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No busques los tatuajes en su cuerpo

Busquemos en su alma

Mi buena impresión sobre Grace desapareció en cuanto revisé la parte trasera del coche.

Encontré condones -y gracias al cielo no estaban usados- ropa interior femenina y cigarrillos. Y eso venía del chico que exigía no ensuciar nada.

Llagamos a casa en menos de una hora. Mamá estaba sentada en la banca, y, en cuanto miró el coche, se levantó y se acercó.

-Va a matarme -dije, abriendo la puerta para salir.

Terminé de ponerme el suéter, aún húmedo por la lluvia, para ocultar mis cicatrices.

-¿Elleonnor? Pensé que estabas con Ether.

-Era algo rápido -puse una mano en mi cuello, cubriendo la marca en mi piel, y le di un rápido besó en la mejilla, luego señalé a Keim-. Él es Keim Blace, un compañero de la escuela, se ofreció a traerme.

Keim sonrió, alzando un poco su barbilla como saludo. Mamá le recibió el apretón de manos, mirándolo de forma extraña, analizándolo.

Sabía lo que está pensando. Keim no tenía tatuajes o piercings -por lo menos, era lo que podía ver sobre su chaqueta, en realidad yo no sabía que era lo que el ocultaba en sus brazos- y posiblemente lo único que traía encima era su celular, su reloj y una cadena de oro que se mostraba oculta bajo el cuello de su camisa -y posiblemente algunas navajas, lo cual no era tranquilizante-.

Él lucía peligroso sin esforzarse, como alguien que evitas a toda costa en la calle. Qué sabes que va a seguirte si lo miras fijamente por mucho tiempo. Quizás yo había echo eso, y por consecuencia estaba siendo acosada de esa manera.

-Señora E -él le sonrió con picardía-Puede llamarme yerno, si lo desea -le tentó.

Mamá me miró sorprendida, y yo golpeé a Keim en las costillas con mi codo.

-¿Están saliendo?

-No.

-Sí.

Le lancé una mirada fulminante, y Keim me me sonrió de forma burlona.

Mamá llamó su atención.

-¿Trabajas, Keim?

-Tengo un trabajo de medio tiempo en una sala de juegos, es bastante aburrido.

Era un problema, ellos estaban cayendo en una conversación.

-Sera mejor que entremos -dije rápidamente.

-Oh, pero no hay prisa -dijo Keim, sonriendo-. Puedo quedarme un poco más.

Mamá asintió.

-Quédate a cenar. Y así me explicas lo que ocurrió con el coche, Elleonnor. Y también eso de yerno, Blace.

Apreté los labios, presintiendo lo que venía. Keim me sonrió mostrando los dientes, bastante divertido con la situación. Mamá entró a la casa y dejó la puerta abierta, esperándonos.

Me volví hacia Keim, que estaba a mi lado.

-No estoy dispuesta a jugar a esto -dije, mirándolo con firmeza a los ojos-. No quiero que juegues con ella, no quiero que la metas en tu juego enfermizo.

Sin apartarse un centímetro de mi, Keim dirigió una mirada ladeada a la puerta de la casa.

Lo que dijo entonces, me dejó helada.

-Me pregunto si tú madre sabe de tus cicatrices -y, fingiendo una mirada de inocente curiosidad, se dirigió hacia la casa-. Deberíamos preguntarle lo que piensa de ello, ¿no te parece?

𝐴́𝑛𝑔𝑒𝑙𝑒𝑠 𝑦 𝐷𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜𝑠  [#1/COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora