestable de seguir indagando en mi pasado, pero esta vez dejé la caja en mi escritorio. Me subí a mí cama donde me acosté quedándome dormida.  

 ___

Me levanté  después de lo que fue una eternidad por el incesante golpeteo en mi puerta. Ni siquiera sabía por qué la había cerrado, si estaba sola. La abrí encontrándome con mí hermano mirándome con cara de preocupación.

-Dios, Olivia, pensé que estabas muerta.- La risa me atacó y Tobías solamente me miró con confusión. 

-Solamente dormía, idiota. ¿Qué hora es?- Supuse que serían como las dos de la tarde si mi hermanito ya estaba en casa.- Como las dos, ¿No es así?- El niño asintió.  Había logrado atravesar la mañana, aún así, todavía quedaba el dia.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2019 ⏰

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