23

667 64 43
                                    

"Siete, ocho, ¿él es el monstruo?"


Tomé la estatuilla, mirando fijamente su brillo.

Sentía que habían más cosas que Keim me estaba ocultando. Me hace robar la estatuilla para que esta luego aparezca metida en una oficina del psiquiátrico. No podía confiar en él. Ni siquiera sabía para que era esa estatuilla.

—Debemos irnos antes de que nos encuentre Keim —dije, decidiendome a no encontrarme con él hasta estar a salvo con Ether.

La estatuilla no era grande; se asemejaba a un teléfono inalámbrico y cabía fácilmente en mi cintura, cubierto con mi suéter y mi chaqueta.

Ether estaba sentada en el suelo, abrazando sus rodillas y descansando

—¿Dónde está él? —preguntó, sin levantarse—. ¿Por qué se separaron?

—Te lo contaré todo si salimos de esta —hubiese deseado que Keim me dijese esas palabras antes de soltarme que era un ángel—. Vamos.

Se levantó a regañadientes y me siguió, no podía haber nadie mas, todo estaba demasiado silencioso, no había ecos de pasos ni voces. Abrí la puerta y miré alrededor para salir, regresando por el pasillo hacia las escaleras. Teníamos que bajar al estacionamiento.

.

Faltaba poco para llegar a las escaleras y yo seguía preguntándome desde cuándo el edificio era tan grande. No paraba de ver pasillos y pasillos en todas partes, y tenía que agradecer a mi sentido de la orientación por no perderme en el camino.

Íbamos a atravesar un último pasillo cuando Ether tiró de mi brazo para detenerme. No tuve tiempo de pregunta que sucedía.

—... Y la maldita pelirroja me rompió la cabeza —escuché al chico reclamando desde un pasillo.

Maldije y nos pegamos a la pared, escuchándolos acercarse.

—Eres un idiota y un perdedor —lo insultó con fastidio una voz femenina, y sospeché que era la chica de la motosierra—. Uno de los ángeles que está con ellas me encontró, por eso me volví a esta forma femenina. Pero está loco y casi me mata. Parece que al muy degenerado no le importa ni siquiera golpear mujeres.

—Deben seguir en el edificio, no podemos permitir que salgan, si esos tipos las salvan nos ira mal a nosotros con el jefe. ¿Quien era ese ángel?

—Blace. No parece para nada un ángel, por cierto. No como el otro, que al menos sentía compasión. Blace parece más demonio que tu o que yo. ¿Donde ocultaste la estatua?

—Está a unas habitación de aquí.

—¿Acaso eres idiota? —ella se detuvo— ¡Te dije que allí lo encontrarían! Debemos buscarla antes de que esos ángeles la encuentren.

Apreté la mano de Ether y nos metimos a una habitación del pasillo para ocultarnos. Los escuché correr por el pasillo y pude relajarme sólo cuando ya no escuché sus pasos.

—¿De que hablaban? —preguntó Ether, mirándome en la oscuridad—. No comprendí nada de lo que decían.

La puerta se abrió bruscamente y pegamos un gritó, echándonos hacia atrás por la sorpresa.

Keim frunció el ceño al encontrarnos finalmente. Su chaqueta estaba algo rasgada y su cabello más desastroso de lo normal.

—Eran unos veinte —aclaró al ver nuestras miradas sobre él, claramente estaba mintiendo—. ¿Están bien ustedes? Te dije que me llamaras, Elleonnor, llevo pasillos abriendo y cerrando habitación como loco; buscándolas.

𝐴́𝑛𝑔𝑒𝑙𝑒𝑠 𝑦 𝐷𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜𝑠  [#1/COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora